Bajo las noches estrelladas se encuentra aquel olvidado campo, donde un alma cuestiona su pasado y contempla todo a su alrededor con la presencia de un extraño ser ¿de luz?...
Todo quedó en silencio. El hombre a quien acababan de llamar "Roberto" estaba confundido. ¿Quien era ese tal Roberto?
-¿¡DE QUÉ HABLÁS, PENDEJITO?! ¿¡QUIÉN ES ROBERTO?!
-VOS SOS ROBERTO, ¡VOS SOS ROBERTO, ESTÚPIDO!
Nuevamente, se quedaron callados mientras resonaba el eco de los gritos de ira.
-¿Roberto?... ¿Desde cuando? ¿¡Como sabes?!
- ¿Me vas a seguir o no, Roberto?
Roberto accedió. Continuaron caminando, pero no muy pronto iba a amanecer. Roberto notaba como el chico luminoso crecía cada que dejaba de prestarle atención. Parecía que todo su ciclo de vida se concentraría en una noche, pero aún así continuaba cuestionandose todo lo que era aquella extraña luz. Aquella extraña pero bonita -en un sentido platónico- luz.
Se sentía bastante incomodo con ese silencio, buscaba alguna manera de romperlo sacando un tema. Tardó diez minutos buscando uno decente, y lo encontró.
-¿Por qué no me habías dicho antes que me llamaba Roberto?
-Aunque no lo creas, es verdad. Pensaba contarte todo pero aún así sabía que no le ibas a creer a un fantasma. Por eso quiero que veas todo por tu cuenta.
-¿Fanstasma? ¿Que te sucedió? -Agachó la cabeza para intentar ver a la luz.
-Quiero que veas todo por tí mismo. Tal vez así entiendas mejor todo esto -A medida que el fantasma hablaba, su voz se iba rompiendo lentamente. Al notar esto, Roberto intentó alegrar un poco a la luz parlante.
-Si te duele tanto, deberías estar orgulloso de estar acá afrontando todo, nene.
-Es lo menos que puedo hacer por vos, Rober...
El corto silencio y la caminata fueron interrumpidos por la frenada seca del joven, parecía que no podía tolerar más aquel dolor que Roberto desconocía.
-¡Perdón!....perdón. -Repetía el chico entre sollozos.
Roberto volteó y vió al joven brillante cubriendose la cara, queriendo ocultar su rostro triste. Comenzó a acercarse al niño lentamente para no alterarlo y así poder calmarlo.
-Ey, no se que está pasando acá, por qué querés ayudarme o por qué estás triste. Gracias a vos sé mi nombre, algo que por años intenté recordar... aunque no lo parezca, es algo muy importante para mí, y prometo no dejarte solo, gritarte ni nada, solo... quiero que estés bien... -Roberto no estaba seguro de quien o qué era ese ser, pero sentía esa extraña necesidad de cuidarlo, de saber que el estaba bien... ¿Por qué?
Un inesperado abrazo se hizo presente en ese momento, haciendo que el Roberto se preguntara: ¿Hace cuanto no recibía un abrazo?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El joven se calmó y soltó al mayor, aún abstraído.
-Gracias, Rob. Prometo explicarte todo, solo confía en mí, ¿si?
Roberto le sonrió cariñosamente y el chico le devolvió la sonrisa, haciendo que Roberto se alegre al ver al niño sonreir.
-En unas horas va a amanecer...-comentó el de rulos.
