Parte 13.

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Fourth saltó rápidamente de la cama, apresurado y al mismo tiempo asustado; se puso de pie y se alejó del agarre de Gemini. No tenía que encender las luces de la habitación, para darse cuenta que su amigo tenía razón y que estaba duro. Se había excitado por Gemini y eso estaba jodidamente mal. Justo lo que sabía, no debía pasar, sería malo para su amistad.

-Deja de molestarme -advirtió, pero el tono de voz que utilizo fue nervioso y tímido-. ¿Por qué me tocaste? -preguntó, no pudiendo ocultar su enojo.

Gemini estaba sobrepasando línea de lo insano. No quería involucrarse, aún más, de lo que ya estaba: sabía que iba a terminar llorando.

-Lo siento -Norawit se disculpo- Lo siento Fourth. No quería hacerte sentir mal, sólo, no sé que me pasó, regresa a la cama por favor: es noche.

-No, me iré a casa -el mayor se movió por la habitación para encender la luz; sin embargo, antes de que pudiera darse cuenta, Gemini tomó el brazo de Fourth y jaló de él.

-No la enciendas.

-Suéltame Gemini, he dicho que me iré a casa -trato de alejarse de su mejor amigo, pero el menor, tomó la otra mano de Nattawat con fuerza, e hizo que la palma de su mano, tocará su entrepierna. Entonces, Fourth, se dio cuenta de que no era el único excitado.

-También lo estoy. No es nada del otro mundo, completamente natural, no me averguenzo de tener una erección, eso demuestra que estoy completamente sano - sonrió de forma descarada, como si hablara de una cosa sin importancia.

Fourth dejó pasar saliva por su garganta y empezó a mover su mano sobre la tela que cubría la erección de Gemini, de forma instintiva.

-Eso se siente bien -susurro Norawit-. Tambien lo hare por ti.

-Regresemos a la cama -pidió el mayor en un susurro. Siendo consciente de que estaba a punto de arruinar su amistad.

-¿Fourth puedo darte un beso?

-Ya me has besado varias veces, ¿en serio vas preguntar?

-Treinta y nueve.

-¿Treinta y nueve?

-Ya nos besamos treinta y nueve veces, Fourth.

No pudo evitar un sonrojo en el rostro. Las palabras de Norawit, el simple hecho de que contará sus besos, eran demasiado para procesar. Ambos volvieron a la cama y se besaron muchas más veces, de lo que lo habían hecho antes.

Cuando Fourth se levantó de la cama, Gemini seguía durmiendo, se preguntó qué rayos les pasaba a ambos, para comportarse como lo había hecho a media noche.

Tocar el pene del otro, hasta que se corrieran, definitivamente no estaba en el acuerdo verbal que habían tenido. Los besos eran una cosa, meramente pasable y no tan granve, pero lo que habían hecho esa noche podía considerarse como: sexo.

En ese momento no había pensado detenidamente. Nattawat se había dejado llevar por el momento, la excitación y el placer que el causaban las manos de Gemini en su cuerpo. Aún recuerda la sensación de caer en la cama, con el cuerpo de Gemini encima, ambos calientes y tocandose por todas partes; su novio de mentiras, incluso, había lamido su pecho mientras él no podía dejar de gemir. Tampoco habían dejado de besarse. Había sido intenso y al mismo tiempo, prohibido.

¿A los cuantos besos dejamos de ser amigos? | GeminiFourth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora