Capítulo 10

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"Señor... ¿Por qué tiene que ser tan difícil el último año de escuela?" La voz provino de un joven rubio, de la misma edad y estatura que su amigo quien estaba sentado a su lado.

"Estoy muy agotado..." Hablo Takeshi mientras veía algunas gotas de lluvia caer por la ventana del salon de clases.

"Y prepárate porqué se vienen los exámenes finales..." Dijo el rubio, sentado en la meda de Takeshi.

"Y después los exámenes de ingreso para la universidad..." Dijo aún más agotado el peli negro.

"Ahhh"

"Ahhh"

Los dos se quejaron al mismo tiempo.

"¿Por qué no podemos volver a esa época en que jugar y pasar el examen era nuestras únicas preocupaciones?" Pregunto el rubio, como si con dios estuviera hablando.

"Nee... me gusta el presente" Dijo Takeshi cerrando sus ojos.

Le gustaba mucho su vida actual, sobre todo cuando hace un tiempo tuvo una de las épocas más difíciles de su vida, y que lo dejarían marcado hasta el día de su muerte.
Uno nunca sabe cuando perderá lo más valioso de su vida, es por eso qué Takeshi siempre tratara de sacar agradables recuerdos con las personas de su alrededor.

"Bueno... ¿Qué planeabas estudiar?" Pregunto el rubio sin siquiera mirarlo.

"Pero so te lo he dicho como diez veces" Alegó el peli negro.

"Una más nunca sobra"

Takeshi sólo suspiraria y contestaría a su pregunta: "No tengo una carrera clara. Pero si tengo claro que me iré al área de la salud"

"¿Médico?"

"Sería lo ideal. Pero seamos realistas, eso es difícil"

"Debes tener otras opciones"

"Odontología, quizás"

"A ver, sonríe" Dijo el amigo de Takeshi mientras hacía algunas señas con su dedo.

Takeshi sólo se limito a sonreír y mostrar los dientes, los perfectos dientes que tenía.

"Amigo mio... pues si tienes un sustento para ser dentista" Dijo el rubio mientras miraba detenidamente los dientes casi blancos de su amigo.

Takeshi dejó de sonreír, dejando de mostrar sus dientes.

"¿Y tú que pintas?" Esta ves Pregunto Takeshi.

"Abogado, compadre. Vamos a impartir justicia en este mundo" Diría sin ninguna pizca de dudas sobre su carrera a estudiar el rubio.

El timbre de la academia sonaría en varias partes del recinto, indicando el fin de la hora de recreo para los estudiantes. Eventualmente, más y más alumnos hombres iban llegando al salón de clases, cada uno dirigiéndose a sus respectivos asientos o simplemente hasta que llegara el docente encargado.

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