Capítulo 9

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Kongpob observaba muy concentrado la pantalla del ordenador mientras clicaba desesperado cuando sonó el teléfono.

- ¿Si? – Contestó automáticamente sin apartar los ojos de la pantalla.

- ¿Hablo con el sr. Suttilack?

- Si, con él habla.

- Le llamo en representación de la aplicación Love Match. Me comunico con usted para pedirle disculpas por las molestias ocasionadas, pero debido a que un virus afectó al sistema el pasado viernes, el programa empezó a enviar correos con citas al azar, llevando así muchas solicitudes por error, como fue su caso.

- ¡Vaya, que grave! ¿Tengo que hacer algo?

- Realmente no, pero me gustaría decirle que la cita que tuvo usted en el club el pasado viernes por la noche, no tendría que haberse llevado a cabo.

Kongpob no supo que decir. Se había quedado completamente perplejo. ¿Eso quería decir que ese muchacho castaño revoltoso y adorable que le había robado el corazón, no tendría que haberlo conocido? No podía creerlo.

- Disculpe... pero...

- Verá, llevamos unos días arreglando el sistema y clasificando los mails que el sistema envió por error. Perdón la tardanza, pero son muchos correos. Además, advertirle que recibirá un correo electrónico con la cita que tendría que haberse llevado a cabo el viernes pasado. Y para compensarlo, verá que en ella, hay una invitación a una cena para usted. No le quito más tiempo. Gracias por su atención y que tenga un buen día.

Kongpob siguió con el teléfono en la oreja varios minutos después de que aquel muchacho le colgara. ¿Realmente lo decía en serio? No, no podía creerlo. Había notado que muchas cosas no lograban encajar pero no iba a permitir que una aplicación decidiera su futuro.

No después de encontrar a ese revoltoso y adorable castaño.

Sacudió la cabeza y decidió que no era momento de pensar en eso, cuando se giró hacia el montón de papeles que había acumulado en su escritorio.

*

A media tarde, Kongpob suspiró frustrado.

Su mente había decidió no colaborar con él y esta se dedicó a distraerse con el rostro de cierto muchachito adorable. Su traviesa sonrisa, su esponjoso moflete, su hoyuelo, su redondeado trasero, su voz cuando se corría...

- ¡Ya basta! Tienes que centrarte. – Se riñó dejándose caer en la silla. Sacudió la cabeza de nuevo y miró fijamente la pantalla del ordenador.

Y así Kongpob se volvió a hundir en su trabajo, pero sin llegar a concentrarse.

Pasadas unas horas, el silencio que habitaba en la oficina del moreno, se vio roto por un exasperado grito.

– ¡Sal ya de mi cabeza, maldita sea! – Kongpob dio un golpe en la mesa dejando salir su frustración. – No puedo concentrarme en nada. He leído el papel más de cuatro veces y sigo sin entenderlo. ¡Mecachis! No es justo que busquemos cosas diferentes...

Y ya dándose por vencido, se levantó, apagando el ordenador. El día no había sido para nada fructífero, toda la maldita jornada su mente estuvo distraída por cierto muchachito risueño.

Así que para despejarse, decidió dar un pequeño paseo.

Se compró una bebida refrescante y empezó a caminar sin rumbo alguno. Su mente se seguía debatiendo cuando se paró en seco al ver a una pareja cogida de la mano paseando a su perro.

- Tienes 32 años, Kongpob, que te importe todo una mierda. Te gusta, pues a por él.

Y lanzando lo que quedaba de bebida en una papelera, dio media vuelta para coger el coche. Se fijó en la hora y comprobó que quizás Arthit estuviera todavía en el estudio, así que con una sonrisa, empezó a conducir hacia el estudio.

Kongpob aminoró la velocidad, cuando vio a Arthit salir de un restaurante y sonrió al ver que el revoltoso y adorable castaño caminaba sin haberse dado cuenta que estaba prácticamente enfrente de él, pero el mayor frunció el ceño, cuando vio a otro chico salir corriendo del restaurante.

Este le llamaba, pero él parecía ignorarle. Rápidamente, y sin importarle donde aparcaba, salió del coche. Caminó hacia Arthit cuando vio a ese chico correr hacia el castaño y cogerle de la muñeca para girarle. Al tener ahora a Arthit de espaldas, fue a llamarle, pero se paró en seco cuando vio a ese miserable chico besarle...

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