Santiamén.

Estatua de la libertad.

La incredulidad pasó rápidamente por todo mi cuerpo hasta que terminó convirtiéndose en un simple jadeo proveniente de mis labios. Los momentos, los abrazos, las risas, los besos que nunca vi, todo se mezcló en un mismo sentimiento que me inundó.

   No puede ser cierto. Me dije falsas palabras a la mente. No podía ser cierto. La familia de mama debía de ser igual de conservadora en esos aspectos. No tener relaciones, y mucho menos hijos, antes del matrimonio. Era ruina regla básica con la que había crecido. Pero, en cierto sentido, todo comenzó a tomar sentido: mamá nunca hablaba de su familia. ¿Que si se había fugado de pequeña con papa? Aun así, seguía sin tener sentido: papá seguía con vida, y si él seguía con vida y mamá y él se habían amado tanto como para escaparse, ¿por qué ahora él había huido?

   Era un huracán, un juego de fuego al que me quería acercar porque sabía que no solo saldría quemada, sino incinerada. Un huracán que crecía con fuerza, yo era una simple palmera fácil de llevar con la corriente y de romperse.

   Pero también una fácil de levantarse.

   - No puede ser cierto- me sorprendí al escuchar el propio sonido de mi voz. Me volví hacia Luchas, quien ni siquiera había volteado a ver; su rostro era inteligible, neutro y vacuo a la vez-. ¿Estás seguro de eso?- Jack estaba en silencio, todo parecía estar en silencio aunque los carros pasaban con velocidad en la calle y Ella y David gritaban a nuestro lado.

   - Si. La computadora lo marcaría si fuera lo contrario.

   -  ¿Y no muestra ningún tipo de acta  divorcio o como se le llame? - no sabía que esperar. Desde que Lucas había entrado a mi vida y me había alentado a buscar y hacer cosas que nunca haría, todo parecía no tener sentido y lo que esperaba parecía tornarse en cosas que nunca supe que esperaría.

   -No- negó con la cabeza- no puede mostrar ningún tipo de divorcio si nunca hubo ningún tipo de matrimonio. Ciencia lógica.

   Las mejores historias están conformadas de grandes secretos, las torres más altas de los materiales más sólidos, los amores más grandes cuando son prohibidos. No sabía de dónde lo había escuchado, o donde no había visto, una película, probablemente. Pero, en ese momento, me di cuenta que las palabras nunca habían tomado una vía tan incorrecta. No había nada de mejor en esta historia. Nada que me hiciera sentir grande en este secreto que cada vez iba creciendo mas y mas.

   -Jessica, ya pasó el tiempo- la voz de Emma me hizo sobresaltarme. Tomé un gran respiro  y me volví con dificultad hacia ella. No pude vitar preguntarme si ella era mi hermana. No podía dejar de sentir y decírmelo una y otra vez: yo nunca me había parecido a ninguno de mis papás. No a mi papá, por lo menos, hasta Lucas o Jack se parecían más a el que yo a mi propio papá. A Jennifer relativamente un poco. Pero alguien diría que ella era mi hermana y no mi mamá-. Y la hora más bonita y compleja para ver la estatuía de la libertad está a punto de comenzar,

   -No vamos a ir a la torre hoy,   Emma- le dije y me volví de nuevo hacia a Jack-. Gracias por la ayuda... Enserio. Gracias.

   El asintió, aun un poco confundido.