VI. Lo Que Aprendí De Mi Primer Amor

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En una vida donde has tomado mis manos y guiado por un camino en donde no todo ha sido correcto, pero de el aprendo

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En una vida donde has tomado mis manos y guiado por un camino en donde no todo ha sido correcto, pero de el aprendo. Vigilas mis pasos y me proteges de las caídas, alimentas mi iniciativa y fortaleces mis autoestima.

Tomas mis manos o tal vez soy yo quien toma las tuyas.

Los recuerdos del ayer forman parte del hoy y serán mi mañana, a ti que has estado y enseñado; eres la persona que más he amado. Recoges las lágrimas que derramó y los trozos de corazón regados en un lugar que es ignorado, porque eres tu la persona en quien más he confiado.

Sostienes mi cuerpo o tal vez soy yo quien sostiene el tuyo.

Los surcos que recorren tu piel, la opacidad bajo tu mirada y el tacto en tus palabras reflejan el esfuerzo de décadas admiradas, el esfuerzo y batalla enfrentadas. Una guerra difícil donde has sabido mantener el equilibrio, me has sonreído y consentido; me has otorgado un equilibrio. Tus cálidos brazos que me demuestran que sin importar nada, sabremos enfrentar el mañana.

Rompes mi cuerpo y yo trato de proteger el tuyo.

Pensar que has sido mi equilibrio, con quien tanto he compartido, solo es la idea de lo que pudimos haber sido. Luchando cada día por ser lo mejor, pero nada está funcionando. Solo me queda soportarlo.

De todas las cosas que me hubieran gustado aprender de ti, la más presente en mi siempre será lo fácil que es perderte o talvez, nunca tenerte. Y me ha costado, tal vez por eso lo pienso tanto: lamento haberlo arruinado.

Sobre pensar hasta el punto de fantasear con una historia donde tu estás en mi vida y no solo lamento tus continuas partidas. Una vida donde tenga más razones de amarte que odiarte; odiarme. Donde este ciclo interminable no me permite desviarme, donde no solo se trata de suponer e imaginar, sino recordar, porque hasta el día de hoy no puedo pensar un momento contigo donde mi gustaría volver a estar. Desearía poder evitar pensar que después de todo sigo queriendo sostener tus manos, ser tu soporte y evitarte cualquier daño.

Porque miro a todos ser feliz, y yo solo pienso que mi primer amor nunca existió; o tal vez sí, pero no me soporto y abandono.

Me dejaste sin irte, y eso muchas veces me hizo desear morir. Porque verte partir, pero solo de mi, es mil veces más doloroso que suponer que nuestros destinos no eran más uno mismo, deseando tu protección, pero aliviando mi corazón con simples ideas de ti haciéndolo. Queriéndolo.

Y muchas veces me toca ver y callar, pretender que nada de esto me puede doler más, pero incluso cuando los surcos recorran mi piel, la opacidad llegue a mí mirada y mis palabras reflejen el paso de toda una vida, mi esfuerzo en cada lucha recorrida, tal vez incluso después de eso lo único que piense al mirar atrás es, que viví una vida luchando por convertirme en mi idealización sobre ti, porque a ti nunca te tuve.

Mi ArabescoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora