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Muchas leyendas hablan del legendario rey mono, cada aventura más única que otra. . .
Hablando de su travesia para llegar a ser el heroe tan conocido y admirado por todos. Triunfando en cada pelea contra sus enemigos.
Pero. . . ¿Acaso alguna de estas leyendas pudo contar la peculiar amistad que hubo entre un enemigo y héroe?
Su nombre es tan misterioso y extraño como su historia.
Y aunque se dice que vivió por siglos, la proclamada "Shapeshifting Emperor" no pasó por las palabras de los lugareños, en generaciones.
Aquella emperadora lucho contra el legendario rey mono, haciendole frente y por poco igualandole con su gran poder que forjó por décadas.
Lucho sin rendirse, motivandose por su propio deseo de derrotar y eliminar al rey mono de su camino.
Hasta que un día, aquellos dos seres poderosos tuvieron su última pelea. . . Cada uno dio lo mejor de sí, destrozando el campo montañoso en el que se encontraban a su paso.
La victoria parecía estar asegurada para la emperadora, pero la resistencia le jugó en contra y con un pequeño tropiezo su destino fue marcado. . .
La emperadora no volvio a aparecer nunca más en otra de sus peleas y Monkey King continuo victorioso ante todo, con un enemigo menos.
Nadie sabe exactamente qué pasó con aquella emperadora. Las leyendas dicen que fue encerrada y sellada en alguno de los objetos míticos que posee el héroe.
Pero pocos imaginan que aún se encuentra entre nosotros, escondida entre millones de sus formas. Buscando el momento perfecto para gobernar lo que ahora es: nuestra ciudad. . .
MK: ¡Un segundo! —Interrumpió el adolescente de pelo puntiagudo—. Señor Tang, se supone que me contaría más sobre Monkey King. . .
Su tono se escucho un poco decepcionado mientras entrecerraba sus ojos confuso, pues se esperaba una historia más interesante.
Mr. Tang: Oh chico, esta sigue siendo una leyenda en la que Monkey King aún es partícipe. Además. . . —Mantuvo silencio por un momento mientras sorbía los fideos de su tazón.
Mr. Tang: Cada historia marca lo tan poderoso que pudo llegar a ser el rey mono —Dijo entre una sonrisa y un tono relajado.
MK: —Pestañeo un par de veces, pensandolo mejor y reconociendo que decia la verdad—. ¡Ja! Tienes razón —Dijo finalmente—. Pero tengo un par de dudas. . .
Cerró su libro en el que hace un momento estaba anotando, acomodando antes unos cuantos papeles con ilustraciones.
MK: ¿Por qué nadie hablo nada sobre aquella emperadora? Ya que como dices podía igualar el poder de Monkey King, de cierta forma. Segundo, ¿Por qué Monkey King pelearia tanto con ese enemigo? ¡¿Por qué no la derrotó hace mucho cuando pudo?!
Las preguntas no paraban de salir de los labios del adolescente cuando un grito molesto se escucho muy cerca a ellos.
MK: ¡Pigsy!
Pigsy: ¡Niño! ¡¿Pero que fue lo que te dije hace veinte minutos?! —Exclamó, golpeando la mesa que tenía a su lado, haciendo temblar el platillo de Tang.
Pigsy rápidamente agarro una bolsa que contenía los pedidos que MK no había entregado. Luego fue y se los entrego en sus manos con enojó.
Pigsy: ¡Ve y llévalos antes de que se enfríen! ¡AHORA!
MK: Si. . . ¡Ya mismo! —Tan rápido como lo dijo salió corriendo hacia su vehículo, guardando los pedidos y arrancando como el rayo.
El cocinero vio como se iba el pelinegro y aún con la furia al tope volteo lentamente su mirada hacia el que en ese momento comía tranquilamente su tazón de fideos.
Tang notó finalmente el aura asesina que mantenía Pigsy y paro de comer.
Mr. Tang: Creo que ya estoy lleno. . . —Su tono iba bajando de a poco mientras alejaba su tazón y se levantaba de su asiento.
Y nuevamente los dos se encontraron en una persecución, como siempre Tang tratando de sobrevivir a la furia del cocinero.
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