Capítulo 1

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Baycrest Lake, a bordo en el crucero.

Jenna

No podía estar más encantada con lo que mis ojos presenciaban en este instante. El sol brillaba en su máximo esplendor, deslumbrando destellos dorados en el agua. Tiñendo las nubes en tonos rosado y naranja que comenzaba a desvanecerse dando paso a la oscuridad.

Esto solo indicaba el momento de ir directo a mi habitación, el barco se preparaba para la noche.

Avanzando por cada pasillo dentro del barco, no podía evitar admirar la impresionante arquitectura de este, los elegantes detalles en la madera, los pasillos iluminados con una suave y cálida luz.

Los techos altos que daban la sensación de grandeza, un espacio digno de admirar. En cada esquina, detalles meticulosamente diseñados solo para alguien que sabe apreciar y captar la dedicación que han dado a este barco.

Y sin darme cuenta, nuevamente, mi apreciación me había llevado más lejos de donde debo estar, terminando en un camino completamente diferente al de mi habitación. Que a juzgar por la fachada de este pasillo podría ser perfectamente un área administrativa.

Estoy aquí para explorar cada rincón de este barco, para conocer el arte que se esconde entre pinceladas, no para temer en donde me meto por no ser el área adecuada. Sin miedo me adentré más al fondo del pasillo donde ya observaba una puerta de cristal, dejando ver su interior y lo que parecían ser unos mostradores.

Pero hubo algo más que logró captar mi atención, decidida empuje la puerta de cristal y entre.

Observando los cuadros en color sepia que adornaban las paredes. Cada imagen, cada persona retratada en esas pequeñas fotos, atrapadas en un instante. Adornadas con marcos antiguos que estaban cuidadosamente pulidos, con detalles dorados que brillaban a la tenue luz que emanaba de las lámparas de cristal. También había pinturas, en óleo, acuarela, todas delicadamente trazadas.

—Solo un tonto inmortalizaría instantes. Una sonrisa irónica surgió de mis labios, mientras pronunciaba esas palabras, saqué mi teléfono y apunte hacia los cuadros frente a mí. Ser "esa tonta" es exactamente lo que me hace sentir viva.

Retratar todo aquello que me parecía hermoso y era digno de guardar en pixeles, pero yo prefiero hacerlo al estilo antiguo, con una cámara instantánea y mis pequeñas fotos con su cuadro blanco.

El pensamiento de Jenna se había escapado de sus labios, resonando en en la habitación, captando la atención de alguien que todo este tiempo estuvo dentro del mismo lugar, absorta en sus pensamientos no captó su presencia hasta que la escucho hablar.
Alzó su mirada para encontrarse a una chica dándole la espalda, poseedora de aquella voz que había acabado con el silencio del lugar.

—Creo que el verdadero arte está allá afuera.

Me paralicé por completo al escuchar ese comentario, notando que no estaba sola. Un ligero rubor coloreó mis mejillas mientras giraba para encarar a la dueña de esa voz. Sus ojos se encontraron con los míos, no pude evitar resistirme al encanto de su rostro, el brillo en sus ojos era tan intenso, cautivante, era preciosa físicamente, una visión de la belleza personificada, su cabello caía en suaves ondas de un castaño oscuro, destacando su rostro angelical adornado por unos ojos azules completamente hipnotizantes. Sus labios rosados curvados en una sonrisa encantadora iluminaban su rostro, añadiendo un brillo radiante a su belleza natural. Su cintura delicadamente definida acentuaba su feminidad, mientras que sus curvas suaves y proporcionadas la convertían en una verdadera obra de arte. Una sonrisa se dibujó en mis labios, incapaz de apartar la mirada de aquella chica.

—No hay mejor arte que el que puedes crear. — dije firme

—Para la musa que incendia tu alma. Pierre Beaumont, 1980.

Ella sabía. Poesía incomprendida, amada por conocedores, odiada por los mediocres.

Instantáneamente, un cosquilleo recorrió mi cuerpo al escuchar sus palabras y sentir su mirada penetrante sobre mi, como si una corriente eléctrica hubiera pasado por encima de mi.

Y como abuso de su belleza se inclinó ligeramente en el mostrador apoyando sus codos en este, llevando sus manos a su barbilla, como si en mi estuviera viendo lo más interesante de este lugar. Mi débil alma no pudo contener la decencia que me esforzaba por aparentar, me fue imposible no bajar la mirada a su camisa desabotonada, que fue una completa perdición una vez se inclinó y sus codos lograron hacer más tentadora la vista. Extraordinariamente seductor. Un humano que simplemente no puede evitar ver un poco más de lo debido.

—No te juzgo por apreciar el arte que encontraste aquí, después de todo no soy el guardia de este lugar, pero esta es un área más exclusiva, ¿sabes?

—Si, lo siento parece que me perdí un poco, normalmente me dejo llevar por lo que es irresistible, no debi llegar aquí. — la miré fijamente, curvando ligeramente mis labios.

—¿Perdida? Quizás pueda ayudarte a regresar por dónde venías, o ¿prefieres perderte un poco más?— una sonrisa traviesa se asomó por sus labios, soltando aquello como lo que parecía más un sugerencia.

Una tensión mutua e inevitable  se podía sentir en el aire como si el destino mismo nos hubiera guiado hacia ese momento. La tensión en el aire era indiscutible desde el momento en que cruzamos miradas, había algo en esa chica que me hacía cuestionar la cordura de mi ser.

—¿Serás mi guía si decido perderme más?

—Yo esta noche puedo ser lo que tú quieras, un ángel, un demonio, lo que quieras. Tú escoge.

Y con un movimiento ágil y sin esfuerzo, ella se apartó del mostrador, dejando que sus caderas se deslizaran moviéndose de un lado a otro de la manera más sensual posible. Se recargó contra la pared cruzando su brazos. Mis ojos no podían apartarse de su figura. Una sonrisa juguetona salió en sus labios.

Esta será la única vez, esta es la única noche en la que podré hacerla mía, una noche cayendo en sus juegos, no ha hecho más que tenerme adivinando su siguiente movimiento, tiene mi atención.

Si está noche he atraído mi perdición, entonces que me haga perder la cabeza por ella.

Sucumbiendo ante la irresistible atracción que salía de ella, no hice más que ir detrás suyo, el camino ya comenzaba a ser familiar para mí, más no rompería el silencio para hacer destacar la similitud de nuestra estadía.

Finalmente llegamos a lo que era la suite principal. Bastante lujosa y espaciosa como en la que estaba yo, solo que esta si tenía balcón. Por intuición noté que solo está del lado contrario a mi suite.

Nos encaminamos a la puerta, pero se detuvo para mirarme.

—Una vez dentro no puedes tomar fotos.

—Mis ojos ya están capturando lo mejor de la noche.










No preguntaré si les gusta, porque solo hago lo que no encuentro en wattpad y quisiera leer, así que les confirmo que va a gustarles. 🩵

𝓢𝓾𝓶𝓶𝓮𝓻 𝓵𝓸𝓿𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora