Capítulo 4

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-Que vivamos juntos.

Kim se estremeció.

-¿ Tú y yo?

-Sí. Recuerdo que en Las Vega sentimos una gran atracción el uno por el otro.

Eso podría resurgir entre nosotros. Si no congeniamos, nos divorciamos. Y si podemos ser felices juntos, formaremos una grna familia. Yo trabajaré para ti y, si lo deseas, puedes dejar el periodismo.

-Estás loco, Rod.

-No, no lo estoy. Estás casada conmigo, ¿por qué no podemos vivir juntos? Piensalo, Kim. Mi propuesta es firme. Toma, te hice una copia de nuestro certificado de matrimonio, por si deseas investigar. Te veré dentro de una semana, pues voy a salir de viaje hoy mismo. Desde que vine a Boston me dediqué a averiguar todo sobre ti. Sé donde tienes tu apartamento. Si tu respuesta es negativa, procederemos al divorcio. Los dos cometimos un error en una noche de diversión, pero fue algo serio... Oye, ¿me das un beso de despedia?

-¿Cómo te atreves?

-Me diste muchos en pocas horas -dijo Rod echándose a reír.

-Mi respuesta será no, Rod.

-Esperaré una semana.

Peggy miró a Kim fijamente. Era la única persona que la conocía de verdad y adivinaba cuando algo la agitaba. En ese momento, la joven estaba muy nerviosa.

-Tómate esta taza de té, Kim.

-Mejor dame un whisky, tía Peggy,

-Ten cuidado, hija. Hay que tener moderación con el licor.

-Casi no bebo, tía Peggy. Solo lo hice una vez, más de la cuenta, y las consecuencias han sido difíciles para mí.

-Lo sér, Kim. Me consta todo lo que has sufrido.

-Tía Peggy, estoy casada.

La dama dio un salto. Kim procedío a contarle todo lo relacionado con Rod.

-¿Lo saben tus padres?

-No, peor eso no me preocupa. De momento, lo único que me inquieta es la personalidad de Rod.

-Cuandp la personalidad de un hombre inquieta es que te interesa.

.No me interesa.

-Bueno, cuéntame cómo fue.

-Fue en Las Vegas. Me casé con él. ¿Estaba loca? Debía estarlo. Solo recuerdo huyendo de un hotel para irme en el primer avión. Cuando vine aquí, no fui a ver mis padres, directamente aquí, no fui a ver mis padres, vine directamente aquí.
-Sí, Kim, lo recuerdo. Lloraste entre mis brazos. Era la primera que te veía tan descontrolada desde que nos pusiste a mi marido y a mí al frente de esta granja.

-Después se convirtieron en mis cómplices, pues nada les dijeron a mis padres.
- No lo hicimos solo por ti, sino por ellos, para evitarles un dolor. Para tus padres eres una joven independiente, libre y feliz, pero no saben que en tu vida privada hay una situación difícil. ¿Que vas a hacer?

-No lo se.
-Ese hombre, ¿te merece?
-No se trata de eso. Lo que pasa es que no existen sentimientos entre nosotros. Aunque no lo creas, tía Peggy, yo todavía creo en él amor.

Se escucharon unos pasos en él patio.
-Peggy, ¿esta kim contigo? Su auto esta afuera y no es usual que venga a esta hora -pregunto Sam en voz alta.

Mike entro corriendo. Era un niño de grandes ojos verdes, pelo oscuro y alta.

-¡Kim! - grito abrazándola.

Kim lo abrazo y lo beso muchas veces.
Durante un rato se dedicó al niño.

-¿Te quedas a cenar con nosotros?
-No puedo, tía Peggy. Tengo que trabajar esta noche.

-No te vayas, Kim... -le dijo Mike.
-Cada vez me es mas difícil separarme de ti, pequeño. Vendré en él sábado y él domingo para estar contigo.

-Me veras a montar a caballo, Kim. Ya mi abuelito me enseño.

-Montaremos juntos, Mike. Gracias, tía Peggy, por escucharme.

Mientras Peggy cocinaba y servia la cena, Sam fue a acostar a Mike. Después se acerco a su esposa.
-Kim estaba muy triste, Peggy, aunque trató de disimularlo. ¿Que le pasa? ¿Sus padres han descubierto al niño?

-Eso no, Sam. Para ellos, Mike es nuestro nieto, él hijo de Berta, quien esta en Dinamarca, y como es mama soltera, no puede atenderlo sola.

-Entonces, ¿que ha pasado?

-Mira, Sam, nosotros le debemos mucho a la familia Walsh. Cuando eramos sus empleados, no imaginábamos que íbamos a ser tan felices en esta granja.

-Lo sé, Peggy.

-Gracias a Kim, que nos envió a trabajar aquí, cuando la heredo él tío Paul, vivimos tan bien y somos felices con Mike.

La primera vez que me llamo tía Peggy, me sentí unida a ella por un deber y desde entonces lo hemos cumplido muy bien. Para nosotros es como nuestra hija.

-Sí, Peggy, así lo siento yo. Me emociona que ella nos llame tíos, cuando fuimos sus empleados.

-Kim es buena, dulce.... Vivió una experiencia muy difícil y , gracias a Dios, confió en nosotros y pudimos ayudarla.
Guardamos su secreto celosamente.

-¿Que paso ahora, Peggy?
-Apareció él hombre ... Es su marido.

Peggy le contó todo a Sam. Cuando él termino, él le dijo;

-Tal vez sea un buen hombre, Peggy.

Creo que Kim debe darle la oportunidad que le pide. Y eso que él no sabe sobre...

La existencia de Mike..



Estás casada conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora