iv. olhos assim

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—mararía.
( OLHOS ASSIM. )

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     María caminaba de un lado al otro en la habitación de Hilda, todo el mundo estaba reunido ahí. La atmósfera estaba tensa, tanto que se podía oír el murmullo de los grillos a lo lejos entre el sórdido silencio que inundaba la Zona Bohemia.

    —¿Acaso Dios les dio permiso para hacer estas…? ¡Barbaridades! —María, trémula y chispeante, habló— ¿Quiénes se creen que son para juzgar?

    —Ay, María —Leonor parecía decaída, aunque en ella seguía creciendo aquel tumor agrio que la corroía por dentro—. Solo gastas saliva quejándote de esa gente. No podemos hacer nada al respecto, ha sido siempre así y seguirá siéndolo por mucho tiempo.

    Hilda peinaba su cabello, completamente excluida de la conversación mientras miraba su reflejo. Perdida en sus ojos, pensando en lo sucedido y en cómo contraatacar.

    —No entiendo, de verdad no entiendo —Sus palabras salían atropelladas, la impotencia y la ira tomando poder sobre ella— ¿Por qué no entienden? Ellos son los primeros en crear lugares como estos para poder vivir del pecado en silencio, sin que sus vidas se vean afectadas —Su voz sonaba bajita, pérdida en el mar de su acento caribeño—. ¡En lugar de atacarnos deberían pensar quién nos puso aquí!

    María se sentó de golpe en la cama de Hilda y María Tumba Hombres le pasó un brazo por encima de los hombros tratando de calmarla.

     —¿Crees que van a ponerse a pensar? —cuestionó Hilda, con ironía — Eran así incluso antes de que yo huyera ¡Y va seguir igual! Por eso hay que pelear, hay que demostrar que no nos pueden sacar de aquí.

     Cinturita asintió, totalmente de acuerdo con las declaraciones de la muchacha más joven. Hilda no estaba dispuesta a esperar disculpas o preguntas, ella solo quería pelear, aferrarse a ese lugar, no dejarles nada fácil. Y los demás le seguirán, sea como sea, porque todos dependían del barrio Bohemio.

    —Yo doy mi vida por la zona.

    —Yo también.

    —Y yo —murmuró Divinea, no del todo convencida. —¿De qué viviremos si cierran la zona? Y no lo digo por mí, eh. Lo digo por los demás, los que no tuvieron tanta suerte como yo que bailaba en Europa…

    —Ya lo entendimos —María Tumba Hombres la cortó, sin ánimos de escucharla parlotear sobre sí misma—. Tenemos que encontrar la forma de devolverles el golpe, algo que nos de fuerza.

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⏰ Última actualización: Apr 07 ⏰

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𝗠𝗔𝗥𝗔𝗥𝗜́𝗔 | fray malthusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora