J a z ʙ a ⟫Taekook⟪

6.- Love when you cry

Te he estado observando toda la hora y tus ojos ni siquiera se han paseado por el escritorio. Siento que me evitas Kookie, pero no es así, ¿verdad? Tu no evitarías a la persona que te ama tanto, ¿cierto?

Justo ahora veo como uno de tus compañeros te lanza un pequeño papel que tu recibes sin problema, como si estar en contacto con un puto infante te hiciera feliz. Lo lees con curiosidad y después le regalas una linda sonrisa que nunca me has otorgado a mi.

 Me pongo de pie y camino hacia ti. Me miras y te guardas el papel en el pantalón. 

No te he perdido detalle, se que en esa nota no había nada bueno, por que..... por que lo bueno es aquello que te hace llorar, Kookie, justo como lo haces conmigo, y esta estúpida nota te he hecho sonreír. Sonreír como nunca lo haces conmigo, esa sonrisa no me pertenece como tu llanto o tus súplicas que sabes que son solo mías, inequívocamente exclusivas para mi.

 Antes de que ninguno de tus amigos se de cuenta, te quito el papel con brusquedad y delante tuyo. Lo leo. 

Era una carta de amor

 Lo estrujé en mis manos y lo doblé por la mitad para romperlo justo en frente de ti. 

Trayendo de nuevo esa expresión que tanto me encanta, tu silencioso llanto. Tiro el papel y vuelvo a mi escritorio, donde te advierto con la mirada lo que pasará después. 

Después de 20 minutos de clase, tratas de salir camuflado con el resto de tus amigos, pero ¡Oh, sorpresa! Al único que miro es a ti. 

Me acerco a ti y te tiro al interior del salón, donde estás nuevamente en mi dominio y no puedes hacer nada contra mi. 

Corres hacia los pupitres tratando de huir de mi, pero atrapo tu muñeca y te jalo hacia el escritorio. Lloras, no entiendo el por qué de ello si sabes que te encanta.

 -P-Profesor Kim.... p-uedo explicarlo 

-Colócate boca abajo 

-D-Déjeme e-explicarle... p-por favor

Esta vez no te doy oportunidad de explicarme nada. Yo mismo te empujo contra el escritorio, dejando tu culo expuesto para mi. 

Muerdes con fuerza tus labios tratando de que no se te escape ningún sollozo, pero mi mano baja tu ropa con rudeza haciéndote estremecer. Intentas gritar por ayuda, pero mi mano cubre tu boca y evita que salga cualquier sonido alarmante.

 Todavía no pienso penetrarte, solo te daré tu merecido. 

Me quito el cinturón y elevo tu camisa, dejando así, toda la parte trasera de tu cuerpo descubierta. Azoto la hebilla contra tu perlada piel, que en seguida se corta dejando un caminito diminuto de sangre. Lo vuelvo a hacer, esta vez gritas con más dolor. Lo hago vez tras vez y amo la manera en la que tus hermosos aullidos de dolor me excitan considerablemente. 

Te volteo y dejo que tu sangre carmesí se esparza en mi escritorio. Sé que sientes el ardor el toda tu piel, me excita. 

Tus ojos rogando piedad, tus labios rojos de tanto morderlos, tu pequeño cuerpo debajo mío temblado me excita. Llevo una de mis manos hacia tu mejilla, en la que recorrían numerosas lágrimas. 

-Realmente amo cuando lloras, bebé.