El día de su ejecución llegó. Los guardias esperaron hasta la noche para sacar a Hinata de la celda. La condujeron por un pasillo angosto hasta que llegaron al patio central de la mansión de los Uzumaki. Al levantar la vista, la joven Hyuga vio a la matriarca Uzumaki, vestida como una de las sacerdotisas del dios Kurama, a su lado, estaba su hijo, Naruto, llevando en brazos a su amada, la señorita Sakura, quien estaba inconsciente.
-Aprésenla en uno de los pilares. En el siguiente coloquen a la otra – ordenó Kushina
Arrastraron a Hinata hasta el pilar derecho. Sujetaron sus manos y pies con cadenas. Hinata no les prestó atención. Sus ojos miraban al hombre que amaba y que iba a ejecutarla sin saber cuál fue su pecado. Los gritos de su hermana la sacaron del trance. Hanabi fue golpeada por uno de los guardias que la llevaban al pilar restante. La niña no había parado de insultar a sus captores durante el largo recorrido. Al igual que su hermana, la amarraron con cadenas, sin importarles que estuviera a punto de desmayarse.
-Hanabi – llamó Hinata – Hanabi, soy yo, Hinata
- ¿Eres tú? ¿Hinata? – preguntó débilmente
-Dense prisa y traigan al último – la voz de la matriarca resonó
"¿Último? ¿Quedaba alguien más vivo?" pensó Hinata.
Pronto sus preguntas fueron contestadas cuando vio a los guardias arrastrar el cuerpo moribundo de Neji. Su querido primo seguía vivo, a pesar de haberse quedado atrás mientras escapaban del Imperio Oriental después de la masacre de la familia Hyuga. Colocaron el cuerpo a los pies de ambas hermanas.
- ¡Neji! ¡Neji! – lo llamó, pero no hubo respuesta.
La familia Hyuga fue acusada de traición al Imperio. Todos los miembros fueron asesinados por órdenes del emperador a excepción de las hijas del jefe Hyuga y su sobrino, pero no pasarían de esa noche. Cubrieron el cuerpo de Neji con paja y rodearon el suelo con diferentes patrones.
-Hoy nos reunimos para ofrecer nuestro sacrificio al dios Kurama – habló Kushina – Daremos muerte a los traidores y salvaremos a mi nieto, nuestro salvador que fue prometido – se acercó a Naruto – Hijo, coloca a Sakura en el altar
-Sí, madre – cuidadosamente depositó a la mujer en el lugar indicado y le dio un beso en la frente – Pronto estarás mejor, ya lo verás
-Ahora comencemos – Kushina se arrodilló ante la estatua del dios Kurama – Oh poderoso Kurama, te ofrecemos la sangre de los enemigos y te rogamos por la vida de tu elegio, el salvador que nos fue prometido. Permítele llegar al mundo para cumplir con su destino – se postró ante la estatua, todos la imitaron – Que nuestras ofrendas sean de tu agrado, oh, gran Kurama – permaneció en esa posición durante mucho tiempo. Cuando se levantó, su mirada se dirigió a los prisioneros – Ahora, le permitiremos a los traidores purificarse de sus pecados con el fuego ¡Prendan la pira!
Hinata observó con horror como las personas vitoreaban la decisión de la madre de su amado. Si tan solo hubieran escapado antes estarían a salvo.
- ¿Por qué gritan? – preguntó Hanabi luego de abrir los ojos - ¿Dónde estamos?
Su hermana empezaba a recuperar la consciencia justo cuando iban a matarlas. Bajo sus pies, el cuerpo de Neji parecía moverse. Él también comenzaba a despertar. A Hinata le dolía saber que no iban a sobrevivir. Si tan solo fuera ella a quien ejecutaran, su arrepentimiento sería menor, pero había arrastrado a la desgracia a los últimos miembros de su familia.
- ¡Paren! ¡Por favor, paren! – gritó cuando se acercaron con las antorchas, prendiendo fuego a la paja – ¡Por favor, tengan piedad! ¡Nosotros no hicimos nada, lo juro, somos inocentes! – pero nadie prestaba atención a sus súplicas, sino que alzaban sus voces con oraciones al dios Kurama – ¡Naruto sálvame! – su amado la ignoró – ¡Estoy embarazada! ¿Vas a matarme junto a tu hijo? – en la desesperación confesó su secreto. Esto conmocionó a la matriarca Uzumaki, ya que, al haber otro niño, cabía la posibilidad de que ese fuera el salvador que esperaban.
- ¿Es cierto lo que dice esa niña? – encaró a su hijo – Dime ¿Está diciendo la verdad?
-Madre, te juro que no es cierto – dijo – No he tocado a otra mujer que no sea Sakura. Si está embarazada puedo asegurarte de que ese niño no es mío – mintió para salvar a la mujer que amaba y al hijo de esta, a quien consideraba como propio. Quizás se enfrentaría a la ira de su madre en el futuro, pero no le importaba con tal de saber que Sakura y el bebé vivirían. No creyó en las palabras de Hinata, para él, solo eran mentiras que decía para evitar la muerte.
-Es una mujer malvada hasta el final ¿Cómo se atreve a mentir sobre un tema tan delicado?
A Hinata le destrozó el corazón las palabras de su amado. Ella, que lo había apoyado cuando las personas dudaban de su legitimidad al no tener la apariencia de los Uzumaki, que lo defendió de las críticas por sus fracasos y que lo salvó del engaño de la santa falsa. Ese hombre, por el que lo había arriesgado todo, ahora la condenaba a muerte en beneficio de otra mujer. Su hijo jamás vería el mañana, pero el de Sakura viviría para ver el mundo destruirse.
-Hermana, esto quema – se quejó Hanabi – Hermana, regresemos a casa, esto no me gusta
Hinata lloró al escuchar a su hermana. La pobre era inocente de los errores de su hermana mayor y ahora enfrentaba la muerte a su lado. Las llamas cubrieron el cuerpo de Neji, quien pronto dejó de moverse. El fuego las alcanzó. Ambas comenzaron a arder. Los gritos de Hanabi se escuchaban por todo el recinto.
- ¡Me quema! ¡Me quema!
- ¡Hanabi!
Nadie vendría a rescatarlas. Ese era el final de la familia Hyuga, una de las pocas familias que estuvieron presentes en la fundación del imperio y mantuvieron su poder por años.
"Esto no debió acabar así. Ellos merecían vivir. Mi familia merecía vivir. Ojalá nunca te hubiese amado Naruto, jamás debí de ser tu escudo, solo me trajiste la desgracia. Si existe otra vida, no volveré a amarte, salvaré a mi familia y definitivamente viviré pensando en mí" fue el último pensamiento de Hinata antes de perder la conciencia.
Se despertó al escuchar las voces de sus padres. Su madre había muerto cuando era una niña, por lo que creyó estar en el paraíso.
-Hinata, despierta. Mamá ya está aquí – una voz suave le habló.
Cuando sus ojos se abrieron, lo primero que vio fue a su madre.
- ¿Esto es un sueño? – no se percató de que estaba expresando sus pensamientos en voz alta.
-Tranquila, que mamá ya está aquí – la mujer la cargó en sus brazos – Todo está bien mi pequeña
Si era un sueño, no quería despertar. Estaba tan feliz con ese reencuentro, que ya nada le importaba.
-Solo fue una pesadilla, mi niña. Ahora estoy contigo
Deambularon por toda la habitación. Hinata disfrutaba de las atenciones de su madre, hasta que pasaron frente al espejo. Entonces pudo apreciar su apariencia, de la cual no se había percatado anteriormente. Era una niña pequeña. Su asombro aumentó con las palabras de la mujer.
-Llamaré a Hizashi, quizás si trae a Neji te sentirás mejor. Siempre te alegras al verlo
"¿Su tío y Neji? ¿También estaban en el paraíso?" pensaba la niña.
-Iremos con Ko – habló de repente – Tu padre tiene una reunión importante y yo tengo que estar con él, pero te prometo que volveré para jugar contigo
Hinata no comprendía las palabras de su madre, pues no esperaba que también su padre se encontrara en ese lugar, además de que hablaban de una reunión. A su memoria llegó el día que interrumpió en la junta con los Uchiha. Hiashi la regañó a pesar de ser solo una niña de tres años.
- ¿Acaso he retrocedido el tiempo? – pensó
-Mamá ¿Qué día es hoy?
-Que pregunta tan extraña. Hoy es catorce de enero, de acuerdo con el calendario imperial
- ¿Y el año?
-Estamos en el año doscientos cinco desde la fundación del Imperio
Ya no tenía dudas. Había retrocedido en el tiempo.
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Segunda Oportunidad
Fiksi PenggemarHinata cometió el error de amar a la persona equivocada, alguien que le había entregado su corazón a otra mujer. Sus malas decisiones provocaron la caída y ejecución de la familia Hyuga. En el último momento de vida, se arrepintió de haberlo dado to...