Mi amigo el esotérico.

162 76 7
                                    

Capítulo 14.

Nuestras mamás no quieren que hablemos.

Eso era lo que decía el mensaje.

Hicimos todo lo contrario a lo que ellas dieron a entender.

 Justamente llegué a mi cuarto, me encerré en mi baño, y esperé al video llamado de Lucas. El tiempo que tardó el en llamarme, aproveché para acomodar todas las cosas de mi baño en orden. Por alguna razón, no quería que viera mi baño tirado, que pensara que era desordenada, o mi sostén colgado en la regadera y mis toallas femeninas. Cuando el celular comenzó a sonar, esperé varios segundos para no parecer tan desesperada, impaciente, tamborileando mis dedos sobre mi rodilla.

Contesté después de cinco pitidos.

Lucas, desde el otro lado de la pantalla, se veía más grande, o por lo menos su rostro, más vivo que antes, también.

Sonrió abiertamente al verme. Se había cambiado por una camisa catadura camisa interior de color blanca, su cabello estaba desordenado y lo único que podía ver, además de su rostro en baja calidad, era la pared de color azul marino de su habitación, además del respaldo de madera de su cama.

-Sabes- dijo, indiferente, él, tomando un cuchillo con su mano derecha y con la izquierda una manzana-, siempre he odiado hablar por teléfono, me hastía por alguna razón. Así que siéntete halagada, mujer.

Suspiré.

-Es bueno saber que no estás enojada conmigo, Jessica, ya sabes,  por ser un completo idiota y cambiar mi boleto con el de tu hermana. Enserio, muchas gracias. En verdad, eres la mejor mujer del planeta y sí, si preguntas, sí quiero tener tus hijos- le dije en cambio.

Toda la tensión parecía haberse roto entre los dos en solo cuestión de segundos.

Lucas hizo una pequeña mueca y chisteó.

-Pobre mujer tan necesitada de cariño que se elogia a sí misma- meneó su cabeza y llevó un trozo recién cortado-. ¿Qué haré contigo?

-Rompes mi corazón, Lucas Villanueva- le dije, con un gesto dramático y alargando mi mano para tomar un vaso de agua que había rellenado-. Ya hasta había pensado el nombre de nuestros hijos.

-Pensé que ese era el papel de Marco- dijo, sin piedad alguna y con una pícara sonrisa.  

Estuve a punto de escupir el agua, y lo hubiera hecho sino hubiera estado demasiado anonada para hacerlo.

-Eso fue cruel- respiré profundamente y negué con la cabeza-. Pero cierto. Si alguien día rompes mi corazón, y no necesariamente de una manera amorosa,  Lucas Villanueva, yo romperé tu cabeza en dos, ¿entendido?

El sonrió un poco, de lado, y pasó su mano por su cabello.  Se dejó caer contra su cama, y puso sus manos alrededor de sus rodillas.

-Así que, ¿qué piensas hacer ésta semana?

-Verte no, por supuesto, porque es ilegal ante los ojos de nuestras mamás- me mofé-. Así que creo que voy a buscar un trabajo mientras las clases vuelven a empezar, en algún lugar. ¿Y tú?

-¿Conoces aquella cosa llamada socializar? Creo que voy a intentar hacerlo por primera vez en mi vida. El viernes fui al colegio, y conocí a un chico llamado Francisco. Me invitó a salir, así que…

-Oye, Francisco no es gay- le dije, jugando con mis cejas-. Quizás tú lo seas, pero…

Lucas puso los ojos en blanco y una cara de tedio.

-Tus bromas son horribles. Enserio. Ya no bromees más.

-Estoy a un botón de colgarte.

Sonrió un poco, solo elevando un poco la comisura de sus labios.

Santiamén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora