Capítulo 4: Regalo incómodo

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Al día siguiente

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Departamento de Sergio Pérez

Mónaco

Sergio

André jugaba con los block esparcidos por el piso, construía un edificio de diversos colores, decía que haría un estacionamiento grande para que cupieran los numerosos coches de su tío Charles y las dos camionetas de papá, Sergio solo lo observaba mientras se tomaba un café helado a las 1:00 de la tarde, tenía muchas cosas en las cuales pensar, la primera era Webber y la segunda su celo, todo estaba saliendo extrañamente "bien" y eso lo ponía el triple de nervioso... hablando del australiano, recordó los postres que les regaló hacía unas horas, fue a su mochila y sacó las bolsas ziploc donde los había guardado, se dirigió a la cocina y dispuso el pan en unos pequeños platos de barro que trajo de México.

-Juju, ven... ¿quieres probar este pan? Me dijeron que realmente era delicioso- situó los postres en la mesita de centro, percibió como el niño abría los ojos interesados, como buen mexicano adoraba el pan dulce, corrió rápidamente a lavarse las manos y se acercó para tomar un pedazo de Lamington, su pequeña nariz olisqueó con curiosidad.

-¿Huele a coco y chocolate?- preguntó extrañado, sus dedos comenzaron a derretir la cobertura.

-Sí, una combinación extraña, pero me aseguró que sabían bien.- le sonrió para trasmitirle confianza.- dale una oportunidad, no pasa nada si no te gustan cariño.- a la par probó aquel postre, sin duda era una mezcla singular, pero concluyó en que estaban buenos.

-Okey papi.- su hijo era un aventurero por excelencia, así que sin pensarlo se comió de un bocado todo el Lamington, las mejillas abultadas se movieron inquietas, saboreando con lentitud y detalle lo que el paladar apreciaba, finalizó con una gran sonrisa.- ¡ME GUSTARON! ¿Puedo comer más?-

-Claro cariño, pero no exceso porque tenemos planes más tarde, recuérdalo.- le acercó el siguiente postre y también un vaso de leche.- Ahora prueba este.- el Fairy Bread resplandecía bajo la luz de medio día.

-Tiene muchos colores...- el niño comentó asombrado al ver el pan, sin preámbulos lo mordió disfrutando del sabor, sus manitas complacidas se elevaron felices.

-Deja le mando un mensaje diciendo que te gustaron.- se acercó a su teléfono y le envío una fotografía a Webber donde salían los platos y manos de su hijo devorando los panes.

-¿A quién papá?.- el niño lo observó con una mirada interesada.

-Al amigo que nos regaló esto, se alegrará al saber que te encantaron, mira hasta las migajas te estás comiendo.- observó como el dedo húmedo de André recogía los pedazos de coco y grajea que quedaban en el plato.

-¿Amigo? ¿Es el tío Carlos?-

-No bebé, es otro amigo de papá, no lo conoces... hace algunos años fue piloto.- acababa de enviar el mensaje, pero notó que Webber comenzaba a escribir la respuesta.-

Alfa sustituto | CheclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora