Capítulo 1

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La pequeña casa de Naruto, con sus paredes de madera desgastada y las ventanas que dejaban pasar la luz del sol, parecía un refugio en medio de la naturaleza. El suelo crujía bajo los pasos de Ayame mientras ella examinaba la réplica de la espada Kubikiribocho. El metal pulido reflejaba la luz que entraba por las ventanas, y Naruto sostenía al bebé Minato en brazos, como si el pequeño fuera la cosa más preciada en todo el mundo.

La espada había sido un capricho, una forma de sentirse más conectado con el mundo de los shinobi. Naruto la había comprado hace un tiempo a un comerciante extranjero, impulsado por su amor por las leyendas y porque quería ganarse el respeto de aquel arrogante shinobi que se burlaba de él. Por eso había pagado el doble de su precio original.

--Eso solo es una réplica.-- Dijo Naruto, intentando justificar su decisión de venderla. --Y está autografiada por Zabuza.--

Ayame levantó una ceja, como si no estuviera impresionada. --Bien. Al menos podrás recuperar algo de lo que pagaste por ella.-- Colocó la espada en una pila grande de objetos que estaba obligando a Naruto a vender. La joven tenía una determinación férrea, y Naruto sabía que no había forma de convencerla de lo contrario.

El pequeño Minato, ajeno a la conversación de los adultos, bostezó y se aferró al dedo de Naruto. Su cerebro aún no comprendía nada de la situación, pero su instinto buscaba dar algo de consuelo a su inexperto padre. Naruto sonrió, sintiendo la calidez de ese pequeño agarre.

Tres días habían pasado desde que Naruto se había convertido en padre, y durante ese tiempo, no había regresado a la aldea. Su mundo ahora giraba en torno al bebé Minato, y las visitas de Miyamura y Teuchi eran las únicas conexiones con el exterior.

Miyamura, el viejo médico, lo había visitado para ver como estaba, y realizar una prueba de paternidad por órdenes del Sandaime Hokage. Teuchi, el dueño del Ichiraku Ramen, simplemente había venido a verificar si era cierto que Naruto tenía un hijo, el hombre necesito una verificación de vista para creer lo que Miyamura le había contado.
El Sandaime, otra de las figuras de abuelo en su vida, no había aparecido en su puerta. Sin embargo, Naruto juraba haber escuchado varios desmayos en alguna parte de la oficina del anciano Kage cuando presentó a Minato.

Después del shock inicial y una explicación detallada, y un sermón de la paternidad y lo irresponsable qué había sido por tener relaciónes sexuales con una prostituta sin protección, el Sandaime le había proporcionado dinero para comprar lo necesario para el bebé.
Naruto había gastado parte de esa suma en juguetes, no tan aptos para un bebé de apenas un mes de nacido, una cuna de la mejor calidad y una exagerada cantidad de pañales. Ahora, Ayame estaba allí para ayudarlo a conseguir dinero para llegar a fin de mes.

Ahora con el pequeño Minato, no pudo hacer mucho para conseguir más dinero.

--Naruto, necesitas ser más responsable.-- Ayame dijo cruzando los brazos. --No puedes seguir gastando dinero en cosas innecesarias. ¿Qué harás cuando se te acabe el dinero?--

Naruto miró a Minato, que parecía tan tranquilo en sus brazos. No tenía respuestas, solo una determinación feroz de cuidar de su hijo. El mundo de los shinobi podía ser cruel y peligroso, pero Naruto estaba dispuesto a enfrentarlo todo por el bienestar de Minato. El pequeño era su razón de ser, su luz en la oscuridad, y no dejaría que nada ni nadie le hiciera daño.

La espada, con su hoja afilada y su historia de sangre, ya no importaba. Lo único que importaba ahora era el futuro que Naruto estaba dispuesto a construir junto a su hijo. Y aunque no sabía qué desafíos les esperaban, estaba seguro de una cosa: nunca estarían solos en esta aventura. Juntos, enfrentarían el mundo y protegerían lo que más amaban.

Un Agradable Error.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora