Capítulo 3

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-Si te fuiste con él, todo pudo haber sucedido. En Las Vegas la gente se casa con mucha facilidad. Creo que debes ir y averiguar qué desea después de tantos años... Total, nada va a pasarte, pues van a ir a un lugar que está lleno de gente.

-Sí, tienes razón. Iré a esa cita y sabré qué quiere Rod.Las manos le temblaban a Kim y Estefanía lo notó.

-Tranquilízate, Kim. No puedes perder el control es esto que es tan serio para ti. Yo estaré pendiente de tu llamada para que me cuentes el resultado de ese encuentro -le dijo Estefanía y le dio un abrazo.

Lo reconoció enseguida. Y a Rod debió pasarle lo mismo, porque al verla se levantó enseguida de la silla. Kim, decidida, avanzó hacia él y el le dijo:

-Hola.

-Hola, Kim. Siéntate, por favor.

Kim se sentó. Durante un rato quedaron en silencio. Lo rompió Rod.

-Nos conocimos en Las Vegas por casualidad y nos gustamos mucho.

-No estoy casada contigo -lo interrumpió un poco bruscamente

-Me conociste...

-He conocido a muchos hombres durante el transcurso de mi carrera y no me he casado con ninguno.

-Conmigo sí te casaste.

--¿Qué te propones, Rod?

-Nuestro matrimonio es real. Existe un certificado que lo comprueba.

-Un certificado...

-Si, Kim. Si quieres, podemos tratar de recordar lo que pasó entre nosotros.

-No quiero. Han sucedió muchas cosas en estos cinco años que prefiero no aclarar por mi tranquilidad.

-Eso es egoísmo.

-Llámalo como quieras.

Kim intentó ponerse de pie.

-Espera-le dijo Rod con energía-.

Vine a Boston para arreglar este asunto.

Deseo formar un hogar, tener hijos... ¿Contigo? No lo se.

Pero al estar casado contigo no puedo hacerlo. Por eso quiero pedir el divorcio, para ser un hombre libre.

-¿Divorcio? ¿De qué, si jamás...?

Rod alzó la mano. Por la manera de hacerlo, Kim presintió que él estaba seguro de lo que hablaba. ¿Iba al fin de desvanecerse la interrogante que la había atormentado durante años? Por primera vez en su vida tuvo miedo indescriptible de ver claro lo que tan confuso había estado en su mente.

-Nos casamos en Las Vegas. Nos encontramos los dos grupos y desde el primer momento nos gustamos. Tú y yo nos separamos del resto. Recorrimos los hoteles y nos divertimos. Tomamos mucho licor. Recuerdo vagamente que te pedí que nos casáramos y aceptaste. Después, nos fuimos aun hotel. Mucho más tarde, al despertarme, me vi solo. En la mesa de noche estaba el certificado de nuestro matrimonio. Sentí rabia, ¿sabes? Te habías marchado sin decirme adíos.

Kim recordaba vagamente que al despertarse y verse en una cama con n hombre, había salido corriendo del hotel.Fue donde estaba hospedada con su grupo, tomó su valija y se marchó al aeropuerto sin despedirse de nadie. Necesitaba huir de todo aquello. Era la primera vez que hacía el amor y había sido con un desconocido.Se puso de pie. A Kim le era imposible recordar esa experiencia con calme.

-Vamos a dar un paseo-le dijo Rod con energía-.Hablaremos mejor.

Salieron del restaurante. Kim sabía que no podía evitar esa conversación. Además, ¿no la deseó durante años?

Extrañamente, no sintió desconfianza.

Subieron al auto de Rod.

-Vamos a un lugar tranquilo.. Tú, que vives aquí, podrás guiarme mejor.

Kim le dijo que fueran a un parque. Cuando llegaron, se sentaron en un banco. Rod la miró fijamente y pensó que era más linda de lo que la recordaba.

-Bien, Rod, no creo que lo nuestro tenga tanta importancia. Si estamos casados, como dices, todo se arreglará firmando los papeles de divorcio. Lo único que te pido es que seas discreto, sobre todo por mis padres. Ellos se sentirían avergonzados de que yo hubiera...bueno, de que me haya ido con un desconocido. Además, ese certificado de matrimonio, ¿será real?

-Te será muy fácil averiguarlo. Investiga en el juzgado de Las Vegas.

Era ciento entonces. No había posibilidad de engaño.

-¿Por qué tardaste tanto tiempo en aparecer? No lo entiendo.

-Mira, cuando te fuiste de hotel, me quedó el recuerdo de tu persona y el certificado de matrimonio. Sabía que vivías en Boston, puesto que me lo habías contado, pero no quise buscarte. Me había molestado mucho que huyeras de esa manera. Además, en este tiempo no tuve intenciones de casarme con otra mujer. Pero ahora sí quiero hacerlo. No tengo novia, pero quiero buscarla para formar un hogar. Dime algo: ¿a ti no te quedó ni un recuerdo de esa noche?Lo tenía. Concreto, vivo, palpitante. Pero no pensaba decírselo.

-Tengo que irme, Rod, pues hoy me toca trabajar de noche en la redacción. Soy periodista y es una carrera sacrificada. Llévame de regreso donde dejé mi auto.

-Vamos...

En el camino, Rod le preguntó:

-¿Por qué trabajas tanto si tus padres tienen mucho dinero?Lo miró con seriedad.

-¿Ese es el motivo que te trajo a Boston? ¿Quieres pedir dinero por el divorcio?

Era ofensiva, pero a Rod no pareció importarle lo que le dijo.

-Podría ser, y sería muy humano, pero en realidad ese no es el motivo.

-Rod, te voy a pedir que tu abogado se ponga de acuerdo con el mío. Dime dónde estás hospedado...

Rod se lo dijo. Era el mejor hotel de la ciudad, pero Kim no hizo comentarios.

-Adiós, Rod. Espero que este asunto quede definido pronto.

-Hasta pronto, Kim. Tú y yo no hemos terminado nuestra conversación.

-Mira, Rod, si no te empuja el dinero ni el amor, ¿para qué tenemos que seguir hablando? Mañana mismo llamaré a mi abogado. Si deseas casarte con otra mujer, te ayudaré a conseguirlo.

-¿Y tú, Kim?

-¿Yo que?

-Eres joven, muy bella y sé que vives sin afectos. ¿Por qué razón, cuando todo te sonríe? Se puede ser muy independiente, como eres tú, pero, ¿Por qué no tratas de ser feliz en tu vida sentimental?

Kim lo miro fijamente. En el fondo de su ser sabía que Rod tenía razón, pero le dolía que se lo dijera. ¿Por qué se interesaba tanto en ella?

-No he encontrado al hombre que me llene, Rod. Eso es todo.

-¿Sabes, Kim? Te propongo algo.

-¿Qué cosa?



Estás casada conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora