Capítulo 5: La Reina

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El día de hoy decidí actualizar hasta el capítulo en donde tuviéramos una interacción entra Regina y Emma, porque al ser un fic Swanqueen para mi estos primeros capítulos fueron de introducción. También quiero recalcar que no siempre abra interacciones SWANQUEEN en la trama, pues esta historia no comenzó siendo un romance, sino que la autora lo integró en ciertos capítulos.

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Como cada mañana desde hace ocho años, Regina se despertó al amanecer. Reorganizar un reino llevó tiempo, mucho tiempo.

Cuando la comitiva real partió, abandonándola en medio de las ruinas del castillo, ella quedó confundida. Snow tenía una hija que estaba desaparecida.

Y sobre todo, llevaba dieciséis años inmovilizada en su cuerpo. Una experiencia así te cambia, porque aunque tu cuerpo no puede moverse, tu cerebro aún funciona. Por tanto, tenía derecho a una larguísima introspección de dieciséis años. Durante todos estos años, ella, como todos sus súbditos, había prometido frecuentemente abandonar su venganza y no volver a cometer crímenes.

Y por extraño que parezca, así fue. Ella gobernó con justicia y rectitud, y sus súbditos se arrepintieron y la adoraron. Finalmente tuvo lo que más deseada en el mundo: el reconocimiento y el amor de sus súbditos.

Así que se despertó esa mañana como cualquier otra mañana. Se sentó en su cama, estirándose y estaba a punto de bajarse de dicha cama cuando una forma se movió hacia su izquierda. Ella saltó y una bola de fuego apareció en su mano. Frente a ella, sentada tranquilamente en su silla, una mujer rubia la miraba y sonreía.

—Hola, soy Emma Swan.

—¿Qué haces en mi habitación?—La Reina quedó sorprendida por la indiferencia de la mujer. Ella hizo desaparecer su bola de fuego.

—Quería mostrarte las fallas en tu seguridad... Y no fue muy difícil.

—¿Qué es lo que quieres?— La curiosidad comenzó a apoderarse de la Reina.

—He venido a ofrecerle mis servicios.

—¿Sus servicios?— Regina levantó una ceja mientras miraba a la rubia.

—Me gustaría unirme a tu guardia— explicó Emma, sin detenerse en el comentario de la morena. —Soy la ex general del ejército de Arendelle.

—¿Y qué haces aquí, entonces?

—Hace dos años todo el país está en paz con todos sus vecinos... Necesito acción, y me dije que convertirme en tu general sería un buen desafío.

La rubia no había dejado su sonrisa durante todo su discurso. La Reina quedó atónita. ¡Qué pretensión y qué descaro! ¡Esta mujer se permitió entrar a su habitación durante la noche y se ofreció a unirse a su guardia! Pero un detalle llamó su atención: ¿Cómo había cruzado el muro de espinas? Cuando le hizo la pregunta, la joven simplemente dijo que ella también poseía magia, pero que rara vez la usaba, prefiriendo confiar en su fuerza física.

Regina estaba sorprendida. Al mismo tiempo, ella nunca había intentado destruir el muro, ya que su gente lo consideraba un aspecto tranquilizador.

La morena decidió aceptar el pedido de la rubia. Pero tendría que demostrar su valía. En primer lugar permaneciendo un mes completo a las órdenes de su actual comandante. Si la encontraba capaz de obedecer órdenes sin quejarse, la sometería a la prueba final. Enfrentarse a cada miembro de su guardia y finalmente a su comandante. La última pelea sería un combate a muerte. El sobreviviente ocuparía el lugar del comandante.

Emma aceptó con una sonrisa, aunque no le gustaba tanto obedecer a alguien. La Reina se cambió con un movimiento de muñeca y salió, seguida de Emma. Los guardias miraron al recién llegado en estado de shock.

Regina llamó a su comandante. Ella le informó de la presencia de Emma Swan en su habitación y de que fácilmente podría haber acabado con su vida, sin preocuparse en lo más mínimo por la guardia real. También le ordenó llevarlo a juicio.

Bretis había sido el comandante de la Reina desde el Despertar. Así se llamó el período de dieciséis años en que el pueblo y la Reina estuvieron aprisionados en sus cuerpos.

Bretis también era un hombre lobo. Al despertar, Regina se dio cuenta de que un tercio de su pueblo eran licántropos. Los integró lo mejor que pudo en los humanos.

Entonces, Bretis se disculpó por la negligencia de los guardias y gentilmente accedió a llevar a Emma Swan a la guardia. Le llevó menos de una semana comprender el increíble potencial que ella representaba y tres días más para pedirle a la Reina que la nombrara en su lugar.

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