𝐑𝐀𝐌É
• Percy y Corinna eran la perfecta definición de Ramé.
Cuyo significado es la suma de lo caótico y de lo hermoso a la vez, pues no existiría lo uno sin lo otro. La mezcla perfecta de lo bello en el desastre, como la metamorfosis de una marip...
X .las comidas espaciales te pueden salvar la vida o hacerte vomitar.
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No es que odiara la idea de volar, solamente odiaba estar míl metros sobre el suelo en un transporte de dudosa seguridad sobretodo si siempre termino empapada y con frio. Y parecía que blackjack disfrutaba ver mi sufrimiento, lo bueno era que el podía seguir el ritmo de la furgoneta donde se encuentran Zoë y Bianca, aunque los perdimos de vista unas cuantas veces.
-Cori haremos una parada -dijo Percy
-¿No perderemos el rastro?
-Estoy seguro de que pasarán por Manhattan, así que no será difícil de localizarlos.
Parecía seguro de lo que decía así que decidí hacerle caso, al final de cuentas el tiene más experiencia en esto que yo.
Percy hizo que blackjack se posará cerca de la azotea de un edificio y desde ahí empezamos a observar a la furgoneta.
-¿Adónde los llevará Argos? -murmuro Percy.
Blackjack relincho como si le estuviera contestando.
-¿Qué chica? -se dirigió a blackjack-¿Zoë? Ahora no puedo ir por donas.
Definitivamente le está hablando a blackjack ¡Genial! Ya perdió la cabeza.
-Percy ¿Por qué hablas con un pegaso? -dije sacándolo de su conversación.
Me miró como si fuera obvio lo que ocurría, pero después de un momento puso una cara de compresión.
-Cierto, eres nueva lo olvidé-hablo apenado- puedo hablar con los caballos, pegasos y algunas criaturas del mar. Ya sabes, hijo de Poseidón.
Cuando hiba a responder sobre su extraña habilidad, ví a la furgoneta alejarse.
-¡Estan avanzando!
Dió un respingo por el grito, pero rápidamente nos dirigimos hacia blackjack para montarlo pero sentí que algo se me enredaba en la pierna, mi primer pensamiento fue que era una serpiente pero cuando mire me di cuenta que eran unas ramas de vid y estas se enredaban en nuestros tobillos y las patas de blackjack.
-¿Iban a alguna parte? -dijo el señor D.
Estaba reclinado contra el edificio, aunque en realidad levitaba en el aire, con su chándal atigrado y su pelo oscuro ondeando al viento.
Blackjack relinchaba mientras se trataba de quitar las ramas de vid. El señor D resopló, exasperado.
-¡El próximo humano, o equino, que me llame «el tipo del vino» acabará encerrado en una botella de merlot!
-¡Pero no dijimos nada! -exclame molesta, ese Dios no me agradaba nada.
