Capítulo 11

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Eros

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Eros

"Toda mi alma necesita control..."

El Vanilla era uno de los club más grandes y prestigiosos de la ciudad. Había un acuerdo de "paz" para que ninguna pandilla, mafia o incluso la policía tuviera algún altercado, pero eso no significa que no hubiera tráfico o fuera un lugar para hacer tratos. Era el lugar perfecto y ya que no podían entrar como policías, entraron encubiertos.

Todos los involucrados estaban siendo preparados con cámaras y micrófonos, Gustabo aprovechó un momento en el que estuvo solo y sin ninguna cámara para entrar en el chat secreto de la dark web y responder el mensaje que previamente había recibido.

<< ¿Roma o Florencia?

Supongo que hablo con un fantasma, sí las cosas van cómo lo planeado... cuida tu espalda. >>

Gustabo guardó su teléfono y lo apagó para no recibir nada más durante esa noche, entró a dónde todos estaban y se puso el micrófono y la cámara. Freddy se acercó a él para asegurarse de que todo estaba bien con él, pero era una excusa más para tenerlo cerca y poder tocarlo.

— Te voy a matar Isidoro – dijo Gustabo al verlo vestido de mujer. – ¿Por qué se lo permitieron?

— Lo conoce toda la puta ciudad, era lo mejor que podía hacer – dijo el Subcomisario.

— ¿Soy linda, tete?

— Te atreves a tocarme y te mato Isidoro.

— Vámonos, es hora.

Kyle y James serían una pareja que se está divirtiendo, entraron una hora antes y fueron los primeros en mezclarse. Gustabo e Isidoro entraron juntos y fueron a la barra, mientras que Freddy y Conway estaban en una camioneta monitoreando todo lo que pasaba. Sin embargo Freddy era el más atento a la situación de Gustabo.

— ¿Les ofrezco algo chicos? – dijo la mesera.

— Un cóctel, guapa – dijo Isidoro tratando de imitar la voz de una mujer.

— ¿Y tú, guapo? – sonrió la mesera a Gustabo.

— Dame algo sin alcohol – pidió sin prestarle mucha atención.

Gustabo estaba mirando todo su entorno, la CIA y Z.E.R.O lo habían entrenado a la perfección para ser un camuflaje perfecto, pasando casi por una persona invisible, aunque el experto en camuflajes siempre sería Gonzalo.

Isidoro empezó a hacer plática con algunas chicas y lo más sorprendente es que ellas lo incluyeron de inmediato.

— Dame un whisky – ordenó un hombre que se sentó a su lado, suspiró y lanzó una maldición.

— ¿Mal día, amigo? – preguntó Gustabo.

— Muy malo – respondió y lo miró, en cuanto lo miró su rostro se iluminó y se le formó una sonrisa que puso un tanto incómodo a Gustabo. – Pero puedes arreglarlo bastante bien.

Pólvora y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora