Capítulo 5

85 17 6
                                    


Ring. Ring.

- ¿Quién jodidamente llama a estas horas? – Refunfuñó el castaño removiéndose de la cama. - ¡Joder! Ya voy, ya voy... - Alargó la mano y cogió el teléfono. - ¿Por qué diantres me molestas a estas horas? ¿No puedes esperar a decírmelo por la mañana? Más vale que sea una urgencia sino te daré un buen motivo para ir al hospital. – Dijo con todo el mal humor posible cuando descolgó.

- No me dijiste que tenías muy mal humor al despertar.

- ¿En serio esas cosas se dicen? – Se acurrucó debajo de las sábanas haciendo que la persona al otro lado escuchara las sábanas contra el micrófono. – Tendría que estar prohibido por ley interrumpir el sueño ajeno, y más si es de madrugada.

- Puedes presentar una solicitud con esa propuesta al gobierno. Quizás te hagan caso. – Arthit escuchó el tono divertido en la voz del otro lado.

- ¡Espera! – Se sentó de golpe sacándose las sábanas de encima como pudo. - ¿Quién eres? Ninguno de mis amigos me diría semejante cosa.

- Por fin te das cuenta. Buenas noches, Arthit.

Arthit entendió por fin al escuchar la suave voz susurrándole en el oído.

- ¿Kongpob? ¡Espera! ¿Qué...?¿Qué demonios quieres a estas horas?

- Por fin me has reconocido, me alegro. – Arthit escuchó la suave risa del moreno. – Me ha costado mucho conseguir tu número.

- Sea lo que sea, me lo puedes decir por la mañana. – Arthit se pasó la mano por el pelo. – ¿Sabes qué hora es?

- Por supuesto, es la hora que me dejes conquistarte.

- ¿Qué? ¡Joder! Me he acostado con un acosador. Por qué eres un acosador, ¿no?

- ¡¡No!! Solo quiero que nosotros nos conozcamos un poco más...

Pero Kongpob se quedó callado, no sabía que más decir. Después de todo el día buscando desesperadamente el teléfono, realmente estuvo contento y feliz cuando por fin lo tuvo en su poder. Ahora podía contactar a ese castaño que tanto había llamado su atención y con la intención de preguntarle porque lo dejó plantado la otra noche, sin más, le llamó. No se fijó en la hora, solo pudo coger el teléfono y llamarle. Pero lo que no imaginó es que al escuchar al adormilado castaño despotricar gruñonamente, lo encontraría todavía más adorable que antes.

- Creo que... - Arthit empezó para romper el hielo.

- ¡No me cuelgues, por favor! – Kong no quería dejar de escuchar esa voz.

- ¿Qué quieres? – Preguntó realmente molesto el menor.

- Una cita.

- ¿Qué? ¡No!

- ¿Por qué? – Preguntó el mayor sorprendido.

- Porque solo fue un rollo de una noche. Un revolcón rápido. Sexo sin compromiso. Solo fue eso.

- ¿Significa eso que no quieres conocerme?

- No. – Arthit silenció con rapidez.

- ¿Seguro? Soy un buen partido.

- Bien por ti, pero no me interesa. Ahora solo me interesa dormir.

- Está bien. Te propongo una cosa. – A Kongpob se le ocurrió una idea y empezó a sonreír con malicia.

- ¿Por qué haría un trato contigo?

- Porque así colgaremos y podrás volver a dormir.

Arthit bufó.

Error de internetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora