18 - Mi antigua vida

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Descargo de responsabilidad: No soy dueño de Naruto

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Capítulo 18

"Te estaba esperando, Naruto".

Los ojos de Naruto se abrieron de par en par cuando el hombre se acercó, apartándose hasta apoyar la espalda contra la ventana de cristal. El hombre esbozó una suave sonrisa que hizo poco por aliviar la intensidad de sus penetrantes ojos, y cruzó los brazos sobre el pecho mientras se apoyaba en el escritorio de madera.

"¿Quién eres? La voz de Naruto era firme, y se irguió para enfrentarse al hombre: "¿Y qué es esto?".

Sin la menor vacilación, el hombre respondió: "Soy tú". Sus ojos recorrieron la habitación mientras un suspiro escapaba de sus labios: "Y no estoy seguro de lo que preguntas, pero ésta es la Oficina del Hokage". Naruto sintió un parpadeo de dolor en la cabeza al oír aquellas palabras: "Aquí es donde paso la mayor parte del tiempo".

Sacudiendo la cabeza mientras el dolor le taladraba la sien, Naruto dio un paso adelante: "¡Déjate de gilipolleces! ¿Cómo demonios he llegado hasta aquí?". Gruñó de dolor mientras continuaba: "¡¿Dónde está mi familia?!".

"No te preocupes, no te has ido a ninguna parte". El hombre se irguió y se acercó a Naruto: "Estamos en nuestro paisaje mental, la región más profunda y aislada de nuestra mente". El azur miró fijamente al azur, sin vacilar ninguno de los dos: "Realmente soy tú. Me llamo Uzumaki Naruto, el Nanadaime Hokage". El dolor en la cabeza de Naruto volvió ante la mención de Hokage. "Somos uno y el mismo, pero durante diez años, nuestras conciencias habían estado separadas. No fue hasta anoche, cuando conseguiste aprovechar mi poder, que se formó un vínculo". El Hokage sonrió: "Gracias a ti por fin podemos encontrarnos cara a cara".

Naruto se sujetó la frente: "¿De qué demonios estás hablando?".

El hombre sonrió y se adelantó para mirar por la ventana. "Mira por la ventana. Estoy seguro de que recordarás algo".

Vacilante, Naruto se irguió y se dio la vuelta, mirando hacia fuera para ver la tierra soleada. Cuando el dolor remitió y su mente se concentró, volvieron la nostalgia, el consuelo y el amor que sintió antes. Cada árbol, cada río, incluso la casa más pequeña le resultaban familiares.

"Vamos a ver mejor".

Antes de que Naruto pudiera reaccionar, el hombre le puso una mano en el hombro, y el mundo se deformó ante sus ojos. Como si saliera de un estrecho túnel, Naruto se encontró contemplando la misma vista, pero encima del tejado de un edificio grande, redondo y rojo. De algún modo, recordó que estaba en el tejado del edificio del Hokage, el mismo en el que se encontraba hacía unos instantes.

El largo abrigo del Hokage se deslizaba tras él mientras permanecía de pie junto a Naruto, con una sonrisa serena en el rostro. "Ese complejo alto de ahí, con el tejado rojo, es la Academia. Pasamos muchos años allí, y probablemente otros tantos intentando escapar de las aulas". El hombre se rió con cariño al recordarlo: "Éramos malos estudiantes, y lo único que nos importaba era planear nuestras travesuras. Siempre estábamos en detención, pero no era tan malo porque Kiba, Shikamaru y Chouji estarían allí con nosotros. Aunque a veces seguíamos teniendo miedo, porque..."

"Iruka-sensei siempre nos encontraba". Los ojos de Naruto se abrieron de par en par cuando la imagen de un hombre con la cara llena de cicatrices pasó ante sus ojos. "Por muy cuidadosamente que lo planeara, y por muchos ANBU de los que escapara, Iruka-sensei siempre me atraparía".

El Hokage asintió con una sonrisa: "Sí, y luego nos llevaría a comer ramen". Señaló hacia un restaurante muy pequeño en medio de la aldea, "Ichiraku Ramen era casi como un segundo hogar".

Naruto - Amor de padre ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora