Capítulo 7

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Al día siguiente en la escuela de camino al laboratorio de química me encontré con Alan, esta vez ni si quiera me volteó a ver, estaba muy concentrado en su cuaderno, me senté en uno de los bancos, saqué también mi cuaderno y en lo que empezaba la clase me puse a dibujar, de vez en cuando lo veía de reojo, me gustaba mirarlo así, con la vista baja y ¿felíz?bueno, sonriendo, pero sin mostrar los dientes, parecía tan pacifico y se veía muy muy lindo.... 

-¡Oh dios!- ¿qué estoy haciendo? no me dí cuenta de que llené toda la hoja de corazones con su nombre y oops... creo que ¿grite? ¡ay nooo!, voltee a ver a Alan para cerciorarme de  si me había escuchado y efectivamente me estaba mirando con el ceño fruncido. De la impresión di un salto, el banco se movió y de tonta fui a parar en el piso; Todas mis cosas salieron volando, no sé que era peor: Que me doliera el coxis horrible o que Alan estuviera viendo la causa por la cual pasó todo esto. 

Alan solo recogió mis cosas, sin decir nada sobre el cuaderno, sentí como se me subía la sangre a las mejillas, me moría de vergüenza mientras que aún seguía tirada en el suelo.

- Te ayudo - me tendió su mano cálida y me ayudó a levantarme, me dió mis cosas y se quedó ahí parado. 

-Gracias- Le dijé yo, no podía ni mirarlo a los ojos, y de los nervios salí corriendo del laboratorio. Me dirigí al patio pensando en lo que me ocurría, la verdad era muy guapo, y me agradaba  creer que posiblemente tal vez yo era la única, dentro de la escuela, que presenciaba sus actos heroícos. Pero eso no cambiaba nada, además el nunca se fijaría en alguien como yo, para eso tiene a Kenia, ella si que es de su estilo.... ¿qué me pasa? ni si quiera es como si a mi me gustara, solo debe ser agradecimiento por lo que ha hecho por mí, y tomando en cuenta de que nunca ningún otro chico ha sido así conmigo pues eso debe ser, me hago fantasías. 

Fuí a la cafetería a comer, ya que estaba claro que despúes de haber transcurrido media hora, no iba a entrar a la clase.

Me senté en una banca de afuera para ver como chicos y chicas "normales" socializaban entre ellos. Después de un rato, escuché a alguien gritar:

-¡Hey chica cuidado!- 

Cuando me iba a parar de la banca, sentí un chorro de agua helada cayendome en la espalda.

-¡Oye! ¿qué te sucede?- Le dije enojada al chico que me había gritado hace unos segundos.

- Lo siento de verdad, es que llevaba mi refresco bebiendo cuando patinaba con esto-  y me enseñó su patineta. - y sin querer choqué con ese bote de basura y bueno... lo derrame en ti. Pero te puedo invitar un refresco para compensarte, ¿qué dices?- 

- Estoy empapada de atrás, ¿cómo voy a ir a clases así?-

-Oh, ten, te puedo prestar mi camisa.- Se quitó la camisa de botones que traía encima de otra y me la dió.

- mmm... no, no se, eres un extraño.- Le dije todavía enojada.

- Oh si, me llamo Jos, ¿entonces que dices am...?.-

- _________ - Le sonreí, parecía muy agradable. - Esta bien- Tomé la camisa me la puse y pasé por delante de él. -Vamos, yo quiero el mío de naranja-. 

Estuvimos platicando sobre cosas de la escuela, burlandonos de los maestros y haciendonos bromas, la verdad que era un chico muy divertido. Cuando terminó el descanso, me acompañó al salon donde me tocaba inglés, ibamos en el mismo grado, pero diferente grupo así que solo nos despedimos y se fue.

Me senté donde siempre me sentaba hasta atrás, Tami me siguió y se sentó conmigo.

-Hola ______, ya te vi eh, ¿quién era ese muchacho?- Me dijo Tami con una sonrisa.

- Amm un amigo, se llama Jos, creí que tu conocías a todos.- Le dije entre jugando y no, porque era verdad, ella conocía a la mayoría.

- Pues no, a él no, de hecho nunca lo había visto, debe ser nuevo, luego me lo presentas. Pero... uuuy ¿te gusta? nunca te había visto tan divertida con un chico.- Me dijó como en ese tono de burla que se hacía en la primaria cuando te gustaba un niño.-

-Jaja no Tami, nos acabamos de conocer, aunque debo admitir que sus ojos son hermosos.-

- Si quieres lo puedo invitar a mi fiesta para que vaya contigo.-

-Pues como tu quieras Tami, es tu fiesta.- Le dije sonriendo. La verdad no me gustaba pero si estaría bien que lo invitara, así al menos no estaría sola.

- Bien, pues mañana me lo presentas y lo invito.-

Cuando llegó el maestro, recordé lo que había pasado en el laboratorio, mire a Alan y vi que él tambien me estaba viendo, ¡pero como enojado!, ¿se habrá molestado por los corazones? y si no es eso, no tengo idea.

Las últimas 2 clases después de eso se pasaron muy aburridas. A la hora de la salida me fui directo al hospital. Este día como no fue una de las enfermeras, me dijeron que la supliera platicando con una niña muy tierna, su nombre era Lila, debía de contarle cuentos o jugar a lo que ella quisiera. Estaba en silla de ruedas pero siempre estaba sonriendo, era muy linda. 

-Hola Lila, mi nombre es _____. ¿quieres jugar a algo?-

-¡Si! juguemos a las muñecas, tu eres esta y yo esta de acá porque es mi favorita-

- Bueno pues- Nos la pasamos jugando mucho tiempo, ya había olvidado lo divertido que era, cuando llegó la hora en que Lila debía comer, se la llevaron pero antes me dijo. - Mañana vendrás a jugar conmigo, ¿verdad?, mi hermano nunca lo hace y la enfermera Liz nunca quiere hacerlo- me miró con una carita muy linda, la otra enfermera me miró sonriendo mientras asentía la cabeza para que le dijera que sí. 

-Claro pequeña, mañana nos vemos.- ella se puso muy feliz y me dio mucho gusto a mi también.

Fui a limpiar el area que me tocaba recoger a mi y para mi buena suerte Alan no estaba, así que me puse mis audifonos a escuchar un poco de música, eso me hacía hacerlo con más ganas, ya que estaba cansadisíma. Y después de un rato sin darme cuenta ya estaba bailando y cantando como en mi casa mientras trapeaba el suelo. Cuando terminé por fin, me quite los audifonos y escuché un golpe en la mesa, me sobresalte por el ruido y me gire para ver que había sido eso o más bien quien...

- ¿mm.. por...por qué golpeaste la mesa?- y como ya saben quién es el que me pone así de nerviosa, pues ya sabrán quien es. Alan no respondió, se quedó callado mirandome y con la respiración acelerada se acercó a mi, me tomó de la cintura con una mano, me acorralo contra la pared y posó la otra mano en ella, ambos nos mirabamos a los ojos, no se que le ocurría pero se había vuelto mi mayor debilidad, con él no podía hacer nada. Lo tenía tan cerca de mi que podía sentir su respiración, en ese momento tenía tantas ganas de besarlo y sé que el tambien por como me miraba los labios y se acercaba cada vez más a mi boca, cuando estabamos a nada de hacerlo, se abrió la puerta de la sala y nos separamos inmediatamente. Era don Armando que había presenciado ese momento, me sentí muy apenada. Alan solo salió de ahí sin decir nada y dejandome sola. 

-No quiero que esto vuelva a ocurrir en sus horas de servicio  __________-

- Lo siento señor, no volverá a suceder- Y aunque no pasó nada, a espaldas supongo que se vio como que sí.

Cuando terminó mi tiempo, me fui a casa, no puedo creer lo que pasó allá adentro, no se porque es así conmigo, vaya que me confunde pero no quiero enamorarme de él, no quiero a alguien así en mi vida, así que haré como que no pasó nada y dejare de pensar ya en eso y en él, no puedo... enamorarme de Alan Navarro.




Ángel Cruel ( Alan Navarro y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora