Mi Querido Novio:
Han pasado bastantes semanas desde que te fuiste, pero cada día se siente como una eternidad en la que me ahogo en la oscuridad de tu ausencia. Me encuentro perdida en un mar de lágrimas, navegando sin rumbo fijo en busca de un faro que me guíe de vuelta a ti.
Cada mañana me despierto con el peso de tu ausencia sobre mis hombros, una carga que se vuelve más pesada con cada suspiro que escapa de mis labios. Me pregunto si algún día podré volver a sentir la luz del sol en mi piel sin que me recuerde tu ausencia, si podré mirar al cielo sin sentir el dolor agudo de tu partida.
Echo de menos todo de ti, desde el sonido de tu risa hasta el roce suave de tus dedos sobre mi piel. Echo de menos la forma en que tu presencia llenaba cada rincón de mi vida, la manera en que tus palabras eran el aliento que necesitaba para seguir adelante. Ahora me encuentro perdido/a en un mar de silencio, sin nada más que el eco vacío de mi propia voz para acompañarme.
A veces me pregunto si podré encontrar la fuerza para seguir adelante sin ti, si podré sobrevivir a la tormenta de emociones que amenaza con arrastrarme hacia el abismo de la desesperación. Pero luego recuerdo que nuestro amor es más fuerte que cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino, más poderoso que la distancia que nos separa.
Sé, en lo más profundo de mi corazón, que algún día nos reuniremos de nuevo, que nuestras almas volverán a encontrarse en el abrazo eterno del amor. Hasta entonces, me aferraré a los recuerdos que compartimos juntos como si fueran la única tabla de salvación en medio de la tempestad. Te llevaré conmigo en cada latido de mi corazón, en cada lágrima que derrame por tu ausencia.
Con todo mi amor, aunque el dolor me desgarre el alma y las lágrimas nublen mi visión.
Viernes 22 de Julio de 2011
