- ¿Ella siempre es así? - Preguntó, mientras elevaba su mano y señalaba en dirección a la sala, relamiendo sus belfos antes de sonreír, y es que Alice tenía una extraña emoción por él, que era contagiosa y él, él podía sentirse emocionado por algo así, aunque no tuviera una explicación. Era satisfactorio, una sensación muy agradable. Carlisle abrió la puerta de su estudio, dándole el paso a aquel joven, quién agradeció con un movimiento de cabeza al hacerlo.
- Te aseguro que eso no es nada. – Exclamó con una sonrisa mientras cerraba la puerta detrás de si, dejando su maletín colgado al igual que aquel saco, mismo que extendió sobre el perchero antes de remangar un poco aquel suéter de lana fina que traía puesto, de un color claro a comentar. El estudio de Carlisle era pequeño, era rodeado por paredes y una puerta de cristal, había en el fondo una biblioteca con variedades de libros que estaba seguro que sólo conocía la mitad. Estaban relucientes a pesar que las fechas eran de mucho tiempo atrás, el pelinegro deslizó sus ojos por aquel espacio, antes de poder notar al rubio, mismo que le ofrecía asiento. - Adelante, Antony. – Invitó Carlisle, con una pequeña sonrisa en sus belfos mientras tomaba asiento frente al gran escritorio de fina madera que se ubicaba en el centro de tal oficina. Portador de una pequeña lámpara y algunas pequeñas pilas de papeles que, según vio, era algunos casos de medicina o al meno por lo que entendió.
- Puede decirme Tony, Señor Cullen, es más corto. - Respondió, para ser honesto consigo mismo, sentía nervios. Estaba algo nervioso de lo que podían hablar, de lo que podía escuchar, porque estaba seguro que iba a informarle como había fallecido su hermana, quizá de lo último que dijo para que ellos estuvieran ahí hoy. Respiró profundo, innecesariamente, hasta Carlisle lo sabía y eso sólo le confirmaba lo nervioso que estaba, así que reflejo una sonrisa en sus labios. Intentó que ella fuera confiable para el chico que tenía enfrente, se acomodó en su silla y apoyó sus codos sobre la madera, volviendo a hacer un ademan hacia la silla que aún se encontraba vacía. El pelinegro sonrió tímidamente, removió sus pies y quitó sus manos de los bolsillos, juntándolas en unos movimientos algo dudosos antes de asentir con un movimiento de cabeza. Tomó el borde de la silla para hacerla hacia atrás y poder tomar asiento, acomodándose en ella y apoyando sus antebrazos sobre el borde del escritorio. El rubio miró al chico en todo momento y no borró esa sutil sonrisa en sus belfos, dentro suyo, intentaba buscar las palabras correctas para iniciar esta conversación.
- Puedes decirme Carlisle. – Comentó, asintiendo sutilmente con la cabeza, relamió sus belfos y habló. – Antony, hoy en el hospital-...- Intentó explicar, pero el pelinegro lo detuvo con un movimiento de mano, algo que hizo al rubio acomodarse en la silla con el ceño ligeramente fruncido.
- Espere... – Murmuró, el mayor frente a él lo miró atento, Tony cerró sus ojos unos segundos, pensando en un escudo alrededor de aquella oficina capaz de rodearlos a ambos, aislando el sonido tanto externo como interno, dándoles el silencio, alejando todo de ellos. Se aseguró que Alice no viera mucho y que sus mentes estuvieran protegidas, sólo se sentía el aroma de sus cuerpos en ese espacio. Al hacerlo, una capa de materialización dorada comenzó a formarse, haciendo que Carlisle abriera sus ojos algo asombrado cuando esa capa comenzó a deslizarse por toda su oficina hasta atraparlos y luego desaparecer. Cuando él abrió sus ojos, pudo ver el rostro atónito de Carlisle sin poder entender que ocurría, porque a sus oídos no llegaba nada, absolutamente nada. Silencio absoluto que lo abrumó, haciendo que se recargara en el respaldar de la silla e hiciera que Antony ampliara una sonrisa en sus labios al darse cuenta de lo que sucedía. - ¿Hacía cuanto que no disfrutaba del silencio? – Susurró, intentando que su voz no fuera alarmante ante tal momento que aquel Doctor estaba disfrutando. Para un vampiro, el ruido era parte de la inmortalidad. Oír hasta el más mínimo detalle del mundo que los rodeaba, del sonido de los autos en la carretera, del de la naturaleza cambiando, hasta del polvo cayendo al sueldo. Pero ahora, ahora no había sonido absoluto. Ellos no respiraban, sus corazones no latían, no hacían ruido alguno y en esa oficina no había sonido más que el de sus voces cuando sus labios se movían. Carlisle estaba muy asombrado por no escuchar nada, era extraño, pero a su vez, le brindaba una sensación satisfactoria que no sabía explicar. Le hacía entender en unos segundos cuánto extrañaba esa sensación de calma, de pura tranquilidad, tanta que lo hacía sentirse ligeramente aturdido por la misma.
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Déjame amarte. [ Jasper Hale x Oc Male. ]
FanfictionLuego de los acontecimientos de Crepúsculo, Alice tiene una visión que la dejó perpleja y muy confundida, en ella visualiza un nuevo integrante a la familia, mismo que estuvo frente a sus narices todo este tiempo. | Detalles. | • Los personajes no s...