Infame #PGP2024

Infame| Cinco

🍓🚬,strawberry,cigarettes

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Mi cuerpo temblaba ante su presencia por la falta de poca información que obtenía de la situación. Y mis manos sudaban por desconocer los motivos de lo que me rodeaba, un motivo que se necesitaba desvelar antes de que me descubrieran. Con mis ojos repasaba una y otra vez a la pequeña niña que había tenido la dicha de ver, mis pulmones se llenaban de aire amargo al recordar su diminuto cuerpo con golpes, la incógnita me consumía, pues durante todo mi viaje a hasta llegar a mi casa, no había parado de pensar, jugueteando con la poca cordura que me quedaba, jugueteando con los miles teorías que mi mente podría recrear. 

 Cuando abrí la puerta de mi hogar, lo primero que vi fue a mi madre, se veía más nerviosa que yo, no era de extrañar pues siempre tenía esa estúpida adicción por mi bien estar y es que solía resultar sofocante, sabía que la ansiedad la consumía, pero ahora no era el momento, porque lo que creí conocer el nombre de Ian no era en realidad su verdadero nombre. 

Mi madre estaba ahí, mirándome con esos ojos asustados, paranoicos y lleno de lágrimas, singularmente inquieta, mordía su labio inferior peligrosamente, quizá para callar sus duras penas o las palabras malditas que posteriormente saldrían. Lucia preocupada, como si temiera que un secreto se revelara, como si tuviera miedo de que un secreto de por vida sea revelado, como si dudara en hablarme, temiendo por algo. 

Sus ojos tenían una mirada lúgubre, como nunca antes.

—¿A-a- akemi?— dijo más para ella misma que para dirigirme la palabra, cuestionándose si yo realmente estaba ahí, intentado convencerse de que lo que visualizaba era a su hija, intentado convencerse de que mi presencia era un alivio de lo que sea que la estaba atormentando, como una droga para tranquilizar al adicto, así estaba ella. La note sucia, como si recién hubiera salido de algún lugar lodoso, pues había varias hojas del bosque impregnadas en su ropa. 

Lo que note después de eso fue un suspiro de alivio, y antes de que pudiera hablar me tomo por mi cuerpo y me dio un fuerte abrazo. 

—Hija— su voz tambaleo— ¿dónde estuviste? — sonó de manera desesperada— ¿viste algo? ¿alguien? — ¿porque mierda me estaba preguntando por eso?, lo único que hice al escuchar sus cuestiones fue negar con la cabeza, estaba anonada por lo que acababa de descubrir y las palabras si quiera me salían, luego escuche como su voz se volvía más dura y cruel— ¿sabes qué hora es? 

Hablaba demasiado rápido, tal cual como si alguien que quiere decir toda una verdad en un solo segundo, así estaba ella. Mi mirada estaba perdida (por no decir apagada) no podía respirar ante el gran secreto que había descubierto, Ian no se llamaba Ian, vivía en un bosque alejado de la comunidad, en un bosque al que me había confesado nunca visitar. 

¿Porque ocultaba su verdadero nombre?

¿Tenía familia? 

¿Quién era esa niña?

¿Porque mis padres habían venido con urgencia a este pueblo lleno de enfermos religiosos?

Necesitaba con urgencia resolver todas mis preguntas, pero mi madre no me dejaba pensar. Teniéndola ahí con ese vestido rojo, lleno de polvo y con lodo fue lo primero que limite a hablar: 

—¿Porque estas sucia? tu nunca vistes así— la mire, y podría jurar que cuando mis ojos apenas tuvieron la agonía de mirarla, la note extraña. 

—¿De-de que hablas hija? —a diferencia suya, no culte mi hipocresía, con mis comisuras elevadas en son de burla por sus estúpidas palabras desalineadas, me reí, tenía colera, sí. No solo por el hecho de haber sido engañada por el chico que me atraía, sino porque ahora, un mal presentimiento venía a atraparme con fuerza, ahora sospechaba de todos.