La mañana del gran día amaneció tan resplandeciente como los sueños que ardían en el interior de Hikaru. Despertó sobresaltado, su cuerpo cubierto de una delgada capa de sudor anticipatorio. Por un instante, su mente vagó en la nebulosa de los sueños, pero rápidamente la realidad lo golpeó con la fuerza de un rayo solar.
Hoy era el día. El Examen de Ingreso a la Academia UA para convertirse en un héroe profesional.
Respirando hondo, Hikaru se incorporó de la cama, sus músculos tensos como resortes a punto de liberarse. Miró por la ventana hacia el cielo despejado, un lienzo infinito de esperanza bañado por la gloria del amanecer. Una sonrisa feroz se extendió en su rostro. "Es la hora de brillar."
Se vistió rápidamente con su ropa de entrenamiento, negra y ceñida al cuerpo para no restringir sus movimientos. La familiaridad de los pantalones de chándal y la camiseta sin mangas era reconfortante, como un viejo amigo acompañándolo en los momentos cruciales. Con manos temblorosas de anticipada emoción, se amarró los cintos de las muñequeras y ajustó los protectores de tobillo.
Mientras se calzaba las botas, Hikaru echó un vistazo al pequeño altar que había instalado contra la pared. Una foto enmarcada de All Might en toda su gloria descansaba allí, flanqueada por algunas veladoras tintineantes. Aquella imagen infundía en Hikaru una indescriptible mezcla de veneración y determinación acerada.
"Hoy demostraré ser digno hijo tuyo, padre", murmuró con los dientes apretados, como si pronunciara un juramento antiguo.
Tras exhalar un último aliento calmante, abandonó su habitación con pasos decididos. El aroma reconfortante de un desayuno recién preparado lo recibió al entrar en la cocina. Akane, su madre, se encontraba de pie junto a la pequeña mesa, sirviéndole un plato de huevos revueltos y algunas tostadas.
"Buenos días, mi rayo de luz", su sonrisa maternal bastaba para iluminar la estancia. "Hoy es un día muy importante, ¿estás preparado?"
Hikaru asintió con gravedad, aunque sus ojos relucían con determinación. "Nací preparado para este momento."
Se sentó a devorar los alimentos en silencio, cada bocado otorgándole renovada fuerza. Akane lo observaba embelesada, con orgullo brillando en su mirada. Al terminar, Hikaru limpió su boca con un movimiento seco y se puso de pie.
"Bien, es hora", declaró con voz que no admitía discusión. Akane se acercó y lo envolvió en un abrazo apretado, pero Hikaru captó un tenue temblor en su cuerpo.
"Ten cuidado, ¿sí? Y pase lo que pase... recuerda que ya me siento más que orgullosa de ti", la mujer susurró con voz enturbiada por las lágrimas.
"Lo sé, mamá. Lo sé." Hikaru le dedicó una última sonrisa reconfortante antes de romper el abrazo y encaminarse a la puerta con renovada determinación.
Una vez fuera, se detuvo un instante para absorber los rayos del sol mañanero, permitiéndoles llenar sus células con energía renovada. Podía sentir su "quirk" solar fluir a través de su cuerpo, inyectando cada terminación nerviosa con un cosquilleo eléctrico. Estaba listo.
Las calles de la ciudad se encontraban prácticamente desiertas mientras Hikaru emprendía la marcha hacia la sede de la Academia UA. Con cada paso que daba, su mente se aclaraba más, todos los pensamientos convergiendo en un solo punto fulgurante: la convicción de que nada lo detendría para alcanzar su sueño dorado.
Mientras Hikaru avanza por las calles camino a la UA, su determinación es ligeramente interrumpida al toparse con algunas caras familiares. El señor Yamamoto está abriendo su pequeña tienda de la esquina cuando lo ve pasar y lo llama:
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Heredero del Sol
Fanfic"En un mundo donde los héroes son aclamados, pero también perseguidos por amenazas, surge una estrella naciente con el poder del sol mismo fluyendo por sus venas. Hikaru Akiyama siempre soñó con seguir los pasos del legendario Símbolo de la Paz, All...