Matías se detiene ante la entrada de su hogar, contemplando la fachada con una mezcla de asombro e incredulidad. La realidad de que esa estructura moderna y elegante sea suya aún no termina de asentarse en su mente. La vida antes de este cambio era más sencilla, en una vivienda humilde en las afueras de Paraná. Pero ahora, se encuentra frente a una residencia de diseño vanguardista, creada a medida por sus padres, que se materializó apenas unos meses antes de su mudanza. La casa está equipada con todas las comodidades de la era actual, incluyendo un avanzado sistema de domótica al que nombraron Mary, una inteligencia artificial desarrollada por ellos que administra casi todos los aspectos del hogar. A pesar del entusiasmo tecnológico que comparten en familia, aún no han adquirido un robot asistente; su elevado costo y la controversia en torno a sus capacidades los hanmantenido al margen por ahora. Rodeado por un terreno extenso y boscoso, con rincones aún inexplorados por él, se aproxima a la puerta y saluda a la IA con familiaridad.
—Mary, llegué.
La puerta se abre y una voz en off femenina le contesta:
—Hola, Mati.Al entrar ve a su mamá que está sentada frente a la computadora del escritorio. Ella deja lo que está haciendo y se acerca a saludarlo.
—Hola Mati. ¿Cómo te fue?
—Hola. Bien.
Ambos van hacia la cocina y mientras abre la heladera, Matías pregunta:—¿Hay algo para comer?—En un rato va a estar la comida —le responde Claudia mientras remueve una salsa sobre la hornalla—. A la tarde va a venir Alejandra. Tenemos que arreglar unos detalles de un proyecto, y a la noche el Sr. Brown nos invitó a un cóctel por el acuerdo que logramos hoy en la empresa.Matías, mientras mastica algo que sacó de la heladera, se acerca a la computadora del escritorio y contesta con la boca llena.—Si. Me comentó Lucía. Ella también viene porque tenemos que hacer un trabajo de física.—mhm... —contesta Claudia sonriente.Matías se sienta frente a la computadora y lee extrañado:—¿"Proyecto apocalipsis..."? ¿Qué es esto, má?Claudia se apresura a llegar y cierra rápidamente la ventana en la computadora.—Eso no es cosa tuya, ¡chusma!Matías aprovecha un rato antes de que esté el almuerzo para conectarse a un juego on line con su mejor amigo, Gustavo, que reside en Paraná.—Tavo, ¿cómo vá?—¡Locooo, ¿qué hecéee?! ¿Cómo van las cosas por ahí? ¿Todo tranqui? —contesta Gustavo.—Todo bien, un poco enquilombado con elestudio, pero ahí vamos... ¿jugamos?Ellos comparten una amistad inquebrantable desde la infancia. Matías, con su agudeza intelectual, frecuentemente se convertía en el faro de Gustavo en el mar de las tareas escolares, donde a menudo encontraba tormentas. A cambio, Gustavo, con su imponente presencia, era el escudo protector de Matías contra los embates de los abusones del colegio. Nunca necesitaron verbalizar su alianza. Fue un pacto silencioso, un acuerdo tácito, un entendimiento implícito entre los dos que no requirió ser expresado verbalmente. Este tipo de acuerdo basado en laconfianza mutua y en el entendimiento compartido se presume a partir de las acciones, comportamientos o circunstancias entre los dos amigos. Lo mismo ocurría a la hora de pagar la cuenta cuando salían a comer, o tomar algo, turnándose entre ambos, aunque nunca lohayan discutido. Su amistad se forjó en un aula de tercer grado, con el paso de los años, esa amistad se convirtió en el ancla de Matías durante la tempestad de la adolescencia. Gustavo creció en fuerza y estatura, convirtiéndose en un gigante gentil que ningún provocador osaría desafiar, y menos aún a Matías, a quien defendía con una lealtad férrea y sin condiciones.Un rato después, se escucha la voz en off de la IA del sistema de domótica:—"Abriendo portón de entrada".El auto de Jorge ingresa a la cochera.Claudia termina de preparar la mesa y llama a Matías desde la cocina:—¡Mati, a comer!Matías se despide de su amigo, cierra la sesión del juego rápidamente y corre a la cocina.En el almuerzo, mientras charlan de cómo les fue en cada una de sus actividades, la pantalla de la sala está encendida y se escucha a un periodista del noticiero local:—"Se agrava la situación entre Rusia y EEUU,se teme que la cadena de sucesos desate una guerra deproporciones catastróficas ante la atenta mirada deChina y la Unión Europea..."Jorge abre debate:—Se va a pudrir todo.Claudia le resta importancia como para no preocuparlos.—¿Vos decís? Yo no puedo creer que lleguen a tanto. No le conviene a nadie una guerra de esasproporciones.Jorge tiene sus dudas, esta vez parece ser más seria la situación.—Ojalá que no pase nada.Claudia trata de ponerle un poco de humor.—Tranquilo, sólo son dos "machirulos" que están viendo quién la tiene más larga. ¡No va a pasar nada! Las risas distienden la preocupación que implica una hipotética situación conflictiva de escala mundial.Unas horas más tarde Alejandra y Lucía llegan a la casa. Se saludan. Claudia y Alejandra se quedan abajo viendo algo en la computadora y Matías sube a su cuarto con Lucía.En su la habitación él saca unos libros y unos cuadernos de su mochila.—¿Qué te parece si vemos algo de física que vamos atrasados?Lucía se saca la campera, lo rodea por el cuello con sus brazos y muy resuelta demuestra que no son esas sus intenciones.—O, podríamos hacer otra cosa...Ella besa a Matías que se paraliza por el miedo.Él se deja llevar por la situación antes de que sus nervios lo traicionen.Mientras tanto, abajo, Claudia y Alejandra siguenobservando y analizando en la pantalla de la computadora.—Yo ya tengo los prototipos en línea listos para ser probados, —dice Claudia— ¿y vos?—Si, yo también. Che, ¿no te parece medio raro que la empresa nos entregue estas cápsulas? Qué sé yo, a mí me parece sospechoso. Encima con todas esas recomendaciones y "top secret" y todo eso... ¿Vos qué creés?—No sé. Sí es raro, pero según dicen es un programa a nivel mundial. De todas formas, poder tener estos prototipos para probar puede proporcionarnos una experiencia invaluable. Creo yo.—Sí, pero ¿por qué estarían en un proyecto al quellaman "Apocalípsis"?—Eso sí es raro, pero convengamos en que este tipo es bastante raro.—Eso es verdad. ¿Pero creés que tenga que ver con un apocalipsis real?—No sé, porque no lo especifican. Según dicen todo está dentro de un protocolo que nos van a hacer llegar.Matías y Lucía terminan de vestirse y ella puede ver en la computadora de él ventanas abiertas con información sobre inteligencia artificial y Assist-bots.—Por lo que veo, estuviste investigando.—Sí. ¿Sabías que tienen una "caja negra"?—¿Cómo una caja negra?—Sí. Es un sistema en el que se desconoce la forma en que se procesa la información. Es decir,nosotros podemos ver la entrada y la salida del sistema —señala en la pantalla—, pero no podemos ver la forma en que se procesa la información.—¿Eso significa que, aunque puede producir datos precisos, no sabemos cómo llegó a esaconclusión?—Exacto.—Pero eso puede ser un problema, como ya dije, en la toma de decisiones de estos... "electrodomésticos con patas".Él sonríe.—No sé. A mí se me hace que esto de la caja negra es más como "el libre albedrío" de las IA —dice Matías.—¿Libre albedrío? ¿Vos creés que tienen libre albedrío?—No sé. Noté algo raro en la reacción de Johan hoy. ¿Vos te diste cuenta?—¿De qué hablás?Matías comprende que ella no comparte sus inquietudes y pensamientos con respecto a lasinteligencias artificiales por lo que decide no insistir al respecto.—Quizás sean sólo ideas mías.Con un enérgico comentario, ella confirma la discrepancia con Matías al respecto:—No me caen bien estos robots asistentes. Me parece que me voy a unir a esas organizaciones de lucha contra ellos...Los dos sueltan una risa distendida.Lucía husmea por la habitación de Matías y ve algo que le llama la atención.—¿Qué es esto? —pregunta sosteniendo en susmanos un cilindro metálico que se parece a un termo para agua caliente, pero con una base voluminosa con cables y circuitos a la vista.—Es un proyecto en el que estoy trabajando. Es un termo que calienta agua, pero inalámbrico.Lucía sonríe.—Siempre inventando cosas raras vos.Matías le muestra el funcionamiento girando la parte inferior de la base y el termo comienza a calentar el agua.—¿Ves?—¿Para qué inventaste eso?—Para no bajar a calentar el agua cuando estoy acá, o para cuando salgo y se me termina el agua caliente.—¡Qué raro que tus inventos tengan que ver con el mate! —exclama Lucía y los dos vuelven a reír.Un rato después, Alejandra sube por las escaleras para buscar a Lucia.—¡Lu, vamos!Abre la puerta de la habitación y ambos están con los libros abiertos sobre la cama. Lucía junta sus cosas y mientras su mamá baja aprovecha para darle un beso a Matías que se queda con una sonrisa nerviosa dibujada en su cara.—Chau. Después nos vemos —dice ella con una sonrisa cómplice.—Chau —contesta él todavía un poco confundido y sorprendido por la situación.Más tarde esa noche, Matías presencia el cóctel que invitó el Sr. Brown junto a sus padres.Claudia se separa por un momento de ellos y vuelve con una sonrisa, guiando a su jefe entre losinvitados hasta donde está su familia para presentarlos.—Él es mi esposo Jorge y él es mi hijo Matías —dice con la voz cargada de entusiasmo.—Encantado de conocerlos —dice el señor Brown mientras les estrecha la mano.Los saluda a ambos y se detiene en Matías.—Tu mamá me habló mucho de vos. Dice que sos un chico muy inteligente.Matías sonríe un poco avergonzado. El Sr. Brown le resulta un tanto intimidante.Es un hombre alto de ojos claros y mirada penetrante. Proyecta una imagen de autoridad ysofisticación. Vestido con un elegante esmoquin negro y sosteniendo una copa de vino, transmite una sensación de éxito y refinamiento. Su cara está oculta detrás de una barba perfectamente recortada y unos grandes anteojos no muy oscuros, lo que añade un aire de misterio y distancia.A pesar de su éxito empresarial y su dominio sobre múltiples empresas tecnológicas, no teme mostrar su excentricidad. Su actitud se percibe como pedante, dada su aparente indiferencia hacia quienes lo rodean, y su presencia es intimidante, quizá por su poder y cómo maneja su entorno. La configuración surrealista de su imagen refuerza la idea de Matías de que es alguien con una personalidad a tener en cuenta en un mundo donde la tecnología y la tradición colisionan de maneras inesperadas.El señor Brown continúa:—Quizás algún día puedas trabajar para mí y demostrar tu talento.—No es para tanto —contesta Matías un poco avergonzado—, vio cómo son las madres...Las sonrisas distendidas se detienen de golpe con la repentina actitud seria del Sr. Brown que insiste:—No seas tan humilde, ella me mostró algunas de tus ideas y me parecen muy interesantes.Lamentablemente debo viajar esta misma noche, no puedo estar acá mañana, pero ya tendremos oportunidad en el futuro de conversar, si te parece.Matías un poco sorprendido contesta tímidamente:—Si, claro.El encuentro con Brown desconcierta a Matías que no entiende bien a qué se refería con loscomentarios que Claudia le habría hecho sobre "sus ideas". Piensa en cuestionar sobre el tema a Claudia, pero considera que no es el momento ni el lugar apropiado, por lo que decide dejarlo para hacerlo al egreso en su casa.Más tarde, Matías sale un rato afuera a contemplar la noche y tomar un poco de aire.Se apoya en una baranda y observa el cielo estrellado. Es una noche fresca, aunque a esta altura del año comienza a hacer frío en la zona de precordillera, el verano parece haberse extendido un poco esta vez y el clima es mayormente templado. Una de las primeras noches frescas es algo para aprovechar antes que el invierno obligue a los residentes a refugiarse de las primeras nevadas.Lucía lo ve, se acerca y se apoya en la baranda junto a él.—Vi que hablabas con el Sr. Brown...—Sí. Me ofreció trabajo —dice Matías sonriente.—¿En serio?—Si. Es raro, ¿no?—Quizás es un cazatalentos... —reflexiona Lucía.—O quizás tenga miedo de que algún día sea su competencia... —dice Matías a modo de chiste.Ambos se miran y comienzan a reír a carcajadas.Él recuerda las inquietudes de Lucía con respecto a los robots asistentes y cree que ella podría aprovechar la situación.—Podrías hablar con él sobre tus dudas acerca de los Assist-bots.—Si, claro —responde con un tono sarcástico—. Como si fuese a llevarme el apunte...Su respuesta sorprende a Matías y le parece extraña. Más que nada por tratarse de Lucía. Creyó que ella no desaprovecharía la oportunidad de hacerse notar con alguna de sus acciones anti-robots frente al mismísimo creador de los "electrodomésticos con patas"como ella los llama. Vuelven a entrar al salón, Matías ve a Alejandra que le hace un gesto a Lucía frunciendo el ceño y comprende el porqué de la actitud recatada de su amiga.Tal vez Alejandra la habría amenazado para que se comportase adecuadamente. Es lógico pensar eso, ya que le había costado mucho conseguir su puesto en la empresa junto a Claudia quien habría insistido para que la acepten a las dos juntas.La velada transcurre con normalidad y por suerte, Matías no se vuelve a cruzar con el señor Brown.En realidad, se esforzó en tratar de evitarlo el resto de la noche. No quería verse inmiscuido otra vez en una situación incómoda y engorrosa.La mañana siguiente, la familia se prepara para salir. Matías toma mate. Claudia y Jorge desayunan con café y tostadas mientras organizan sus elementos para el día, cuando de repente se escucha en la tv a un periodista en el noticiero mientras se ven imágenes deexplosiones nucleares:—"Esto está pasando en este momento, las imágenes son elocuentes, Rusia y EEUU acaban deiniciar ataques nucleares entre sí. Nos informan que también hay detonaciones en Francia, Alemania, Gran Bretaña, China, Japón, Corea..."Los tres se miran atónitos sin entender todavía la situación.El celular de Claudia suena de una forma extraña que nunca habían escuchado. En la pantalla de este, se puede ver una notificación que dice: "ALERTA, protocolo de activación. Proyecto apocalipsis en marcha"Claudia no entiende bien qué pasa.—¿Qué carajo? —exclama mientras mira su teléfono— No puede ser...El periodista continúa:—"No se sabe con exactitud quién inició y cuál sería la magnitud..."De repente la señal se pierde y la pantalla muestra sólo estática. Un segundo después, la luz de la casa se corta.Matías mira su teléfono asombrado.—No tengo Internet ni señal.En ese momento, deciden salir al patio trasero para ver si se veía algo que les pudiera dar un indicio de la magnitud de los hechos.Un incómodo silencio se apodera del ambiente.Una tensa calma como prediciendo lo que está a punto de ocurrir.Extrañamente no se oye ni los cantos de las aves, ni el característico zumbido del viento en la copa de los árboles. Entonces, una luz blanca cegadora los pone en acción.Claudia grita:—¡Vamos al bunker, rápido!Matías no entiende qué pasa.—¿Qué bunker? —pregunta con sorpresa.Antes de terminar su pregunta, Jorge lo toma del brazo y todos corren hacia el cobertizo.Matías tropieza y se cae. En ese momento mira hacia atrás y puede ver como una onda de choque que destruye todo a su paso seguida por una bola de fuegorecorre el valle hacia donde ellos están.Jorge lo levanta de un brazo y continúan corriendo.Entran al cobertizo y detrás de unas cajas hay una puerta. Claudia la abre, los hace entrar y cierra rápidamente la puerta. En ese instante, la onda de choque hace volar en pedazos el lugar.Cruzan una segunda puerta. Claudia la cierra y acciona una manivela junto a ella y se escucha un ruido como a succión que parece extraer el aire del primer compartimento del Búnker.Una vez adentro, se miran unos a otros sin poder reaccionar.—¡¿Qué carajo pasa?! —pregunta Matías asustado.
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EL FIN DE LA ERA OSCURA.
Ficção CientíficaMatías se ve obligado a entrar en criosueño cuando el mundo se desmorona por una guerra nuclear. Su madre, una científica que trabaja en una empresa que investiga la criogenia en humanos, logra salvar a su familia de la catástrofe. Pero cuando Matía...