Capítulo 2 · La Nota.

535 43 14
                                    

➤SHAY ·



Es mi hora del almuerzo y parece que ya perdí la hora que me daban para comer algo, ya que me la pasé buscando entre tantas cosas, esa hojita amarillo neón con el número del grandísimo, Omar Courtz.

—Nena, yo te juro... Sé que lo dejé aquí, yo sé que lo puse en en la pantallita de la tv, lo recuerdo muy bien... Lo dejé justo aquí, con una estrellita azúl encima para saber que era el número de él y no perderlo —le explicaba a Karla, quién me ayudaba a buscar en todo mi cubículo.

—¿Y entonces qué pasó? Esa nota no pudo haberse desaparecido así como así, menos de aquí... Tú eres bien cuidadosa —decía buscando junto a mi.

—Por eso casi me vuelvo loca... Yo estoy segura que dejé eso aquí, en esta pantalla y con la estrella azúl... ¡Puñeta!

—¡Wow! Ya está saliendo lo puertorriqueña —se acercó a mi sonriendo—. Voy al starbuck’s de aquí a la vuelta, ¿buscamos después de tomarnos ese capuccino y el panecillo? Te hago un masaje si tú quieres, para que te baje el estrés.

Asentí sonriendo—. Que sea un caramel macchiato.

—Como gustes.

Salió de mi cubículo y la vi irse brincando de una pierna a otra mientras movía sus manos a ambos lados como loca. No por nada es mi mejor amiga, por suerte lo es.

Mientras llegaba, debía buscar de nuevo. No iba a parar hasta encontrar mi nota con el número de Omar, me costó demasiado conseguirlo, no puede ser que por un descuido se me haya perdido.

—Dylan está esperándote en su oficina, que tiene algo importante que decirte —dijo Andrea, otra compañera con la cual no me llevaba del todo bien.

—Voy ahora...

—Urge que vayas, me pidió que te llevara... Se veía molesto.

—¡Y yo acabo de decirte que voy ahora! ¿Es que no entiendes, eh? Tengo cosas que hacer antes de ir a pararme frente al fucking escritorio de Dylan a escucharlo hablar to’ encojonao’ .

—Te ahorro la ida a mi oficina —escuché su voz detrás de mi, quizás en la puerta de mi pequeña oficina y volteé—. Puedes ir recogiendo todo lo que tienes aquí, Alexa.

—¿Qué? ¿Por qué? —pregunté desconcertada, mirándolo a los ojos—. ¿Qué quieres decir con eso?

—Que ya no trabajas más aquí...

—Pero, ¿por qué? No tienes quejas de mi, ¿qué excusa me vas a dar?

—No me levantes la voz —dijo apuntándome con su dedo—. Tú sabes porque lo hago, tenías una fecha... Una última oportunidad de darme un buen artículo para la página, algo que llamara la atención y no voy a negarte que hablar sobre Bryant Myers y ser el pionero del trap fue bueno para nosotros...

—¡Entonces déjame darte un artículo más!

—Ya Andrea va a dármelo —miró a la muy estúpida que estaba de pie a su lado.

—¿En verdad tú le vas a dejar esa sección a ella? —casi me reí en su puta cara—. Ella no sabe na’ del tema, si no lo básico... Yo crecí en Puerto Rico, crecí envuelta en to’ ese mundo del trap, reggaeton y ahora es el drill allá... —explicaba casi al punto de volverme loca—. ¡Los latinos son ahora los dueños del sistema! Ese es el mercado que está pendiente a lo que escribo, no me puedes botar así nada más. ¡Yo soy lo que todos quieren leer! ¡Todos están esperando que vuelva a publicar algo de impacto!

—¿Y lo tienes? ¿Ah? ¿Tienes ese artículo de impacto que todo ese mercado de latinos quieren leer? ¿Lo tienes? No basta con ver tu nombre al final de la nota para que se vaya viral, tienes que tener una buena historia... ¿Cuál es ese artículo?

BELLAQUITA ‹ OMAR COURTZ ›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora