III: Negación Y Confusión

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La tarde en Hogwarts seguía su curso normal, pero para Harry, nada parecía estar en su lugar correcto. Después de la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, había presenciado cómo Draco Malfoy había tratado de manera despectiva a Dean Thomas, un compañero de Gryffindor. Malfoy había hecho un comentario sarcástico y había reído mientras Dean se alejaba con una expresión de molestia en el rostro.

Harry observó la escena desde la distancia, sintiendo una mezcla de ira y confusión. ¿Cómo podía sentir algo por alguien que actuaba de esa manera? Se obligó a sí mismo a creer que lo que estaba experimentando era simplemente desagrado y disgusto por la actitud de Malfoy.

Durante la cena en el Gran Comedor, Harry se mantuvo alejado de la mesa de Slytherin, evitando cualquier interacción con Malfoy. Sin embargo, sus ojos se desviaban hacia el rubio de vez en cuando, captando cada gesto y expresión facial. Cada vez que Malfoy sonreía con suficiencia o hablaba con sus compañeros de casa, Harry sentía un nudo en el estómago que no podía explicar.

Cuando regresaron a la Sala Común de Gryffindor esa noche, Ron y Hermione notaron el comportamiento aún más errático de Harry. Se sentaron a su lado en uno de los sofás y lo miraron con preocupación.

"Harry, ¿estás bien?" preguntó Hermione, su tono lleno de preocupación. "Has estado actuando de manera extraña todo el día."

Harry suspiró, sintiendo la tensión acumulada en sus hombros. "Solo... no puedo soportar a Malfoy", dijo con amargura, tratando de convencerse a sí mismo más que a sus amigos.

Ron frunció el ceño. "¿Qué pasó ahora? ¿Te insultó o algo así?"

"No, no es eso", respondió Harry rápidamente. "Es solo que... no es alguien que aprecia a los demás. Lo he visto tratar mal a Dean esta tarde, y simplemente no puedo entender cómo puede ser así."

Hermione intercambió una mirada con Ron, ambos sabiendo que había más detrás de las palabras de Harry de lo que estaba dispuesto a admitir. Sin embargo, decidieron no presionarlo más en ese momento, esperando que pudiera resolver sus sentimientos por sí mismo.

Más tarde esa noche, en la privacidad de su habitación, Harry se encontró dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. La imagen de Malfoy burlándose de Dean seguía rondando en su mente, pero también estaban los recuerdos de los momentos en los que había sentido algo más que disgusto al mirar a Malfoy.

"Es imposible", murmuró para sí mismo en voz baja. "No puedo estar sintiendo algo por él. Es... es Malfoy."

Sin embargo, por más que intentaba negarlo, el sentimiento persistía. Una parte de él quería admitir la verdad, mientras que otra parte luchaba contra ello con todas sus fuerzas. La confusión y la negación se entrelazaban en su mente, formando un laberinto de emociones del que no podía encontrar una salida clara.

La mañana siguiente, Harry se despertó con el peso de la negación aún sobre sus hombros. Había pasado la noche en un estado de agitación interna, luchando contra sus propios sentimientos y pensamientos contradictorios. Se preguntaba una y otra vez cómo podía sentir algo por alguien tan desagradable como Draco Malfoy.

Después de una clase agotadora de Transformaciones, Harry se dirigía hacia la Sala Común de Gryffindor cuando se encontró con Malfoy en uno de los pasillos. Malfoy, con su típica sonrisa arrogante, se cruzó en su camino y lo miró con desdén.

"Potter, siempre es un placer verte tan... desaliñado por las mañanas", burló Malfoy, sus ojos grises brillando con malicia.

Harry apretó los puños, sintiendo la rabia burbujeando bajo la superficie. "Cállate, Malfoy. No tengo tiempo para tus juegos infantiles hoy", respondió con un tono cortante, tratando de contener su enojo.

Malfoy rió condescendientemente. "Oh, ¿tienes algo mejor que hacer que lidiar con un Slytherin como yo? Qué sorpresa."

La tensión entre ellos era palpable mientras se miraban fijamente, cada uno con sus propios pensamientos y emociones turbulentas. Harry quería gritarle a Malfoy que se alejara y lo dejara en paz, pero también había una pequeña voz en su interior que susurraba que tal vez, solo tal vez, había algo más detrás de la actitud de Malfoy que no podía entender.

Finalmente, con un gruñido de frustración, Harry se dio la vuelta y se marchó sin decir una palabra más. Caminó hacia la Sala Común, sintiendo la confusión y la rabia mezclándose en su interior. "No puedo sentir algo por él", se repetía una y otra vez en un intento desesperado por convencerse a sí mismo.

Al llegar a la Sala Común, se dejó caer en uno de los sofás y se pasó una mano por el cabello, suspirando pesadamente. Ron y Hermione lo observaron con preocupación desde el otro lado de la habitación, notando la expresión de frustración en su rostro.

"Te hizo enojar otra vez, ¿verdad?" comentó Ron con un tono sarcástico, pero sus ojos reflejaban su preocupación genuina.

Harry asintió con la cabeza, sin querer entrar en detalles sobre su encuentro con Malfoy en los pasillos. "Es un idiota", murmuró con amargura, más para sí mismo que para sus amigos.

Hermione se acercó y se sentó a su lado, poniendo una mano reconfortante en su hombro. "Harry, sé que es difícil, pero no dejes que Malfoy te saque de quicio. No vale la pena tu tiempo ni tus pensamientos."

Harry asintió, agradecido por el apoyo de sus amigos, pero aún así, en lo más profundo de su corazón, seguía cuestionándose sobre lo que realmente sentía hacia Draco Malfoy. La negación seguía siendo su escudo, pero por cuánto tiempo podría mantenerlo en pie, era una incógnita que solo el tiempo y sus propios sentimientos podían responder.

El Perfume de la Pocion Amortentia - DRARRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora