The First Dinner

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Era un día soleado en el Star Park. Mandy se encontraba en su tienda de caramelos recibiendo a los clientes con su acostumbrada sonrisa. Vestía su ropa de siempre, simplemente que esta estaba recien lavada y secada, su corona brillaba sobre su cabellera verde.

Sin embargo, por dentro no estaba de tan buen humor. Estaba harta de tener que atender a todos con amabilidad y cortesía, cuando realmente lo que quería era ordenarles que se fueran, pero bueno, si ella quería ganarse su dinero, tenía que ser de esa forma.

Al menos su día estaba más tranquilo de lo normal, todo hasta ahora había sido atender, vender y así sucesivamente.

Tras terminar de atender a los últimos clientes, Mandy decidió tomarse un descanso. Se dirigió a su trono de caramelo situado al fondo de la tienda y se dejó caer en él con un suspiro, contenta de relajar sus pies un rato.

Sin embargo, no habían pasado ni unos minutos cuando empezó a percibir un olor extraño en el aire. Al principio era muy sutil, pero poco a poco fue haciéndose cada vez más intenso. Mandy arrugó la nariz, sin saber de dónde venía exactamente ese aroma a quemado.

Miró a su alrededor tratando de localizar su origen, pero no vio fuego ni humo por ninguna parte. Entonces, cuando el olor se hizo totalmente inconfundible, de repente sucedió: Humo empezó a salir por una de las mesas decoradas con elegantes manteles.

— ¡Chester! —Gritó Mandy mientras se levantaba torpemente de su trono.

Era la tercera vez que él empezaba a quemar las patas de las mesas. Mandy se apresuró hacia la mesa en llamas, tosiendo a causa del denso humo. Con desespero trató de apagar el fuego frotando la mesa hasta que las llamas se extinguieron por completo.

Una vez más, Chester había estado a punto de poner en riesgo toda su tienda de caramelos. Mandy estaba furiosa. Recogiendo la mesa chamuscada, salió fuera dispuesta a enfrentarse a él.

No le costó mucho encontrarlo, pues el pelirrojo payaso estaba de pie junto a la puerta, doblado de la risa. Al ver a Mandy, su sonrisa se ensanchó de forma burlona.

— ¿Ya llegaste a tiempo de apagar tu mesa? Te diviertes con fueguitos, ¿eh? —Comentó con sorna.

Mandy apretó los puños, temblando de rabia. Quería golpearlo con todas sus fuerzas— ¡Ya es la tercera vez que casi quemas mi tienda, Chester! ¿Cuándo vas a entender que esto ya no es gracioso? Si no paras tus bromas peligrosas, ¡no respondo!

— Uy, ¿ya va a llorar la pinchecha? —Replicó él con tono burlón, alejándose sin darse la vuelta.

Mandy fulminó a Chester con la mirada. Sabía que no iba a disculparse, y debía hacer algo al respecto antes de que su tienda terminara en cenizas de verdad...

Lentamente se fue acercando a paso lento mientras Chester la observaba con esa sonrisa burlona... Esa estúpida sonrisa burlona.

Fue hasta cuando Chester dió una risota al ver la expresión enfadada de Mandy, donde ella corrió para intentar darle una barricada de golpes.

Aunque todos los puñetazos fueran fuertes y rápidos, Chester era más astuto. Esquivo uno por uno si soltar su sombrero de bufón, hasta que se dejo dar dos cachetadas que lo harían caer al suelo.

Para sorpresa de Chester, tras golpearlo Mandy no se mostró más enfadada, sino que de pronto comenzó a reírse a carcajadas. El payaso pelirrojo se incorporó confundido sobándose la mejilla, sin entender qué era lo gracioso.

— ¿De qué te ríes ahora, tonta? —Preguntó frunciendo el ceño.

Mandy trataba de contener la risa para responder, sin éxito— ¡Es que deberías haberte visto la cara cuando te he derribado! Parecías tan tonto ahí tirado en el suelo. —Explicó entre risas.

✶ I Want You To Smile! ✶  ══ Chester X Mandy ══Donde viven las historias. Descúbrelo ahora