Capítulo 5.

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Haciendo caso omiso al niño, quién me sorprende que no haya desaparecido ya, salgo corriendo y entro inspeccionando cada rincón lo más rápido que puedo mientras grito el nombre de mi hermana y mis padres, pero no los encuentro. Subo al piso de arriba y entro en sus habitaciones, nada. En la de mis padres la cama está a medio hacer y con todo desordenado. La de mi hermana tiene peluches por todos los rincones y un dibujo a medias en el que parece salir ella con nosotros delante de la casa. Me acerco a la ventana lentamente mirando fijamente las letras escritas con sangre. El niño ha dicho la verdad y no me estoy volviendo loca. Se los ha llevado.


Salgo de la casa cerrando la puerta tras de mí, con un mapa del pueblo en la mano y muy decidida a encontrarlos. Me subo al coche familiar que estaba aparcado en la puerta y arranco en dirección al lago Holton. Antes de irme me doy cuenta de que el niño ya no está. Al principio no controlo muy bien el coche y estoy a punto de salirme de la carretera un par de veces pero poco a poco voy recordando las clases que me dieron cuando me saqué el carnet. Desde esos días no he vuelto a coger el coche hasta ahora. Lo bueno de las grandes ciudades es que puedes desplazarte hacia todas partes en el metro.

Ya por la carretera del lago tengo que encender las luces puesto que es de noche y no se ve mucho. Al encenderlas veo un rápido y extraño movimiento delante de mí y freno en seco por si es una animal o algo con lo que pueda tener una colisión, pero no ya no hay nada o al menos no lo veo. Examino la carretera que tengo delante durante un instante y vuelvo a arrancar el coche. Al hacerlo noto un fuerte golpe en la parte de atrás y me giro sin frenar el coche. Me estremezco al ver la palabra "OUT" escrita con sangre en el cristal trasero. Alarmada, acelero más aún en vez de pararme y vuelvo a notar un golpe, esta vez a la derecha. Antes de darme tiempo a mirar vuelvo a notarlo a mi izquierda. En ambos cristales está escrita la misma palabra que en el trasero.

Justo cuando estoy pasando por el lago, el golpe es directamente en la luna delantera tapándome la visión mediante las letras ensangrentadas y provocando que dé un fuerte volantazo. Tras una fuerte caída me encuentro en el coche flotando en el lago. El agua empieza a entrar al mismo tiempo que el coche se hunde. Intento abrir la puerta pero el mecanismo que tiene el coche para estos casos me lo impide. Lo más calmada posible, desabrocho el cinturón y le doy una patada al cristal delantero que se acaba rompiendo. Al salir del coche no consigo ver más allá de la orilla y tampoco veo a mis padres ni a mi hermana. Después de varios gritos de auxilio ignorados por la nada decido tirarme al agua y nadar hasta la orilla.

Una vez en el agua, nadar se convierte en una tarea complicada por el hecho de que el agua está helada acompañado de que la ropa pesa y está muy oscuro. Cuando por fin parece que estoy avanzando hacia la orilla nadando más o menos rápido noto como si algo estuviese tirando de mi pierna. Me retuerzo una y otra vez pero no consigo liberarme y lo que sea que esté tirando de mí me sumerge. Aguantando la respiración intento nadar hacia la superficie pero no soy capaz de ello y me hundo cada vez más. Miro hacia abajo y veo que lo que está tirando de mi es Agatha, vestida con el mismo camisón rosa que llevaba en la feria abandonada. Pero su expresión es distinta, es dura y su tez es más blanca con toques azulados, supongo que será el aspecto que tuvo al morir. Empiezo a darle patadas y a retorcerme de nuevo sobre mí misma hasta que por fin consigo soltarme y llegar a la superficie sin apenas aire en los pulmones. Doy una gran bocanada de aire y toso varias veces antes de empezar a nadar hacia la orilla como si la vida me fuera en ello.

Al llegar, me caigo de rodillas en el suelo al ver los cuerpos de mi hermana y mis padres tendidos en la tierra. Sus cuerpos están mojados y su color de piel es similar al que tenía Agatha. Me acerco arrastrándome y con lágrimas en los ojos. No puedo apartar la mirada de sus cuerpos inmóviles, con la palabra "OUT" escrita en sus brazos y en sus pechos mediante cortes. Ella lo ha conseguido, ha ganado. Se los ha llevado.

Dos años más tarde.

Abro los ojos y veo el mismo paisaje que todos los días desde hace dos años, cuatro paredes blancas. Intento incorporarme como puedo ya que es difícil moverse cuando tienes puesta una camisa de fuerza. Sí, estoy ingresada en un manicomio. Poco después de encontrar a mis padres y mi hermana pequeña muertos volví a Nueva York a denunciar lo ocurrido, pero nadie me creyó. Me tomaron por loca y me encerraron aquí, en este asqueroso agujero del que nunca me sacan de aislamiento y en el que los días son eternos. Si grito y me retuerzo lo suficiente puede que tenga suerte y me droguen para que se me pase más rápido el día, ayer funcionó.

Se escuchan ruidos en la puerta, parece que vienen a traerme el rico desayuno que consiste en un vaso de agua y cinco tipos de pastillas diferentes para aminorar mi supuesta locura. Puede que hoy me den la agradable noticia de poder bajar al patio con los demás enfermos mentales. Estoy entusiasmada sarcásticamente. Miro hacia la puerta esperando a que entren los auxiliares pero no entra nadie, no. Hay algo escrito en la ventanita de la puerta. Me resulta extraño por lo que hago el esfuerzo de levantarme para acercarme a leerlas. Al hacerlo noto como el miedo y el pánico se apoderan de mí. Tras dos años pensando en que por fin estaba a salvo, veo la palabra "OUT" escrita con sangre en la ventanilla de la puerta. Ha venido a por mí.

-Hola Agatha –Acierto a decir- ¿Me has echado de menos? –Una leve sonrisa se dibuja en mi rostro provocada por la locura y el temor que me produce el hecho de pensar que... Me ha encontrado.

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