╰❥CUMPLEAÑOS NÚMERO DIECISÉIS

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En cada cumpleaños estaré presente, no lo dudes...



Observó aquel calendario que todo el aula había acordado en poner su fecha de cumpleaños, aunque todos se iban conociendo era extraño comenzar a celebrar, por lo que pudo percatarse de algo aquella joven de cabellos castaños. Aquel miércoles veinte de abril nadie se acercó a su compañero quien cumplía dieciséis años, solo a escondidas de todos fue su ahora amigo Izuku, pero fue ignorado y rechazado por el rubio.

Entonces ella lo entendió, porque ella también era amante de celebrar su cumpleaños y claro que dolería muchísimo que todos lo sepan, y que nadie se acerque al menos a decir eso. Esa mañana corrió a la cafetería de la academia, no conocía lo suficiente a su compañero como para saber qué le gustaba, así que optó por un muffin lo suficientemente grande de sabor mantequilla. Caminó hasta su compañera que fabricaba objetos pidiéndole de favor una vela junto a un encendedor.

—¿Una vela y un encendedor?, —preguntó confundida—, disculpa Uraraka pero puedo saber para qué.

Un poco herida ante el comentario dió un largo suspiro mientras mostraba aquel muffin en sus manos envuelto en una caja transparente. —Es para Bakugo, es su cumpleaños y me parece bien que todos pasemos un lindo día.

—¿Para Bakugo?, Uraraka no nos mal entiendas, pero seguro que ese tipo te va explotar el muffin sin siquiera probarlo —se cruzó de brazos.

—Aquí tienes —le entregó lo solicitado ignorando el comentario de su otra compañera—, te deseo suerte.

—Sé que no nos hablamos, pero de verdad me parece muy mal gusto que nadie se acerque a felicitarlo —tomó las cosas—. Me equivoqué creyendo que en grupo haríamos algo por él.

Comenzó a caminar alegremente en dirección al aula, se acercó a su escritorio ignorando a el resto de compañeros que se encontraban ahí, Para su suerte, aquel cumpleañero no estaba en su lugar, al parecer había salido solo al patio, preparó con mucho esmero un dibujo de aquel joven con su traje de héroe anunciando ser el cumpleañero número uno, junto a un dibujo bien parecido a ella entregando un pastel. Quizás se veía algo infantil, pero eso surgió en el momento.

Esperaría hasta el final de clases, esperando que alguien más pudiera felicitarlo, pero las horas pasaron y solo sabía de aquel chico pecoso quien lo felicitó, de ahí dudaba que el joven pelirrojo que comenzaba a acercarse a él lo hubiera hecho. Aquel rubio explosivo se mantenía en silencio, al parecer todos creyeron que se molestaría por expresar una felicitación o darle algún obsequio sin conocerse, pero la realidad es que se sentía solo, se sentía olvidado.

Cuando las clases terminaron tomó sus cosas apresurado y fue el primero en irse, a lo que Ochako tomó igual sus pertenencias para salir corriendo detrás, pero las voces de sus compañeros la detuvieron.

—Si es para Bakugo pierdes el tiempo —mencionó su rubio compañero—, seguro que ese chico amargado va a rechazarte aquel esfuerzo.

—¿Ah?, —se giró a verlo—, lo que haga después no tiene importancia —sonrió—. No quiero que se lleve una mala impresión creyendo que todos sus compañeros olvidaron su cumpleaños, nos vemos.

—Uraraka piensa el porqué nadie lo felicitó —comentó ahora el chico de cabello de uva—. Ese idiota es capaz de explotar todo y ni un gracias saldrá de su boca.

—Que pasen un lindo día —mencionó antes de irse.

Para su sorpresa todos sus compañeros se quedaron observando entre ellos, algunos con culpa y otros sin remordimientos, solo le bastó dar la media vuelta al salir de la puerta para verlo caminar, sin duda se sentía triste pero era algo que no iba a demostrar. Se dirigió hasta él, pero era algo difícil de alcanzarlo, al ser evidentemente más alto que ella era obvio su andar más deprisa.

—¡Bakugo! —lo llamó sonriente—, ¡Bakugo espera por favor!

—¿Eh? —se giró a verla—, ¿qué quieres cara redonda?

Dejó de lado aquel apodo, sabía que su compañero era "pésimo" aprendiendo los nombres o más bien no le interesaba. —Uraraka, bueno eso no importa, —se acercó a él—. ¡Feliz cumpleaños!, como no sabía que te gustaba, quise deducir que el dulce no era, pero a mí sí me gusta el dulce, como sea, observé que pusiste una explosión en este día así que al saber que es tu cumpleaños quisiera felicitarte por ello y darte este muffin. Nuevamente lamento si no adiviné tu sabor preferido pero yo...

Comenzaba a sentirse aturdido, odiaba cuando su antiguo amigo Izuku conversaba demasiado, pero quizás debía acostumbrarse a que las personas son más parlanchinas que él. Colocó su mano sobre los labios de su compañera, contuvo el querer gritarle y explotarle su cara redonda, por dos razones: la primera es que era una mujer, a lo que sus padres curiosamente le explicaron y educaron a no hacerle daño. La segunda es que no entendía el porque al menos frenó el grito.

—Carajo, hablas demasiado, ¿no te falta el puto aire? —preguntó sin despegar su mano.

Pero en aquel momento ambos compañeros descubrieron algo, aquellos redondos ojos chocolate observaron los ojos rasgados color carmesí, parecían un rubí tan bien pulido que podía asegurar que brillaban detrás de aquella dura expresión. De igual manera aquella mirada masculina observó con atención los ojos femeninos, reaccionó ante la situación quitando su mano de sus labios y casi sonrojándose ante aquel contacto, por primera vez se sentía temeroso ante una mujer.

—Es tuyo —destapó aquel muffin, mientras él lo sostenía. Colocó aquella vela de cumpleaños y la encendió—. Pide un deseo.

—¿Un deseo? —Claro que sabía de qué hablaba, pero se encontraba sorprendido con su compañera—. Oye cara redonda, si haces esto para burlarte de mí, te juro que...

—Solo pidelo —ordenó—, nadie quiere burlarse de ti en tu cumpleaños —se cruzó de brazos—, anda hazlo.

Sopló aquella vela pidiendo un deseo mentalmente, —listo, ¿contenta?

—Sí —volvió a empaquetarlo dejando aquel dibujo dentro—. Lamento que no sea un obsequio de tu agrado, pero es con cariño, te dejo ir así que pasa un lindo día, Bakugo.

Sintió sus mejillas arder poco a poco junto a su corazón acelerado, observó aquella hoja dentro de la pequeña caja donde se guardaba el muffin logrando entender el dibujo de su compañera.

—Eh... Uraraka —observó la dirección en que se fue—, no me molestaría que la cara redonda siempre recuerde mi cumpleaños —anunció para él mismo.

Por parte de la castaña, iba casi corriendo en dirección a su departamento, con las mejillas a punto de explotar de lo que ardían, él se había portado bien después de todo, esperaba un grito mientras explotaba aquel postre, pero eso jamás llegó y hasta donde se permitió escuchar no sucedió. Fue entonces que su atención en su compañero explosivo comenzó más de lo normal, prestando atención a cada detalle para estar presente en su próximo cumpleaños.

¡Feliz cumpleaños Katsuki! [Kacchako]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora