Prólogo.

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Aclaraciones:
Quiero ambientar la historia desde el inicio, pero se me hace ilógico que Naruto, de 12 o 13 años sea padre, así que todos los novatos tendrán tres años más. 15 o 16.

Usare la apariencia de la Boruto bebé. Me gusta más Himawari, pero para fines de la historia será Boruto. 

Sin más por el momento disfruten la historia.

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Naruto solo camino molesto a la entrada de su pequeña y sucia casa. Su maravilloso sueño de él, nadando en gigantesco tazón de ramen había sido en interrumpido por el incesante llanto de un bebé.

Aún adormilado, él no se cuestiono porque había un bebé en la entrada de su casa y solo agradeció que no tenía vecinos que se molestaran por el llanto del bebé.
Hace un año, se había mudado a una casa a las afuera de la aldea en una casa que había ganado en una apuesta.

Abrió la puerta de su entrada y solo tomo el cesto donde estaba el bebé y entró, su cuerpo actuando en piloto automático. Había trabajado como niñero en ocasiones para alcanzar a llegar a fin de mes, así que tenía una vaga idea de como cuidar a un neonato.

En su cosina, aun contó con algunos biberones de los bebes que cuido y tenía algo de leche y solo espero que no le hiciera daño. Aun adormilado le dio al biberon al bebé qué dejó de llorar.

Vio una nota en la cesta del bebé y solo la tomó. "Felicidades. Tu primera vez y tuviste un mocoso. Haste cargo de él. Imbécil. ATT: Kima" leyo la nota y su cerebro tardo un poco en procesarlo.

Abrió sus ojos, todo rastro de sueño había desapareció y solo vio con incredulidad al neonato qué tomó tranquilamente su leche. Rastros de cabello de color amarillo, adornaron su cabeza, no pudo ver sus ojos ya que el bebé los tenis cerrados, pero lo que mas lo inquietante eran las marcas de nacimiento en cada mejilla.

Marcas de nacimiento iguales a las suyas.

Recordó a Kima, la prostituta con la que había perdido su virginidad.
Regreso la vista al bebé y se quedó paralizado un momento.

¿Tenía un hijo? No podía tener un hijo. Tenía quince años.

Naruto sostuvo al bebé en sus brazos, sintiendo la calidez de su pequeño cuerpo. El llanto había cesado, y ahora solo quedaba el eco de la nota en su mente: "Háztelo cargo. Imbécil."

Kima. El nombre resonaba en su cabeza como un eco distante. Recordó la noche en que la conoció. Fue en un callejón oscuro, después de un día largo donde se vio obligado a trabajar de cualquier cosa para llegar a fin de mes.

Talvez ya no tenía que pagar la renta de un departamento, pero mantener una casa, su adicción al ramen y su estúpidas compras que hacía sin supervision consumieron la pensión qué le daba el hokage.

Naruto, normalmente gasto su dinero impulsado por la soledad y la necesidad de sentirse vivo, y esa noche, hace poco más de nueve meses había buscado algo de consuelo en los brazos de la prostituta. Kima era hermosa, con exóticos ojos rojos y su largo cabello del mismo color, rasgos que habían llamado su atención cuando entró en aquel burdel. Naruto había buscado consuelo en sus brazos, y ella se lo había dado sin preguntas ni juicios.

Perder su virginidad, aunque fuera con una prostituta fue un acto especial para él, pero para ella, solo fue otro cliente más. No había imaginado que esa noche tendría consecuencias tan profundas. ¿Por qué Kima había dejado al bebé en su puerta? ¿Por qué no se había hecho cargo de él misma? ¿Porque había decidido tenerlo desde un principio? Las preguntas se agolpaban en su mente, pero no había respuestas.

Un Agradable Error.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora