Déjame amarte. [ Jasper Hale x Oc Male. ]

4.

Su cuerpo no respondía, sus pies no avanzaban. Simplemente se había estancado en aquel lugar, sentía como estos se enterraban en la tierra, como si ella hubiera sabido lo que deseaba en ese instante.

Ser tragado por ella, desaparecer.

Y es que para Jasper Hale, no había situación más incómoda que ver las miraditas, para nada disimuladas, de Alice dirigidas hacia él, dejando a la luz su blanca dentadura. Como si a través de ella le estuviera gritando: "¡Ya llegó!", incluso imaginó su voz tan aguda en una exclamación de total emoción y felicidad, brincando como conejo a su alrededor. Si era posible decir, sentía un extraño cosquilleo recorrer toda su columna, en especial cuando sus ojos se habían cruzado por tan mísero segundo cuando Antony volteó a verlo, algo que lo hizo tragar en seco y apartar su mirada hacia un punto inexistente.

Desde que habían llegado al cuerpo inerte de aquel animal, el joven rubio no se había atrevido acercarse, y es que no sólo lo alejaba el hecho de sentir estas emociones totalmente fuera de lo común para él, sino que también era aturdido por todas aquellas que rodeaban a los demás, y ni siquiera estando lejos, podía liberarse de ellas para intentar reconocer cuales era suyas, cuales eran auténticamente suyas y que era lo que significaban. Además, algo dentro de él no deseaba acercarse, había una pequeña parte de su cabeza que pensaba que no podía ser cierto, rechazaba toda idea que le permitiera entender el por qué el destino estaba jugando con él de esta manera.

Su postura se mantenía rígida al lado de aquel viejo árbol, con sus manos dentro de los bolsillos de aquella chaqueta color negro que traía puesta, sus rubios cabellos estaban ligeramente desordenados por el viento de tal corrida que habían hecho hace rato atrás, sus ojos se mantenían casi totalmente fijos en observar a ese joven de cabello oscuro que se había inclinado a alimentarse. ¡Y maldición! Verlo clavarle los dientes, desgarrando su pelaje, había hecho al rubio abrir sus ojos con más sorpresa, puesto que le había resultado bastante...aun así estaba rígido, parecía una estatua con una mirada demasiado profunda. Sus hermanos se miraron disimuladamente antes de dirigir su atención al rubio, mismo que al percatarse, volvió a alejar su mirada de Tony.

No quería incomodarlo, pero no podía evitarlo. Esa parte de él que lo estaba sofocando, definitivamente lo estaba haciendo, quería acercarse. Quería hablarle. Quería sentir su perfume más de cerca, quería sentir el aroma de su piel. Con tan sólo un segundo de haberse visto, él había causado un sinfín de cosas que lo estaban carcomiendo. Y es que Jasper no podía entenderlo, no podía creerlo y no podía aceptarlo fácilmente, por lo que, en su mente, había un debate interno que provocaría varias circunstancias incomodas entre ellos.

Uno, por ejemplo, era el preguntarse si estaba dispuesto a cambiar su vida, su paz, por alguien que ahora sólo lograba trasmitirle tanto dolor, pesar. Entendía que debía ser más empático de lo que era con la situación, pero si le hubieran preguntado si cambiaría su calma, aquella que Alice le había dado todo este tiempo, por él...definitivamente diría que no. Intentaba entender, que aquello que Antony sentía era casi similar al dolor que alguna vez sintió por aquellos jóvenes a quienes desvivió por culpa de María. Sólo hacía eso, ahora sólo lo hacía recordar esos momentos penosos y melancólicos de su antigua existencias, aquellos que Alice había apaciguado. Pero ahora que lo volvía a pensar, tal vez no era una manera de vivir, si así podría llamarlo. Con el sube y baja de las emociones naturales de cualquier ser, esas que Antony había despertado con tan sólo mirarse y a las que sin duda se estaba haciendo oídos sordos, y esa parte de su mente le recordaba lo nefasto que era la situación.