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Esa misma noche el ejército subió a los navíos.

Eran cientos y cientos de embarcaciones, navegando a través del río Danubio, y abordo en el navío más grande estaban Joe, Ben, Rami, y unos cuantos soldados.

Llegar a Rodas les tomó una semana en barco, una semana fatal para Joseph, nunca se acostumbraría a los viajes en barco.

Se sintió mal los siete días que estuvieron en el mar, todo le daba vueltas y vomitaba en cada ocasión.

Por lo que cuando llegaron a tierra firme, se sintió el hombre más feliz del mundo.

Ya en Rodas, Ben llevó a su ejército al castillo de Rodas, y una vez frente a la inmensa edificación, ordenó a sus hombres y rezó rápidamente, pidiéndole a Dios que no hubiera bajas en su ejército. La noche sería testigo de su victoria.

Dentro del castillo, el  rey Luis de Hungría y su corte celebraban la boda de su hermano, que se casaba con una hermosa mujer llamada Valentina.

Era una cena de unas 10 personas, no podían hacer una celebración ostentosa debido a que estaban en guerra, aunque al rey, poco le preocupaba, dudaba de la capacidad de los otomanos, no los consideraba amenaza.

—Hemos realizado una boda pequeña —habló Luis de pie, era la cabecera de la mesa —Cuando hayamos echado al sultán de aquí, voy a prepararles una boda mas grande, será en mi castillo en Belgrado —sonrió con autosuficiencia —Vamos, disfruten, los otomanos no llegarán hasta aquí, estoy preparando una gran derrota para el sultán Ben —rió con seguridad, y la corte se le unió.

El rey alzó su copa, y todos brindaron con el.

Y afuera, el ejército esperaba la rápida revisión del área, de la cual se encargaron un grupo de hombres liderados por Joe.

—Su majestad, en el castillo está el rey Luis, es el invitado principal de la boda —le dijo Joe al rubio, que estaba montado en su caballo.

—Excelente —sonrió —¿Estás listo para la invasión?

—Estoy listo, señor —habló seguro.

Benjamín desenvainó su espada y la alzó al aire.

—¡Adelante! ¡Que Aláh nos de el honor y la gloria!

—¡Arqueros! —Rami fue el que dió la orden para que los arqueros se posicionaran frente a la fachada del castillo.

Tenían flechas con las puntas encendidas en fuego, apuntaron al castillo, y cuando Rami dió la orden, todas las flechas dieron contra las paredes del castillo, aunque algunas les dieron a los guardias que custodiaban la parte superior.

Pronto, encendieron los cañones, y las duras piedras arremetieron fuertemente con los muros, logrando derribarlos, y alertar a las personas que estaban dentro, quienes se levantaron con absoluto pánico de la mesa por el temblor repentino.

—¡¿Qué está pasando?! —le preguntó el rey a sus guardias.

—Los otomanos nos atacan, debe irse, alteza, por su seguridad.

El orgullo del rey Luis no le permitía irse, pero al ver el miedo en los ojos de su corte y al escuchar los cañones destruyendo su castillo, no tuvo otra opción que acceder, y rápidamente los guardias lo llevaron por un pasadizo secreto, que eran una serie de túneles interconectados que dirigían a las afueras de la edificación.

Los muros del castillo se volvían escombros rápidamente. Ben tenía en sus ojos determinación y sed de victoria, no aceptaría una derrota, no lo permitiría.

No podía ocultar su satisfacción al ver como la edificación se derrumbaba a sus pies.

No pasó mucho tiempo para que los soldados del bando enemigo cayeran muertos, y el castillo quedara cargo de los otomanos.

Benjamín, Joe, y un grupo de soldados se adentraron al castillo, en busca de Luis.

Llegaron al lugar donde minutos antes la corte se encontraba cenando, y Ben miraba con desdén todo a su alrededor.

—¿Dónde está Luis? —le preguntó a uno de sus hombres.

—Lo están buscando, majestad.

—No escapará ese infiel —sentenció.

Al girar la cabeza, divisó en la pared una puerta abierta, que conducía a un túnel subterráneo, y supo inmediatamente que ese túnel lo guiaría al rey, por lo que no dudó en meterse rapidamente.

Luis corría a través de los túneles, sintiendo pasos cada vez más cerca. Al cruzar uno de los túneles, se encontró de frente con dos soldados otomanos, y huyó rápidamente mientras el guardia que lo acompañaba se enfrentaba a los dos soldados.

Por su parte, el hermano de Luis y su esposa Valentina también escapaban juntos, corriendo en esos pasillos iluminados por antorchas en sus paredes.

La pareja bajó un par de escalones, y la novia corrió rápidamente, pero su esposo, al escuchar ruido cada vez más cerca de ellos, decidió regresar un par de metros para ver quién se acercaba.

Bastaron un par de segundos para que se encontrara cara a cara con Joe, quién con espada en mano, tenía en mente acabarlo.

El hombre pelinegro frente a el sacó su espada, pero no valió de nada, en un descuido Joe lo apuñaló en el estómago con su espada, y cayó adolorido al piso.

El pelirrojo no le dió importancia, moriría desangrado dentro de poco, así que caminó un par de pasos, dejando al hombre atrás.

Pero el pelinegro aún herido en el piso, tomó con sus últimas fuerzas su espada, y aprovechando que Joe estaba distraído y de espaldas hacia el, aprovecharía para matarlo.

Pero sus planes se vieron truncados. Benjamín alcanzó a Joe, lo divisó de espalda, y al ver al hombre que planeaba hacerle daño no dudó en cortarle el cuello con su espada, lo que hizo que cayera muerto rápidamente.

Joe al oír la espada y al hombre terminar de caer al piso volteó, sorprendiendose al ver a Ben. No sé dijeron nada, en cambio continuaron su camino, encontrándose a pocos metros con Valentina, quien preocupada había regresado a buscar a su esposo, pero no contaba con encontrarse de frente a los otomanos.

Paró en seco al ver a los jenízaros, a Ben y Joe.

El pelirrojo y el rubio permanecieron inmóviles. No querían verse en la posición de matar a la mujer, al verla con su vestido de novia, sintieron una pizca de lástima.

La mujer iba a retroceder, pero al ver a su esposo tirado en el piso, no dudó en preocuparse, así que se acercó rápidamente al hombre, se arrodilló y con lágrimas amenazando salir de sus ojos decía su nombre.

—Sebastián, Sebastián —lo sacudía levemente.

Ben al ver la escena, decidió ignorarla y seguir con su camino.

El rey Luis, logró salir ileso del castillo junto a uno de sus criados, se subieron a los caballos que los esperaban afuera, y huyeron lo más rápido que pudieron.

Ben llegó junto a Joe al pasillo final, el que daba hacia el jardín y por dónde Luis escapó.

Allí, Rami reprendía fuertemente a tres jenízaros.

—¡Les dije que lo buscaran por debajo de cada piedra! ¡¿No se los dije?! —gritaba el egipcio, completamente enojado.

Ben y Joe se acercaron. Rami y los tres hombres al ver llegar al rubio, rápidamente se callaron y reverenciaron ante Ben.

El egipcio le hizo una seña a los soldados para que se fueran, y estos obedecieron rápidamente.

Rami se acercó a Ben, y con algo de miedo por la reacción del rubio, habló.

—Sultán, el rey Luis ha escapado.

—Dejenlo que huya como cobarde, tarde o temprano lo encontraremos y acabaremos con el.

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⏰ Última actualización: Apr 03 ⏰

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El Sultanato Del Sol // HardzelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora