Eros
"Toda mi alma necesita control..."
El Vanilla era uno de los club más grandes y prestigiosos de la ciudad. Había un acuerdo de "paz" para que ninguna pandilla, mafia o incluso la policía tuviera algún altercado, pero eso no significa que no hubiera tráfico o fuera un lugar para hacer tratos. Era el lugar perfecto y ya que no podían entrar como policías, entraron encubiertos.
Todos los involucrados estaban siendo preparados con cámaras y micrófonos, Gustabo aprovechó un momento en el que estuvo solo y sin ninguna cámara para entrar en el chat secreto de la dark web y responder el mensaje que previamente había recibido.
<< ¿Roma o Florencia?
Supongo que hablo con un fantasma, sí las cosas van cómo lo planeado... cuida tu espalda. >>
Gustabo guardó su teléfono y lo apagó para no recibir nada más durante esa noche, entró a dónde todos estaban y se puso el micrófono y la cámara. Freddy se acercó a él para asegurarse de que todo estaba bien con él, pero era una excusa más para tenerlo cerca y poder tocarlo.
— Te voy a matar Isidoro – dijo Gustabo al verlo vestido de mujer. – ¿Por qué se lo permitieron?
— Lo conoce toda la puta ciudad, era lo mejor que podía hacer – dijo el Subcomisario.
— ¿Soy linda, tete?
— Te atreves a tocarme y te mato Isidoro.
— Vámonos, es hora.
Kyle y James serían una pareja que se está divirtiendo, entraron una hora antes y fueron los primeros en mezclarse. Gustabo e Isidoro entraron juntos y fueron a la barra, mientras que Freddy y Conway estaban en una camioneta monitoreando todo lo que pasaba. Sin embargo Freddy era el más atento a la situación de Gustabo.
— ¿Les ofrezco algo chicos? – dijo la mesera.
— Un cóctel, guapa – dijo Isidoro tratando de imitar la voz de una mujer.
— ¿Y tú, guapo? – sonrió la mesera a Gustabo.
— Dame algo sin alcohol – pidió sin prestarle mucha atención.
Gustabo estaba mirando todo su entorno, la CIA y Z.E.R.O lo habían entrenado a la perfección para ser un camuflaje perfecto, pasando casi por una persona invisible, aunque el experto en camuflajes siempre sería Gonzalo.
Isidoro empezó a hacer plática con algunas chicas y lo más sorprendente es que ellas lo incluyeron de inmediato.
— Dame un whisky – ordenó un hombre que se sentó a su lado, suspiró y lanzó una maldición.
— ¿Mal día, amigo? – preguntó Gustabo.
— Muy malo – respondió y lo miró, en cuanto lo miró su rostro se iluminó y se le formó una sonrisa que puso un tanto incómodo a Gustabo. – Pero puedes arreglarlo bastante bien.
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Pólvora y Sangre
Fiksi Penggemar"El Diablo se esconde detrás del rostro más bello..." Han pasado cuatro años, después de estar en un complejo secreto militar dónde le lavaron el cerebro alterando sus recuerdos con Jack, Gustabo ha regresado la ciudad con un objetivo plantado, per...