Steve miraba su cena y se preguntaba si el verano llegaría pronto. Al iniciarse, podría descansar de la presión mental de la escuela.
La escuela... qué lugar tan aburrido, pensó. Libros y demás, bueno, al menos tenía a su amigo Dylan, un chico alegre, positivo y lleno de energía que siempre, aunque Steve no lo dijera, le alegraba el día.
Steve siempre se preguntó por qué el chico sonreía a pesar de los problemas económicos de su familia. La vida a veces era un asco para Steve, por lo que no se preocupaba por sonreír, ¿pues qué cambiaría? Nada, curiosa palabra, eso le parecía la vida, nada básica y aburrida, ni más ni menos.
Steve tomó sus cosas y fue a la escuela con pocos ánimos. "¡El último día de clases!", se escuchaba decir a sus compañeros. Cosa que, por primera vez, emocionó un poco al chico. De pronto, el ambiente se volvió más claro y cálido y, quién más si no Dylan, el único que tenía tal energía tan positiva
"¡Steve!", gritó con alegría Dylan, lanzándose sobre su espalda. Steve estaba acostumbrado a ese tipo de cosas por parte de Dylan. "¡Feliz verano!", por fin, el verano había llegado
Mientras Dylan no paraba de hablar de playa, fiestas y diversión, Steve solo pensaba en el tiempo para él.
Dylan lo sacó de sus pensamientos: "¿Qué harás tú, Steve?" Steve lo miró encogiéndose de hombros: "No lo sé, tal vez ir al bosque", respondió en el mismo tono desinteresado de siempre.
Dylan sonrió abrazándolo por los hombros y juntos se fueron a casa. Steve no paraba de pensar en su vida y Dylan no dejaba de parlotear lo buena que fue la fiesta del fin de semana y todo lo que se perdió por quedarse en casa.
Steve dejó a Dylan en su casa y se preparó para el sermón que recibiría de su madre.
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Aquel Verano
Short StoryLlega el verano y solo se puede pensar en una cosa: descansar. Sin embargo, ¿qué pasaría si en tu pueblo comenzaran a suceder cosas extrañas y a los ojos de todos fueras el único culpable?