3. A punto de estar frente a frente

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Conciertos aparecieron y el dinero comenzó a llegar, ya incluso había personas que me estaban proponiendo ser mis managers, representantes legales, y todas esas cosas que un chico tonto como yo, no entendía muy bien; yo sólo quería cantar y nada más, pero las cosas empezaron a cambiar de rumbo.

Ella había entrado a la universidad, y cada vez estaba más ocupada con sus trabajos allí, además de que trabajaba medio tiempo para costearse los estudios superiores. Y yo por mi parte estaba jodidamente atareado con lo que ahora era mi trabajo: el rap-play. Y es que una empresa de video juegos me había contratado para lanzar una gran campaña de mercadotecnia usando el rap, rap que yo escribía y cantaba. Incluso me había mudado a Madrid debido a aquel mismo trabajo. Y sí, sé lo que podrían estar pensado, pero para mí no era solo rap comercial, el rap seguía siendo rap para mí, y en tanto tuviera la oportunidad de interpretarlo y hacerlo mío, todo estaría bien.

Así pasaron tres años, y no me di cuenta de cómo ni en qué momento, pero nos distanciamos. Y sé que decirlo así suena muy tonto, puesto que ya estábamos distanciados de por sí, a miles de kilómetros de distancia, pero realmente las cosas cambiaron y todo fue tan rápido... no sé cómo explicarlo hasta el sol de hoy...

Ojalá las cosas hubiesen podido ser distintas pero no fue así, y aquí viene la peor parte de la historia....

Después de un tiempo, cuando hablábamos ella sonaba diferente y solo escribía, ya no había web cam; aún así sus palabras parecían diferentes y yo no entendía bien por qué.

Sentí que debía verla, que tenía que conocerla en persona, y no quería perderla, porque aunque en realidad no había sido mía, y lo nuestro no era formal, quería estar con ella, yo la amaba aunque no la conocía, y aunque eso parece imposible, así era.

Así que revisé su ubicación en la Tierra gracias al GPS que tenía la aplicación de la red social que usábamos, y decidí viajar hasta Colombia para verla de sorpresa, para abrazarla y decirle que la amaba, esperando en lo más profundo que ella sintiera lo mismo.

Entonces, sin pensarlo demasiado empaqué lo necesario y tomé el primer avión a su país. Mientras viajaba me sentía cada vez más emocionado, pronto conocería a la chica que tantos suspiros me había robado, a quien me había emocionado con tonterías, a la que había sacado la parte de mí que yo creía perdida, a quien había hecho de mi vida un sueño a pesar de estar tan lejos de mí.

Amor virtual, amor incondicional |Finalizado|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora