Prólogo

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-¡Bajo ninguna circunstancia vas a ir a ese concierto, y menos sin Blackford! ¡No voy a hablar más del tema, Avrey!

Durante semanas, Avrey había tramado asistir a ese evento junto a sus amigas, demorando hasta el último instante el revelar sus planes a su madre por temor a su reacción. A pesar de que el concierto se celebraría en una ubicación apartada del palacio y del centro de Avernell, contaba con una seguridad impecable y rigurosos protocolos de evacuación.

Si bien, la ubicación del concierto era algo alejada del palacio y el centro de Avernell, la verdad es que no escaseaba de seguridad y protocolos de evacuación. Era completamente seguro asistir y además, no iba a ir sola, tenía a sus amigas. Sin embargo, quedó claro que la reina no cambiaría de opinión, desafiante ante cualquier argumento presentado.

La puerta se cerró de un portazo y Avrey caminó furiosa por los pasillos de palacio hasta alcanzar la habitación de su hermano. Aparentemente no había nadie en su interior, pero por la voz que surgía de dentro del baño, supo que Jonas se encontraba cantando en la ducha. Se quitó los zapatos antes de dejarse caer en la gran cama -de tamaño innecesario para una sola persona-. Alcanzó a ver un libro colocado entre los cojines, así que no dudó en echarle un vistazo mientras lo esperaba.

-Joder, Ave. Casi me matas de un susto-Jonas salió del baño con tal solo unos calzoncillos puestos.

-Creo que haría falta algo más que mi presencia para matarte-rió sin levantar la vista del libro.

-¿Qué haces aquí?-habló mientras buscaba ropa limpia en su armario-¿No deberías estar probándote algún vestido para la fiesta de primavera? Tan solo quedan tres dias.

-Sé que hoy vas a ir solo a Verdonia y quiero que me lleves a un sitio.

Lo oyó soltar una carcajada, pero no dijo nada al respecto, siguió vistiéndose como si su hermana no hubiera dicho absolutamente nada.

-¿Hablas en serio?-frunció el ceño-. ¿No tienes un chofer que te pueda llevar?

- No quiero que mamá sepa que me he ido-confesó-. Ella no me deja ir y menos sin Blackford.

Blackford, el guardaespaldas que se convirtió en su sombra a la temprana edad de catorce años, cuando la reina decidió que era el momento de calmar los instintos juveniles y resguardarla de cualquier peligro que acechara en los pasillos del palacio o más allá, nunca se sabe quién puede querer atacar a la corona. Aunque por lo general era agradable pasar tiempo con él, era verdad que a Avrey le irritaba que le fuera tan fiel a la reina, aunque le pagaban por ello. A veces deseaba que tan solo quisiera ser su amigo.

-Es solo un concierto, Jonas. Puedes venirme a buscar antes de las siete y seguro que mamá ni se da cuenta que he desaparecido. Necesito esto, necesito sentirme normal aunque sean unas horas...

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