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"Pequeño Desafortunado" llamó el hombre, un hombre extraño, muy extraño

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"Pequeño Desafortunado" llamó el hombre, un hombre extraño, muy extraño. Era un cuerpo alto y largo, vestido completamente de negro, no dejando ver su piel, incluso con guantes negro de cuero. Y su cara... Su cara era... Rara, muy rara, pues no era la carita que Felix o cualquier persona podría tener, era una calavera, una calavera de un lobo, aún se veía algo de sangre seca por la frente del hueso del animal.

Felix, quien estaba mirando un árbol sin color, oscuro, se giró al escuchar su sexto nombre y miró al hombre, pues la verdad era que conocía a aquel hombre a la perfección, El Hombre Sombra, lo llamaba él.

"¡Hola!" saludó Felix con una sonrisa.

"Pequeño Desafortunado... Llevas mucho tiempo sin venir a verme" se quejó el hombre de voz grave y profunda. Felix asintió con su cabeza.

"Sí... Últimamente no he podido visitarte, Hombre Sombra, lo siento" dijo Felix con voz dulce y algo de lástima.

"Eres dulce, Pequeño Desafortunado" halagó el Hombre Sombra. Felix sonrió. "Vamos a jugar a un juego" inició el hombre de voz grave.

"¡Sí, sí! ¡Un juego!" exclamó el pequeño con alegría e ilusión, sonriendo grande de nuevo.

"Jugaremos a la preguntas..." informó el hombre de voz grave.

Un chico de pelo negro, labios pomposos, ojos puntiagudos y gatunos, con una cara seria y sin emoción alguna, mira a un punto fijo del suelo de su casa, sentado en el sofá de terciopelo. Algunos moratones cerca de su labio superior, al igual que unas heridas en su labio inferior. Su ojos también resaltaba debido a su oscuridad en ellos y ojeras casi moradas. Un moratón en su ceja izquierda y sus largos y delgados dedos con algunas heridas y con las yemas de estos moradas.

Hoy era su cumpleaños, y por alguna razón para todo el mundo era una alegría menos para su familia. No es como si no estuviera acostumbrado a este tipo de tratos.

Hoy, por su cumpleaños, había quedado con su mejor amigo para salir al bosque, pues al pelinegro le encantaba el bosque, la naturaleza era lo mejor de su vida. Y ahí estaba, esperando a que El Lindo Desafortunado viniera a su casa con esas pecas encantadoras, esa mirada brillante y su sonrisa inocente.

Finalmente, después de unos minutos, la puerta de su casa fue tocada suavemente. El pelinegro ríe ligeramente al imaginarse de quien se puede tratar. Se levanta de sofá y abre la puerta, mirando al chico rubio con esa sonrisa que decoraba su cara.

-¡Hyunjin! -Exclamó Felix entusiasmado y abrazó el cuerpo del alto, con una gran sonrisa. Hyunjin rápidamente le devuelve el abrazo, poniendo sus brazos alrededor del cuerpo de su amigo, rozando levemente su cadera con sus dedos delgados y largos.-¿Nos vamos? -Preguntó el rubio con una sonrisa, mirando a los ojos del pelinegro, quien aún rodeaba su cintura con sus brazos.

-Claro -contestó, igual de neutro que siempre pero con una pequeña sonrisa. Se despegó del rubio y caminó hacia su bolsa, llena de agua y objetos que pueden ser útiles para un paseo por el bosque. Ambos salieron de la casa y caminaban hacia el bosque, saliendo del pueblo mientras hablaban y reían.

Lindo Desafortunado//Hyunlix//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora