The Virus || Yoonseok - Pausada

capitulo 11 - momentos.

La noche estaba llena de música en la base, pues habían recibido a las tropas con comida y un poco de ambiente, aunque no era para menos, pues habían tenido la suerte de encontrar tiendas de conveniencia intactas, era como si Dios los había escuchado todo este tiempo.

Hoseok no había tenido tanto tiempo para pasear por el lugar, ya que se la pasó en el hospital provisional con Yoongi. Ninguno de los dos no lo hubiera imaginado, pero se habían acercado, incluso parecía que olvidaron lo que pasó entre ambos have años.

—Todo luces como si no ha pasado nada malo en el mundo, ¿No? —habla Yoongi mientras caminaba apoyado del pelirrojo.

—Sí… —dice sonriendo al observar.

Se podían ver niños jugando entre ellos o las pocas personas mayores que había en la base, también había quienes bailaban con la música que producían con algunas bocinas y discos que habían llevado.

—Mira, pusieron algunas bancas —dijo para que Hoseok lo dejara ahí y descansará de cargarlo —. ¿Por qué no bailas? El ambiente está para que tu cuerpo se mueva por sí solo, ¿Recuerdas?

—Eso era antes, ahora debo comportarme.

—Oh sí claro, había olvidado que ahora eres Señor Don Importante —su tono de burla era evidente, Hoseok lo golpeó suavemente.

—Qué gracioso —dice sarcástico, aunque en el fondo intentó contener la risa.

—Sí te causó gracia, no finjas. —pica sus costillas provocando que el otro no solo se riera, se carcajee.

—Sigues siendo el mismo payaso de siempre —respondió.

—A diferencia de ti, no he madurado del todo.

—No… ¿De verdad? —dice con sarcasmo.

De ese par se podían escuchar algunas risas, hacían compañía a las demás que se escuchaban alrededor, aunque la de ellos destacaba entre todas.

Una mujer que llevaba de la mano a los hermanos de Hoseok se acercó a ellos con una sonrisa, pues hace unos momentos habían estado en un círculo de lectura infantil, lo cual lo hacían para entretener a los pequeños, ya que aún no tenían programas de educación.

—Hey, ahí están —habló poniéndoles atención a sus hermanos.

—Nos contaron un cuento de dinosaurios y sus amigos.

—Sí, también nos pusieron a dibujar y pintar con témperas —agregó Jungkook.

—Eso explica esto verde en tu mejilla —le respondió mientras mojaba su pulgar con su saliva e intentó limpiarlo.

—¡Eww! —se quejó.

—Quédate quieto… —dice antes de ver a la chica con una sonrisa —. Gracias por cuidarlos.

—No es ningún problema, ellos son un amor.

—¿Mañana también iremos? —pregunta la más pequeña emocionada.

—Todos los días, cariño —le responde antes de despedirse.

—¿Oíste eso, Seoki? —pregunta contenta.

Hoseok sonrió al escuchar los ánimos de sus hermanos, hace meses no habían interactuado con niños, muchos menos haber jugado con unos, le alegraba el alma, saber que al menos tenían un poco de normalidad en sus vidas.

Un joven con uniforme militar se acercó a ellos, aunque solo iba para darle un mensaje al pelirrojo.

—El sargento Kim quiere hablar con usted, dice que es urgente.