No me iba a dejar.

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Noche tras noche en fiestas que nadie conoce, se sentaba a mi lado sabiendo que quería abrazarlo, me besaba, me apretaba de nuevo, me calmaba, me ilusionaba, hasta que paso.
Volví a sus brazos, volví aun con los regaños de los amigos que sabían que me hacía daño, que sabían que me estaba acabando. 
Pero mis ideas no se acomodaron y mi corazón estaba sordamente sumergido en todo ese amor curioso de saber en donde puede besar de nuevo al sol, en donde puede sostenerse si el frío de ese invierno eterno me quería recostar en el suelo. 

Sin haber disfrutado demasiado el volver de esa vez, una semana después volvería acabarse, tan pronto como el llego, se fugó. 
Sabía que lo quería, que lo quería en serio, y eso, le asusto. 

Sus amigos incitantes a ver al Mar no tenían la piedad de esperar a que mis oídos no escucharan sus palabras que se golpeaban una sobre otra en la piedra que en cualquier momento podría estallar, rompiéndose en pequeños fragmentos que me recorrerían el cuerpo quemándome, cortando mis venas hasta dejarlas secas sin un dueño a quien salvar.   

Fue por primera vez cuando quise cambiar, cuando me quise alejar. Pero no lo logre, su acercamiento a mi alma para susurrarle que de el aun estaba enamorada se aferraba; quería esperar que cambiara, quería creer en lo que sus labios le contaban. 

Se dio cuenta de que me iba. 
No me quería; pero tampoco iba a permitir que me fuera. 
Quería pisarme como cuando el hombre llego a la luna, quería clavarme el corazón y tenerlo como trofeo, como la bandera que esta en la cuna blanca que brilla en cielo oscuro cuando estas apunto de dormir. 
Cuando estas a punto de soñar y esa misma que te ve llorar, que comparte tu dolor y lo hace su enemigo, que vio mis trozos rotos y vio como se los daba a su único encanto que era un maldito. 
Al final de todo ¿Qué importaba?, igual me miro en el espejo y lo se. 
Por algo soy la luna y no el mar, por algo no me quería pero tampoco me iba a dejar. 

cuando me rompieron el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora