ᴇʟ ᴘᴀ́ᴊᴀʀᴏ ᴇɴ ʟᴀ ᴊᴀᴜʟᴀ | ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀsᴇ ©

Capítulo IV: Lo que es un privilegió

Taehyung.

Toda mi vida seguí ordenes de como debía comportarme, llevar un control estricto de mis emociones, no dejar que estas me sobrecargaran y me hicieran mostrar ese lado vulnerable que tenia como persona. Tu posición es un privilegió, Taehyung. Mi madre siempre me decía esas palabras, para ella valía más su posición que todo lo demás, Ana Janssens odiaba los errores, la debilidad humana y nunca estuvo dispuesta a perder nada de lo que había conseguido, ni siquiera por su propio hijo.

Solo llevaba tres días en Neumann y ella ya comenzaba a atosigarme con llamadas cada dos horas, todas con el mismo sermón de iniciación que jamás cambiaba. Mi madre había hecho que odiara muchas cosas de mi, todo lo que a ella no le parecía correcto lo tomaba y moldeaba a su antojo, y yo debía callarme, aceptar todo porque ella era mi autoridad y yo era el hijo de una figura publica muy importante para el pais. 

Recompuse algunos mechones de mi cabello que se habían despeinado con la reciente platica que había tenido con ella y del lado de mi despensa del baño saque un pote de pastillas, tome dos y las trague en seco, eran paroxetina, otro favor que me había hecho mi madre y que estaba convirtiendo mi vida en una montaña rusa.
Me mire por última vez al espejo y salí de ahí, la hora del desayuno había pasado así que me dirigí a mi primera clase, aunque mi estómago estaba revuelto y no creía que pudiera comer algo sin devolverlo al final.

En el salón me encontré con Hoseok esperándome en su lugar, me senté en mi puesto junto al suyo y la profesora de cálculo entró casi seguido de mí, dio los buenos días, una pequeña introducción y prosiguió a escribir en el tablero el tema junto a algunos ejercicios que luego explicaría.

-¿Estas bien, Tae?- Hoseok me habló en medio del silencio qué gobernaba en el salón mientras todos tomaban sus apuntes.

- ¿Por que no lo estaría?

- No bajaste a desayunar- resaltó mi falta en el comedor esa mañana- Y Jimin me dijo que te escucho hablar con Ana por teléfono.

Suspire dejando el bolígrafo a un lado y mire a Hoseok con ojos cansados.

-No tenias porque saber eso- le dije y una mueca se dibujo en sus cálidas facciones.

Hoseok siempre me había parecido un chico radiante, con una aura tan cálida que me hacia sentir en paz. Yo por otro lado no tenía nada de eso, tal vez cuando era niño lo tuve, cuando aún no era consiente del peso que mi madre estaba poniendo sobre mis hombros, pero ahora había desaparecido y me estaba matando, a mí y a mi lobo que cada día se interesaba menos por hablarme, sin embargo cuando Hoseok estaba aquí conmigo, esa pequeña llama de calidez me envolvía y me hacia sentir vivo nuevamente.

Sabía lo que estaba pasando, me había enamorado de Hoseok y mi lobo tenía una impronta con él, a pesar de que no poseía un animal en su interior el cual le correspondiera, el mío había buscado la manera de sobrevivir y lo único que encontró a lo que aferrarse había sido este chico junto a mí, y no lo culpaba porque yo también había hecho lo mismo.

Al comienzo pensé que era una simple dependencia, pero más tarde descubrí que no era así, por lo menos no del todo.

- Tae- sonó como cada vez que tenía alguna reprimenda qué echarme- No hagas esto, soy tu mejor amigo.

Exacto, eso era lo único que había recibido de su parte y lo agradecía, pero yo quería más, siempre necesite más.

- Lo sé- le sonreí con un nudo en la garganta, aguantando esas ganas tan arrolladoras de echarme a llorar- No te preocupes, si me pasa algo voy a contártelo.

Mentiroso.

- ¿Lo prometes?

Mentiroso.

- Lo prometo.

Mentiroso.

Hoseok me miro con ojos suaves y mi corazón cayó un escalón más en sus redes.

Así es, soy un mentiroso.

Aclaro que en esta historia la impronta es cuando el lobo crea un lazo con otro animal o persona- en este caso- y esto se puede dar por diferentes factores emocionales que experimenta el individuo y que afectan al lobo. No es algo que se pueda controlar y solo les sucede a los cambiaforma, por eso los betas no pueden crear lazos con nadie, aún si un alfa u omega tuvo una impronta con ellos, no podrán sentirlo.