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Describir a Cassius como preocupado en ese momento era quedarse corto, estaba casi histérico, estaba en sexto año escolar y se preocupaba como si estuviera en el último, pero no podían culparlo siempre había sido alguien muy preocupado por sus estudios y una mala nota lo hacía enfadarse consigo mismo.

— Cass, cariño, deja de dar vueltas me aturdes un poco. — La voz dulce de su madre llamo su atención, paro sus pasos en círculos, mientras la mujer se acercaba a él. — Se que estás nervioso y preocupado pero este año será increíble, saldrás tan bien como lo esperas mi pequeño.

Ah, su madre, esa mujer que no cambiará ni por todas las bobedas de Gringots, siempre los daba su apoyo incondicional, les daba su amor y su comprensión, y les deba porque eso incluía al inmaduro de su hermano, joder cuanto daría por qué no lo relacionaran con él.

— Además, estará el pequeño de Slytherin, seguro este año te acercas más. — Murmuró con aquel tono coqueton que solo las madre tenían, alzando sus cejas un par de veces.

— Mamá, no hables de eso aquí. — Regunfuño mientras un tono carmín se pintaba de sus mejillas hasta casi sus orejas. — James arruina después mis planes.

Su hermano saboteaba todos sus acercamientos con el menor de los Black, desde cartas que quemaba hasta chocolates que el muy idiota se devoraba, no sabía por qué tanta insistencia con Regulus si el estaba detrás de Evans, Lily Evans, la pelirroja que también le caia mal.

Su madre negó un par de veces mientras dejaba suaves caricias sobre sus mejillas, de manera cálida. — No lo hará, papá y yo nos encargaremos de mantenerlo distraído con quidditch, todo saldrá bien, ya lo verás. — Las palabras lo reconfortabam en demasia. — Ahora sube al tren o te deja, no quieres eso en tu primer día.

— Gracias, mamá, te amo. — Dejo un beso en la mejilla de la mujer antes de subirse al tren, listo para otro año de clases.

Agradecía a Merlín que su vagón estuviera separado del de su hermano, por ser Gryffindor y por un año más abajo que él, de lo contrario se matarían a golpes aún sin llegar.

— Potter, presentame a tu mamá, se ve que da buenos consejos. — Aquel comentario venía de Barty, amigo de Regulus, quién se caracajeo hasta más no poder.

Claro, hasta un chorro de agua cayó sobre su rostro dejándolo empapado y sin ganas de reír, ahora quién reía era Cassius, observando a lo lejos al menor Black acercarse.

— Imbécil. — Murmuró hacia Barty antes de quedar embobado por el pequeño Regulus, era tan solo un año menor que él, pero ya lo tenía embobado como un estúpido enamorado. — Hola Reggie.

— Hola Potter, ¿por qué estás tan agresivo con Bart? — Inquirió mientras se sentaba frente a él empujando con su suerpo a Barty para que no le estorbara, recibiendo una maldición por parte de este. — Aunque no te niego que te ves muy atractivo estando tan agresivo.

Aquellas palabras hicieron efecto en su cuerpo, siente un escalofrío recorrer todo su cuerpo mientras relame sus labios observando después a Regulus con una sonrisa coqueta.

— Oh pequeño Reggie, existen muchas más formas en las que me veo atractivo y agresivo.  — Su voz se hizo de un tono más bajo y atractivo, sin dejar de sonreír. —

— Muero por conocer esas formas, Cassius. — Disfruto tanto su nombre salir de los dulces labios de Black, no quería que su mente volará más lejos pero era inevitable. —

— Pervertidos de mierda, ¿quieren callarse? Ni si quiera hemos llegado a Hogwarts para que se quieran coger.

Aquel lugar se llenó de risas ante las palabras del Slytherin menor, aunque muchos pudieran pensar que las serpientes eran amargadas, en realidad era una de las casas con más sentido del humor pero solo entre ellos.

El hermano de Potter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora