El chico de mis sueños.

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Prólogo

Era prisionera de la oscuridad.

Me abracé a mi misma tratando que el poco calor que me quedaba fuera el que me abrazara y no el frio que me 

rodeaba.

Estaba tan perdida en mi sueño como en mi misma.

Los vecinos habían estado haciendo ruidos que hacían ahuyentar mi sueño, pero finalmente, cuando 

mi cuerpo y mis oídos alejaron todos esos sonidos, no pude hacer nada más que dormir y dormida seguía.

No sabía si había tiempo en los sueños, pero una eternidad pasó hasta que una brillante y tenue luz vislumbró todo lo que estaba a mí alrededor con lentitud. Lo primero que vi a través de la brillante luz que me cegaba levemente, fue un amplio bosque lleno de vegetación, de vida, flora y fauna a su alrededor. El frió era aun más potente que lo que era antes cuando estaba presa de la oscuridad, pero estar viendo, ser testigo de tanta naturaleza, viveza y felicidad que revoloteaba entré ese glacial bosque, me hacía sentir una gran ola de calor y el frió parecía desvanecerse a mi alrededor y lo único que quedaba era un gran impacto de perplejidad que calentaba todo mi cuerpo.

Miré atónita y petrificada el paisaje, los pájaros que volaban y trinaban por un reluciente cielo cobalto fundido con blanco decorado con luces brillantes que podrían ser estrellas sino fueran demasiado perfectas como para serlo.

Había un amplio claro de agua en el bosque, alguna parte estaba sobre una suave capa de hielo pero el resto de ella, estaba descongelada donde los ciervos bebían directamente del agua en la que remolinos de vaho 

bailaban. Las copas de los pinos estaban pintadas de blanco y la nieve pintaba el paisaje. Deslicé mi mano por mi cabello sentí suaves copos de nieve adornando mi cabello y cayendo grácilmente en mis hombros.

Podía sentir los copos de nieve tan cierta y vivamente que sentía como se liquidaban entré mis dedos, y las gotas de agua se escurrían por mis dedos haciéndolos estremecerse de frió.

Todo era demasiado real para ser producto de un sueño, pero demasiado perfecto para ser real.

Todo se veía tan perfecto, tan vivo e irreal, pero todo eso tenía una respuesta razonable para lo que estaba viviendo y aunque lo tratara de negarlo, sabía con certeza la respuesta: Todo era un sueño. Solo estaba en una dimensión completamente distinta , irreal y paralela.

Comencé a dar alegres volteretas y me dejé caer al suelo dejando que la nieve humedeciera mi cabello que no paraba de moverse con el silbido del viento que se movía de un lugar a otro como un remolino de viento. Siempre 

había soñado despierta con poder hacer esto: tirarme en la nieve juguetear y comenzar a hacer ángeles en la nieve, tal y como lo veía en las películas. La gente se veía divertida y alegré jugando en la nieve, dejándose llevar como los copos en el viento. Siempre había soñado estar bañada en un paisaje lleno con tanta 

energía abrazándome y estrujándome con delicadeza, pero de un momento a otro, al escuchar como mi risa se iba hacia el vacio, la realidad me golpeó haciendo borrar mi felicidad y llevándome a otro pensamiento, podía sentirme alegre y mas viva que fuera de mi propio sueño, podía estar viva y feliz, pero estar viva y feliz sola me hacia infeliz.

Según por los documentales y reportajes que había visto y leído era posible sentir emociones en la dimensión de los sueños, pero esto era distinto. Podía sentir cada sensación como si estuviera despierta, veía todo con 

claridad, con agudeza, sentía la nieve sonrosando mis mejillas y podía sentir ese vacío, el vacio que sentía en mi interior era tan real como todos los días que había vivido en mi vida, tan real como que solo estaba en un sueño.

Santiamén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora