Puede que tu primera vida sea un tutorial para la segunda oportunidad de vivir...
No fue fácil, de hecho era doloroso estar postrada en una cama por lo que durará mi vida y convertirme en una carga para el amigo de mi padre.
Pero cuando abrí los ojo...
Bueno... al parecer lo que mis padres querían decir sobre que era hora de irnos no es precisamente el día de la entrada a Alphea. Nos fuimos una semana de anticipación hacia Magix, la ciudad, esto para recordarme los lugares y evitar perderme, además de comprarme un nuevo celular con la posibilidad para hacer llamadas a planetas de distancia.
Tuve que regar un poco para que me dejaran traer la moto voladora, papá no estaba muy feliz pero tenía muchos hechizos de protección el vehículo tanto para mí como para la moto. Solo que tuvimos que comprar un bolso donde cupiera para poder transportarla, si bien no hay ninguna regla que no permita vehículos para las alumnas, tampoco es que se haya hecho antes, no es necesario cuando tienes un par de alas, pero no es como si pudiese estar transformada 24/7, así que para evitar inconvenientes sobre dónde estacionarla y las preguntas innecesarias me compraron un bolso expansible con divisiones para cuando quiera guardar mas cosas sin la necesidad de hacer un revoltijo.
Por otro lado Oslo fue la sensación, por así decirlo.
Al menos una persona de cada 10 volteaba de manera descarada a verlo y de vez en cuando la gente venía y preguntaba sobre su raza y si estaba a la venta. Los rechace y solo dije que era un perro que conseguí en la perrera de mi planeta natal.
Dejando eso de lado fue bastante tranquilo todo el camino, comimos helado, espagueti y limonada. Una lástima como dijo Bloom sobre que no hay pizza fuera del planeta Tierra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hoy quería recorrer la ciudad por mi cuenta y dejar a mamá y papá un rato a solas, Mielle no despertaría hasta llegando la tarde, así que tenían algunas horas para ellos mismos y Oslo se quedó junto al árbol de la vida descansando de la gente,
Es increíble, era como ver un mundo futurista de mi primera vida, realmente no se veía como un lugar de magia, era lo que quisimos alcanzar con la tecnología. Lo que me encantaría es conocer el planeta de Tecna, sería un sueño hecho realidad poder ver una sociedad que mezcle tecnología y magia.
Algo que sí pude reconocer fueron las crepas, aquí también existían, solo que con un toque único. Encima de ellos habían galletas bailando al son y nunca se derretía el helado sobre ellas.
Aún si ya venía de un planeta con magia y convivía de cosas que en mi anterior mundo solo se podían experimentar por libros o efectos cinematográficos, me sentía como una niña en una tienda de dulces.
Podía oír a personas en la plaza disfrutando del momento acompañados de música de una chica cantando justo en el medio.
Vestía un top rojo con un pantalón ancho, llevaba coletas altas junto a unos audífonos de color morado. Era imposible no reconocer a una de las protagonistas de este universo, era Musa.
Tenía una voz angelical, era bastante surrealista pero aún con eso el tipo de canción que cantaba era estilo pop, cuando menos me di cuenta había llegado a su lado, me miró de reojo y para evitar un momento incómodo solo le sonreí, me llegó mi momento más esquizofrénico y comencé a bailar cambiando con magia mi atuendo y zapatos.