Tormenta cap 5

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Ese momento fue claro cuando, pasadas las tres y cuarto de la noche, tocaron insistentemente la puerta de su casa. Steve bajó para encontrarse con su madre y dos oficiales.

¿Sospechoso? ¿Asesinato? Confusión… Tan confundido como este texto debe dejarte.

Steve bajó las escaleras, confundido. ¿Quién estaría tan loco de tocar a esa hora? Su madre charlaba con los oficiales, por lo que Steve decidió regresar a su habitación. Pero en ese momento, su madre lo detuvo.

“Steve, cariño, baja un momento”, le dijo. Steve se acercó. “¿Sucede algo?” Los oficiales lo miraron y comenzaron a hablar sobre lo que estaba ocurriendo.

“¿Usted es Steve Robles?” Steve asintió. “Hace unos días, un leñador encontró cerca del lago dos cuerpos”. Steve miró a su madre y luego a los oficiales. “¿Y todo esto qué tiene que ver conmigo?” El oficial sacó de su maletero una pala y unas sogas. “¿Las reconoce?” Steve supo de inmediato de qué se trataba esta visita. “Sí… Bueno, cualquiera tiene palas y sogas…” La madre de Steve intervino. “Así es, nuestra cochera está llena de estas cosas”. Steve la miró con desconfianza. “También tenemos registro de su ingreso al bosque desde hace más de un año, supongo. Porque claro, todo esto es… una suposición. Usted gozó de esos privilegios por ser parte de una familia con buena estabilidad económica”. Steve notó cierta burla en la manera de hablar del oficial sobre su familia y su situación. “Supongo que no puede arrestarme en este momento, ¿verdad? Porque no tiene suficientes pruebas”. El oficial rió. “Es divertido cuando juegan a ser los chicos listos, ¿sabes? Y cuando menos se lo esperan, estoy tras de ellos con un par de esposas y una orden de arresto”. ¿Eso fue una amenaza? ¿Una advertencia? No lo sabía, pero Steve tenía claro que su palabra no sería suficiente. Ya era un sospechoso, y la policía no estaba de su lado. “Bien, pues supongo que no tiene más que hacer aquí por el momento”, dijo Steve. El segundo oficial miró a la madre de Steve. “Tiene usted un chico muy inteligente, señora”, comentó el primero.

El oficial miró a Steve y se inclinó ligeramente el sombrero. “Con permiso”, sonrió, y ambos se marcharon.

La madre de Steve estaba confundida y preocupada. Su hijo era el primer sospechoso, y a Steve le dolía el estómago por todo lo que le pasaba por la cabeza en ese momento. La mente, a menudo, es un agujero de emociones y pensamientos que te absorbe por completo, especialmente cuando tienes claro que todo va mal…

Aquel Verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora