cap 7🍓

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Hendery no dijo nada más y solo jugo Minecraft mientras Yangyang lo miraba confundido, frunciendo su ceño

Bien, si no iban a coger ese día por lo menos podría seguir tocando sus pechos y puede que un rose con ropas, pero,¿REALMENTE IBA A DEJAR ESCAPAR ESA OPORTUNIDAD? El menor lo miro fijamente mientras esperaba que el otro lo viera y cuando lo hizo, este ladeo la cabeza.

-¿Quieres jugar Minecraft?- Yangyang vio el control.

En sus tiempos libres jugaba ese videojuego con su hermanito menor, así que vio a Hendery

-¿Puedo? No quiero no quiero destruir tu mundo... Soy algo malo jugando.- en realidad, Yangyang jugaba tal videojuego desde su lanzamiento y jamás se perdia alguna actualización para seguir "en la onda con su hermano", por lo que en realidad era un veterano del juego. Solo qué p-u-e-d-e que el mayor lo sentara en sus piernas para enseñarle el juego.

Lo miro con los ojos más tiernos y controladores que podía ver.

Y realmente Hendery se estaba cuestionando si el chico frente a el no tenia alguna especie de bipolaridad que hacía que fuera un ninfómano por un buen rato a ser un inocente. Solo lo miro sonriendo nervioso.

-Si quieres te enseño ¿Jugaste está actualización?

-¡Wow ¿El juego se actualiza?!- Hendery penso que realmente Yangyang no sabía nada, absolutamente nada del juego y en su mente creo otro escenario pervertido en su mente pero lo borro instantáneamente-¡Debes ser un maestro en el juego!

—Algo así...

Pero cuando el menor vio el mundo de Hendery, cerró sus ojos, fruncio su ceño y pensó.

“Dios, me envolví completamente con un virgen”

Hasta un maldito castillo construido tenia el castaño. Bien, sabia, Hendery le acababa de decir. Pasaba casi todo el día jugando videojuegos, leyendo cosas sucias, y literalmente gastando su tiempo, pero no esperaba que a ese punto. Mordió su labio nervioso mientras escuchaba las instrucciones del castaño, pero solo puede pensar.

Un otaku. Estaba sentado en el regazo de un otaku. Suspiró mientras intentaba buscar algún olor malo en esa habitación pero hasta eso el mayor era malditamente tierno. Olía a gomitas rojas, y distinguió dos aromatizantes en puntos estratégicos. Hendery no olia mal, ni su cuarto estaba desorganizado. ¿Qué clase de persona era?

Había recordado tanto la vez que había ido a la casa de un chico con las mismas apasiones que el castaño. Jugar videojuegos todo el día, leer mangas y su comida favorita era la pizza. Pero al momento de ver el entorno en el que vivía el chico las ganas de vomitar aumentaron tanto en el que no pudo pasar un segundo más en esa habitación en esa habitación con cajas de pizza tiradas por ahí.

Así, que pensó. Debería dejar de pensar de esa forma negativa del mayor porque, por lo menos, se ve alguien consiente del espacio y cuidado personal. Se alivio, y por fin, pudo respirar con normalidad. Solo siguió jugando videojuegos con el chico que trataba de hablar con normal con el, que contaba algunos chistes tontos, y bueno, Yangyang puede que se sienta cómodo.

Aún que preferiría totalmente que Hendery subiera y tocora, apretara y moldeara sus pechos a su gusto que meta sus grandes manos bajo su camisa y que hiciera lo que quisiera, pero al ver qué estaba levemente nervioso por tener sus manos en sus piernas, Yangyang hizo un puchero.

Solo se bajo de su regazo y sonrió, y beso su mejilla.

—Eres tan tierno, Dery, eres todo lo que un chico quiere.— Y el rostro sonrojado del mayor se le hizo mil veces más tierno que chillo levemente.— ¡Me encantas tanto!

Y Yangyang solo se quedo mirando ese rostro sonrojado sus  cejas arqueadas y sus mejillas abultadas. No era de juzgar; Hendery la mayoría de las veces tenía un rostro neutro que podía llegar a ser intimidante, pero cuando sonreía se veía como un conejito que Yangyang tenía tantas ganas de apretar entre sus pechos, que los acariciara con su boca y que con sus manos los tomara, lamerlos, morderlos, todo. Bueno tal vez sus tiernas fantasías no lo eran del todo.

Solo se imagino ese rostro sonrojado cuando lo estuviera montando, su rostro docil lleno de placeres, y sonrio. Se acerco volviendo a apretar sus mejillas, mordiendo uno pero volviendo a besarlo, haciendo al otro quejarse pero suspira pero cuando sintió caricias en su cuello, no de sus puntos debiles. Solo se apoyo más en la cama, suspiró, y dejo salir un quejido que hizo a Yangyang reir.

—Tengo tantas ganas de follarte en este momento, eres tan tierno.

—¿Po-Por qué mi ternura te excita?— preguntó riendo, pero titubeando y sonrojado. En ese momento, una gota de sudor bajo por su frente hasta su mejilla, cayendo en su clavícula. Yangyang llevo sus labios a su cuello y lo besó, haciendolo gemir.

Y ese gemido hizo que el dios dentro de Yangyang igual gimiera, se retorciera, y gritara.

“¡Hasta sus gemidos son tiernos! ¡Tengo que sacarle más!”

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⏰ Última actualización: Apr 06 ⏰

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Ice cream ʰᵉⁿʸᵃⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora