Mar.

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Nunca entendí sus mareas, calmadas, suaves, que al mismo tiempo podrían ser ahogantes y atrapantes, atrapantes para no dejarte salir por mas que intentes escaparte. 
A mis ojos, ella era como las mujeres en pinturas elegantes, esas que están en lugares de arte caros para gente adinerada, esas que están de forma interesantemente quietas, dulces o dormidas.
Claro que bajo eso tiene un carácter apasionadamente fuerte, que me hace sentir el choque entre el suyo y el mío. 

No importa como la imagines, no se parece a nada que vieras ya, sus ojos grandes te hacen sentir una inquietante calma que igual es curiosidad de saber, ¿Qué piensa esta mujer?, ¿Qué la hace ser quien es?; tiene una voz fina, delgada, un hilo de palabras en las que podrías percibir una canción baja, calmada, y con amigos, alocada. 
Dejaba un aire perfumado, no se que era, ¿Jazmines?, ¿Vainilla?, ¿Café?. No importa que fuera, no importa que se pusiera, era la feminidad tierna y para mi, perfecta.  

Por mucho tiempo intente sin éxito, acercarme a ella, para intentar flotar en lo que percibía como olas relajantes en la que muchos flotaban, gustosos de quien era ella, lo que era el Mar. 
Claro, el sol y el mar, sería una playa perfecta y la luna solo querría ser su amiga.
Una amiga enamorada del Sol, una amiga celosa de que el sol la amara a ella en un secreto poco escondido en esa pieza transparente del cristal; Un cristal delgado que en cualquier momento se podría quebrar y dejar caer al suelo la verdad. 
Que el corazón del sol, siempre iba a ser del Mar.

cuando me rompieron el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora