La nave se sacudía violentamente bajo los feroces ataques de Magma. Los sistemas críticos parpadeaban en rojo mientras la tripulación luchaba desesperadamente por mantener el control.
Parra: (Gritando sobre el estruendo del combate) ¡Necesitamos un plan! ¡No podemos permitir que Magma nos destruya!
Lili: (Buscando soluciones en la consola) ¡Estoy intentando estabilizar los escudos, pero necesitamos algo más que eso para enfrentar a este enemigo!
Emikukis: (Ajustando los sistemas) ¡Los motores están fallando! ¡Necesitamos más potencia para resistirnos a sus ataques!
En medio del caos, la tripulación se aferraba a la esperanza mientras luchaban por encontrar una solución. Sin embargo, la situación empeoraba con cada momento que pasaba.
De repente, un rayo de lava ardiente atravesó el puente de mando, alcanzando a Rakkun.
Rakkun: (Gritando de dolor) ¡No!
Rakkun cayó al suelo, gravemente herido por el impacto mortal. Parra y Lili corrieron hacia él, pero sabían que las heridas eran demasiado graves.
Parra: (Con voz entrecortada) Rakkun, ¿puedes oírme?
Rakkun: (Con voz débil) Sí, Parra... Estoy... bien... Iré... al... otro lado... con honor...
Lili: (Con lágrimas en los ojos) Rakkun, por favor, mantente con nosotros.
Rakkun: (Sonriendo débilmente) No... puedo... Pero recuerden... nunca... se rindan... la tripulación... necesita... esperanza...
Con sus últimas palabras, Rakkun cerró los ojos y dejó de respirar. La tripulación observó en silencio, con el corazón pesado, mientras su valiente amigo y compañero se despedía de ellos.
Parra: (Con voz temblorosa) Descansa en paz, Rakkun. Tu sacrificio no será olvidado. Prometo que continuaremos tu legado y llevaremos a la tripulación a través de este desafío.