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Capítulo 2: Encuentro Casual

Los días pasaron desde el extraño encuentro con Ivan, pero Arenovitz no podía sacarlo de su mente.

Sus pensamientos se veían constantemente interrumpidos por flashes de aquellos ojos verdes penetrantes y la misteriosa sonrisa de Ivan.

Intentó distraerse con el trabajo y las actividades diarias, pero nada parecía funcionar.

Cada vez que cerraba los ojos, veía la imagen de Ivan mirándolo fijamente, como si estuviera tratando de descifrar los secretos más profundos de su alma.

Finalmente, después de días de dar vueltas en su cabeza, Arenovitz decidió tomar medidas.

Se prometió a sí mismo que encontraría a Ivan y descubriría quién era realmente.

Con determinación en el corazón, comenzó a frecuentar los lugares donde creía que podría encontrar a Ivan.

Recorrió las calles de la ciudad una y otra vez, esperando cruzarse con él una vez más.

Pero los días se convirtieron en semanas, y no había señales de Ivan en ninguna parte.

La frustración comenzaba a apoderarse de Arenovitz, y comenzó a preguntarse si tal vez todo había sido solo un encuentro casual, destinado a quedar en el pasado.

Sin embargo, una tarde soleada, mientras paseaba por el parque, Arenovitz vio a Ivan sentado en un banco, absorto en la lectura de un libro.

Su corazón dio un vuelco en el pecho al verlo, y se acercó con paso vacilante.

"Ivan", llamó Arenovitz, sintiendo cómo las palabras se atascaban en su garganta.

Ivan levantó la mirada del libro y lo miró con sorpresa.

Sus ojos verdes brillaban bajo el sol, y una sonrisa se curvó en sus labios.

"Arenovitz", dijo Ivan, su voz suave como un susurro. "¿Qué te trae por aquí?"

Arenovitz se sentó a su lado en el banco, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.

"He estado buscándote", admitió, mirando fijamente al suelo. "Desde aquel día en la calle, no he podido sacarte de mi cabeza."

Ivan asintió con comprensión, como si hubiera estado esperando estas palabras.

"Yo también he pensado mucho en ti", confesó Ivan, colocando una mano sobre la de Arenovitz. "Parece que nuestro encuentro fue más que una simple casualidad."

Los ojos de Arenovitz se encontraron con los de Ivan, y en ese momento supo que había encontrado algo especial.

Algo que no podía explicar, pero que sabía que cambiaría su vida para siempre.

Y así, en el tranquilo parque bajo el cálido sol de la tarde, Arenovitz y Ivan comenzaron un nuevo capítulo en sus vidas, unidos por un destino que parecía haberlos unido desde el principio.

MIRARTE,FUE MI ERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora